Misión Voto
Una vez culminada una nueva jornada electoral bajo la era Chávez, el
mejor equipado y más moderno CNE de la historia democrática venezolana
embarcó nuevamente a los electores quienes se quedaron hasta tarde
esperando por los resultados de las elecciones, así como por los índices de
abstención. Por su parte la oposición anunciaba que la abstención estaba
entre 85 y 90 por ciento. El silencio del CNE, le dio paso a la
evidencia, a lo que todos vimos y en consecuencia, la prensa venezolana
amaneció el lunes 8 de agosto 2005 con los siguientes titulares: poca
participación, paisaje desolador, fallida convocatoria, sin pena ni gloria.
La abrumadora abstención de éste domingo 7 de agosto 2005, se convertía así
en el nuevo dolor de cabeza, para un régimen que creía tener todo
controlado en materia electoral. ¿Qué hará el régimen para que no se
repitan casos tan grandes de abstinencia electoral?
Con esa interrogante abordé temprano en la mañana a la historiadora y
consejera editorial de webarticulista.net, Elizabeth Burgos, quien andaba
al igual que yo buscando cifras oficiales. Inmediatamente y sin titubear,
me dijo que los chavistas van a tener que terminar pagándole directamente a su gente
para que vaya a votar. Algo por el estilo- continúa Burgos se practicaba
en Cuba antes del 59 y se llamaba la «botella»; en el libro Castro el
infiel, su autor Serge Raffy cuenta que en el cuarto de Fidel Castro, el
padre de éste guardaba en efectivo el dinero de las «botellas» que iba a
repartir entre los campesinos para que fueran y votaran por el candidato
que él había escogido. Es decir, – finaliza Burgos – era una cosa muy
sofisticada en el campo, donde los grandes propietarios costeaban los votos
para los candidatos que luego representarían los intereses del dueño de la
finca. Dicho esto, y comprobado como quedó éste domingo 7 de agosto 2005,
que los piches Bs. 30.000, junto a unas exiguas bolsas de comida que
algunos alcaldes oficialistas capitalinos repartieron entre sus electores,
no incidieron para nada a la hora de revertir la fuerte tendencia
abstencionista; si el régimen quiere invertir la tendencia en las
elecciones legislativas previstas para diciembre próximo, deberá dejar bien
atrás la amenaza estilo lista Tascón, para pasar a un atractivo incentivo
en metálico a través de su propio plan «botella» el cual me adelanto en
denominar «Misión Voto».
No obstante, antes de llegar a esos extremos de
prostitución ciudadana, y ante esta nueva deslegitimación que sufre hoy el
régimen es el momento para que la oposición venezolana logre finalmente
conformar una alternativa política, la cual unida a través de un medio,
como bien podría ser el artículo 350 de la Constitución, le devuelva a los
venezolanos la posibilidad de soñar con un futuro promisorio, guiados por
líderes corajudos, de manera de recuperar no solo la democracia, sino la
dignidad de todos y cada uno de los ciudadanos venezolanos.
