Opinión Nacional

Noveno Inning

Una pregunta me ha estado dando vuelta en los últimos días: ¿estamos en la segunda del noveno inning?, es decir estamos ya a punto de que se acabe el juego, usando una metáfora del béisbol para referirnos a la lucha política actual en Venezuela. He escuchado opiniones, especialmente a partir de la decisión del CNE de someter las firmas al proceso de rectificación y reparo –y no sólo de los sectores opositores más radicales-, las cuales apuntan a que efectivamente es la hora de colgar los guantes y dejar la pelota en el terreno. Me parece que políticamente sería un tremendo error.

La oposición de Venezuela ha jugado, por razones que para mí aún permanecen en el más absoluto misterio, a que estamos indefectiblemente en la segunda del noveno. El paro, su injustificada extensión por dos meses y el sostenimiento de una estrategia política exclusivamente en la consigna “Chávez vete ya”, se inscribieron a las claras en lo que apuntamos: quienes dirigen a la oposición están obsesionados con la inmediatez, y –por tanto- no tienen un plan que pueda ver un poquito más allá.

De la confusión que reinó entre la dirigencia opositora, hasta que providencialmente apareció Pompeyo Márquez para trazar una mínima estrategia, se puede extraer que allí estaba ausente un plan “B”, para dar respuesta a una decisión del CNE como la que se produjo, amén de las cartas bajo la manga que manejan algunas organizaciones.

Por otro lado, de forma sistemática, la Coordinadora Democrática se ha manejado en un escenario en el cual pareciera no existir un contendor. Es decir, se cree que por el sólo hecho de generar una cierta acción el presidente Chávez automáticamente debe irse o ser sacado del poder. Creo que es otro de los pecados capitales de la CD. Chávez, y lo que su gobierno simboliza para una parte importante del país –más allá de que estemos opuestos a su forma de ejercer el poder-, constituye una realidad política que no puede obviarse o creer que va a desaparecer por arte de magia.

Chávez ocupa hoy el poder no por mera causalidad o accidente. Básicamente es un estratega político y menospreciar su capacidad en ese terreno ha llevado a errores importantes en el pasado reciente.

En su afán de presentar una situación de fin de juego, de que ya no queda otra opción que colgar los guantes y batir la pelota, antes de abandonar el terreno de juego, la oposición silencia otra cuestión de fondo: un referéndum en sí mismo no va a significar la superación de la crisis en la que estamos. Para alcanzar ese objetivo hace falta voluntad compartida tanto de gobierno y oposición, espacios de negociación política y disposición de reconocer y respetar –políticamente- al otro. Ninguno de los actores está apostando a eso en el actual escenario pre-electoral, y evidentemente no se logrará sólo con que haya una consulta en las urnas de votación. Me parece que no estamos en la segunda del noveno inning, y lo que tenemos es juego para rato. Se trata, centralmente, de un proceso político, en el cual la oposición venezolana deberá tejer estrategias en varias direcciones, con escenarios de corto, mediano y largo plazo, porque como decía un viejo filósofo del béisbol: el juego se acaba cuando termina.

(*): Periodista/Prof. Universitario

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