Para luego, ya era tarde
«Bolivarianos, bolivarianas,
Esta cadena de hoy no estaba prevista. Pero los terribles acontecimientos en
la hermana república de Estados Unidos, hacen que el gobierno revolucionario
de la República Bolivariana de Venezuela que presido, tenga que interrumpir
la tarea ardua que llevamos día tras día, para expresar solidaridad al
gobierno y al pueblo estadounidense. Ustedes han podido ver lo ocurrido en
las ciudades de Nueva York y Washington, el ataque terrorista que han
sufrido las torres gemelas y el centro de defensa militar, el Pentágono. En
Venezuela, república con fuertes cimientos en la paz, estamos consternados,
y queremos expresar nuestro más contundente repudio a estos sucesos que
enlutan a todo el pueblo americano, y no sólo a los estadounidenses. Somos
todos americanos, que así lo sentía Bolívar, y así lo sentimos todos. La
gran revolución es la paz, la que construye la paz, la que busca la paz.
Quiero en nombre de todos los americanos de la patria de Bolívar enviar un
mensaje de solidaridad a los estadounidenses, hacerles llegar nuestras más
sentidas palabras de condolencia a cada uno de ellos por las pérdidas de
vidas.
Que no haya confusión. No se equivoquen amigos y enemigos de la revolución
bolivariana. La República Bolivariana de Venezuela, sus hombres, mujeres,
los niños, las niñas, los ancianos, su gobierno, todos los venezolanos
deploramos estos hechos. No apoyamos ningún acto de violencia. Creemos en la
autodeterminación de los pueblos, en la soberanía. Queremos, en este momento
tan difícil, expresarle al Gobierno de los Estados Unidos, al Presidente
George Bush, y a todos los estadounidenses, que somos y seremos siempre
amigos y aliados. Repito, rechazamos enérgicamente este acto terrorista. Le
he dado instrucciones al Ministro de la Secretaría de la Presidencia, al
Canciller y al Ministro de Defensa que se comuniquen de inmediato con sus
homólogos estadounidenses, y les ofrezcan toda nuestra ayuda. Estamos en
contacto además con el Secretario de la OPEP, Alí Rodríguez, de manera de
hacer todo lo posible para que no se desestabilice el precio del
petróleo…»
Palabras más, palabras menos, éste es el mensaje que ha debido escuchar todo
el pueblo venezolano en este trágico 11 de Septiembre. No lo escuchamos.
Mientras los mandatarios de todo el mundo tomaban el micrófono, el nuestro
calló. Los venezolanos vimos desfilar en la pantalla del televisor a De la
Rúa, Fox, Blair, Cardoso, Schroeder, Putin, Chirac, Aznar, Solanas, por sólo
mencionar algunos. El nuestro optó por un doloroso silencio. En la tarde
envió a su Ministro de la Secretaría, quien leyó un lacónico mensaje. No
entendió que ésa no era una tarea delegable en un subalterno. Esa le tocaba
a él.
¿Nos representa realmente un Presidente que no cuida las relaciones con
nuestros tradicionales aliados en el hemisferio, que no entiende que el
cargo comporta deberes, que no comprende que no se puede formar parte del
concierto de las naciones si no se sabe manejar la batuta? ¿Es realmente
adecuado un Presidente de los venezolanos que no se conduele con los que
como americanos también nos duele?
Tanto que habla, y cuando se necesita que lo haga, guarda patético silencio.
A estas horas, 11:42 p.m. del martes, sigue mudo. No tengo duda que hablará.
Pero era necesario que lo hiciera el mismo 11 de septiembre. Que para luego,
ya era tarde…
