Opinión Nacional

No pidamos peras al Olmo.

Todo en este mundo, si es malo, escondido, o contra la buena fe y costumbres, parece mentira, pero hace daño y se contagia, y siempre, como un apotegma, sale a la luz pública. Por supuesto que no podía haber excepción en el mundo de la política, y yo hasta diría que es allí conde hacen caldo de cultivo las barbaridades, atentados contra la buena fe y la cordura ciudadana.

Que conste que no lo inventé yo, sino que hoy, en este mundo de la globalización y en tiempos donde la cultura tecnológica se convierte en aterradora persecución contra lo malo, lo oculto y lo indeseable de los seres humanos, todo se sabe y todo aflora al fin y al cabo, a corto o mediano plazo.

De nuestra querida Argentina, tan desgraciada y desafortunada como nuestro país en cuestiones de política pacotillera, y donde parece mentira, igualmente se acabaron los líderes serios políticos, nos llega la noticia sombría de que el otrora Presidente de esa gran nación, Kirchner, ahora «príncipe con suerte» con su pareja, igualmente mediocre o medio palo, como solían decirle en Venezuela a gente de esa calaña, fue un pobre y desafortunado alumno universitario, a quien no una sino en varias ocasiones le reprobaron en sus exámenes universitarios, y lo peor, como ocurren esas cosas del cruel destino luego hasta le concedieron doctorados “honoris causa”, honor reconocimiento meritocrático destinado a reconocer grandes y honorables personalidades, honestas, serias y dignas de convertirlas en ejemplo.

Uno se pregunta en casos como el comentado, como pueden ocurrir cosas tan lamentables como que luego esos mismos sujetos se les confieran tales menciones honoríficas, ante hechos tan lamentables como los que evidencian sus prontuarios universitarios. En efecto, dice el comentario al respecto, que hace dos años, el Presidente de la Universidad Nacional de la Plata, al proponer el aludido galardón para Néstor Kirchner, la autoridades tuvieron que cumplir con la rutina de revisar el expediente universitario del susodicho ciudadano y se encontraron con que en el mismo se registraban 17 exámenes con «aplazado», tres de los cuales eran en economía política y de los que uno mereció la inusual calificación de cero absoluto.

Indudablemente que el anotado suceso pone en evidencia que el resultado de la gestión presidencial de tan insólito candidato, y el que ahora ejerce por igual a través de su mujer, de manera alguna puede ser considerado apropiado o siquiera adecuado, todo lo cual está avalado por los antecedentes universitarios del sujeto de marras.

Aplicando lo dicho al caso nuestro, no iguales, sino peores resultados estoy seguro se pondrán de manifiesto, al revisar los antecedentes de la carrera educacional civil y militar de quien dice nos manda y ejerce la posesión material de la silla de Miraflores.

Con ello y como podrán observar, al juzgarse sobre la carrera política de dichos mandatarios, queda plasmada la irreverencia del conocido refrán popular de que no pueden pedirse peras al olmo.

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