Opinión Nacional

Morir matando

Para entender en su exacto sentido esta frase tétrica de morir matando, con la que titulo este escrito, les sugiero leer el escrito anexo: http://ibsenmartinez.com/archives/1687 titulado: “El Tercer Acto de Hugo Chávez”, por el escritor venezolano Ibsen Martínez, con indudables éxitos como: cineasta, columnista y dramaturgo.

El lector se dará cuenta del verdadero drama por el que pasa Venezuela. Empezarán, a entender – aquellos que hasta ahora no lo han hecho – del porqué los venezolanos hemos llegado a un estado de desesperación tal, que incluso algunos preferiríamos cualquier tipo de situación final, deferente a la actual, que al menos nos garantice alguna esperanza de calidad de vida medianamente sensata, y razones para seguir soñando.

Con la paranoia y el nivel de megalomanía de un presidente, como el que se describe en el escrito mencionado, quién ha acumulado tal poder político con el uso de triquiñuelas, manipulaciones, ilícitos y componendas; los venezolanos tenemos razones y argumentos para buscar salidas alternas que nos liberen de esa enorme pesadilla política, económica y social por la que pasamos desde hace varios años, algo más de una década.

Morir matando, frase extraída del citado texto,  es una de esas situaciones a las que llegan los delincuentes comunes, con un historial delictivo tan extenso, y entradas incontables a las cárceles, que prefieren morir que volver a éstas y seguir con su desquiciada vida. Es un estado de desesperación que les hace perder el equilibrio y la sensatez, como para preferir no seguir viviendo y optan por seguir matando aun cuando en ello se les vaya la vida.

Morir matando es una decisión cruel y fuera de toda lógica sana, puesto que no resuelve nada, ni satisface a nadie, como no sea al egocentrismo de la persona que decide ejecutar tan brutal y bochornoso acto como una solución a sus problemas.

Hemos visto por televisión y el cine infinidad de estos actos desesperados de personas desquiciadas, delincuentes o no, que poseídos por momentos de desesperación, prefieren morir matando, que seguir viviendo aún cuando les quede espacio para una larga vida.

Morir matando, y considerar tal acto como un triunfo, cuando la persona que lo propicia sabe que se va a perder la vida debido a una enfermedad terminal, es una decisión aun más dramática, cruel e inexplicable, puesto que denota un egoísmo excepcional en el momento de los días finales de la persona, quien pierde todo tipo de sensibilidad, sensatez y capacidad de arrepentimiento por sus faltas; así como denota una falta absoluta de misericordia, amor y respeto por las victimas a quienes ha condenado por su decisión de morir matando.

Los sicólogos y médicos siquiatras tienen la última palabra para  diagnosticar el tipo de enfermedad mental que padecen las personas que actúan bajo este esquema emocional de morir matando. En el supuesto negado de que el aludido columnista tenga la razón y morir matando sea el oscuro final de este drama venezolano, solo Dios podrá juzgar tal decisión, y en sus manos estaría el perdonar o no a quién la toma, por tan aborrecible crimen colectivo, que bien pudiera calificarse de genocidio.

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