Opinión Nacional

Misión Bombillito Rojo

En una escena de “James Tont Operazione U.N.O.” (1965) Lando Buzzanca, interpretando al agente 007½, va pilotando un cohete espacial y el control terrestre le informa que la luz roja que se acaba de encender indica una situación grave. De no apagarse en los próximos segundos significará la destrucción de la nave y su muerte segura. Después de pensarlo un poco, el agente Tont rompe el bombillito. Enseguida es felicitado por su habilidad para resolver el problema.

Aunque puede no haberla tomado de esa fuente, el Gobierno Bolivariano emplea esa estrategia cada vez que aparece una señal de alerta. Su lema parece ser, parafraseando lo dicho por Bolívar luego del terremoto de 1812, “Si la realidad se opone a nuestras declaraciones, peor para ella”.

En ocasión de la enternecedora carta de apoyo que envió el primer mandatario al querido compatriota Ilich Ramírez y las subsecuentes quejas por el apoyo mostrado a un terrorista, el Canciller Rangel y su viceministro decidieron introducir la necesidad de reválida. Según ellos, el “Chacal” no era un terrorista porque aquí en Venezuela no había hecho nada. ¡Crash! Lástima que no apliquen un criterio equivalente a los médicos cubanos.

Cuando el índice de desempleo era tan alto que ni las estadísticas oficiales podían ocultarlo, el Presidente Chávez y el Ministro Navarro hicieron una demostración televisada de la Misión Bombillito Rojo. Allí razonaron, como si todos fuéramos cómplices en la argucia, sobre cómo dándole una beca-salario a una enorme cantidad de desempleados los convertirían en estudiantes y reducirían el acusador índice. ¡Crash!
Hace pocos meses el mismo Instituto Nacional de Estadística de ahora, presidido por el mismo Elías Eljuri, informó que la pobreza había aumentado 10% durante el gobierno que tenemos desde el siglo pasado. Según su reporte más reciente, que no comenta la contradicción con el anterior, resulta que lo que ha habido ha sido una declinación constante, con la obligatoria subida debido al “Paro Golpista”, infaltable en toda explicación oficial sobre cualquier cosa.

Una de dos, o los datos anteriores los imprimió la editora encargada del famoso libro de Jorge Rodríguez, o el Presidente Eljuri es un caso más de la Misión Milagro, a través de cuya intervención recuperó la vista y logró descubrir cifras y grafiquitos cónsonos con la realidad que el otro presidente ordena. Ciertamente, la memoria de Eljuri luce un precio insignificante a pagar por semejante visión.

El logo del INE debería incluir el famoso anuncio de los zapateros: “Se hacen y se componen”.

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