Para traer al nuevo año
La semana pasada hice, por segundo año consecutivo, la lista de las cosas que deseo botar por la ventana para comenzar el año con el país que quiero. Hoy hago la lista de las cosas buenas para tener y mantener en el año nuevo:
Los medios de comunicación, una de las instituciones que goza de la mayor credibilidad en el pueblo venezolano por su idoneidad, seriedad y precisión al informar, juzgar y opinar. Por la oportunidad, el impacto y los efectos de sus denuncias, quiero destacar a las periodistas Marta Colomina, Marianella Salazar, Patricia Poleo e Ibéyise Pacheco, su tenacidad y firmeza en la búsqueda de la verdad, y su coraje al no ceder ante las amenazas que pretenden cercenar la libertad de expresión.
Al ejemplo de valentía, rectitud y decencia que dejó el periodista Alvaro Miranda.
A Fedecámaras y a la CTV, por su indeclinable decisión de llevar adelante el paro que sentó precedentes en nuestra historia democrática. A Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega, líderes necesarios en estos momentos de crisis.
A José Luis Betancourt, Presidente de Fedenaga, porque sus gestos de valor permanecerán como símbolos de estos tiempos.
A todos quienes han hecho sentir su voz en defensa de la libertad para educar y la educación para la libertad, en particular a Leonardo Carvajal.
A las fuerzas de la oposición: organizaciones no gubernamentales y los partidos políticos, tan necesarios para la vida democrática, para que ayuden a construir el país que deseamos.
A la Red de Veedores.
A la acción cívica del grupo Mujeres por la Libertad.
A José Antonio Abreu y sus orquestas, pautas de excelencia a nivel mundial.
A la alegría y la solidaridad del venezolano, para que se impongan ante el odio y la división que se pretende.
A los médicos, los maestros y los policías venezolanos, víctimas eternas de un sistema que no funciona, con la esperanza de verlos reivindicados.
A los inmigrantes que han hecho de Venezuela su patria, con agradecimiento y cariño por el amor que le profesan a esta tierra.
A la amistad de naciones con gobiernos democráticos y sistemas de libertades.
A millones de cacerolas que harán falta para sonar la protesta de tantos millones de venezolanos.
A la selección de fútbol de Venezuela, con la certeza de que bajo la dirección, el estímulo y la pericia de Richard Páez los veremos en el Mundial del 2006.
A la Liga Profesional de Béisbol Venezolana, y a los venezolanos que juegan en las Grandes Ligas, que día a día nos hacen sentir orgullosos de lo que somos y de lo que en todos los ámbitos podemos llegar a ser.
A las mujeres venezolanas, baluartes de mucho de lo noble, lo hermoso y lo preciado de nuestro país.
Y como siempre, al pueblo venezolano. A ese pueblo bueno, alegre, sufrido, abierto, trabajador, que merece un presente de esperanzas y un futuro de realidades.
