Opinión Nacional

Petróleo Light

Sería no-solo injusto sino mezquino, ignorar que Venezuela como país y (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/»,»Hugo Chávez»)%) como Presidente de este país, se han anotado un éxito casi de medalla de oro olímpica con la Conferencia de la (%=Link(«http://www.opec.org»,»OPEP»)%) instalada el miércoles 27 de este mes. Cuando escribimos esta nota aún no se conocen los resultados definitivos, tanto prácticos como teóricos de la misma, ni cuánto de la retórica que suele fluir en cascada en estas reuniones internacionales, se traducirá en hechos concretos. Pero no deja de ser un pellizquito en el ego tan auto flagelado de los venezolanos que de pronto y aunque sea por unos días, el mundo desarrollado, ése donde siempre ocurren cosas trascendentales que nos involucran y arrastran sin pedirnos permiso, se ocupe de nosotros. Estábamos en Nueva York el día de la inauguración de la Cumbre y el nombre de Venezuela saltaba en casi todos los noticieros, sin muchos detalles pero algo es algo. El New York Times en su edición del domingo 24 de este mes, destinó media página a un artículo sobre Chávez, lleno de lugares que ya se han hecho comunes sobre su personalidad, antecedentes, intenciones, relaciones con Fidel Castro, deseos de irritar a los EEUU, entendimientos con la guerrilla colombiana, etc., etc. El autor del artículo reconocía sin embargo, los méritos del mandatario venezolano en revitalizar a la OPEP y en promover esta Cumbre de países productores de petróleo, justo cuando los precios del mismo andan por las nubes. En fin, que hasta quienes adversamos el qué y el cómo de Chávez y por eso nos preguntamos a cada rato por el cuándo, nos vemos obligados a reconocer la ligereza en que incurrieron muchos opositores al régimen, mejor informados que quien esto escribe sobre el tema petrolero, cuando vaticinaron que esta reunión sería un show de tercera con puros segundones. Y para no parecer de esos criticones que siempre le andan buscando alguna cojera al gobierno chavista, omitiremos el Himno a la Unidad de la OPEP, obra poético musical que suponemos debe ser un monumento a la cursilería si tomamos en cuenta que allí está metida la inspiración del poeta de la pena de muerte, Hernán Grüber Odremán. ¿Acaso la eficiencia de un negocio necesita de himnos? Pero, prometimos pasarlo por alto.

En su discurso inaugural el Presidente Chávez asumió la defensa del precio actual del barril de petróleo comparándolo con lo que cuestan un barril de Coca Cola ($78,7), de agua mineral ($94,37), de leche ($ 150), de helado ($1.150), de shampoo ($.2.056), de salsa tabasco ($2.600) y de bronceador ($.5.365). Así a simple vista la argumentación es impecable, sólo que de todos esos bienes de consumo masivo el único realmente imprescindible es la leche. El agua mineral pasaría a serlo en aquellos países donde la gente se enferma por la pésima calidad de sus aguas pero si son tan pobres como para no tener agua potable es fantasioso suponer que acudan al agua mineral. Y es aquí donde queremos detenernos. La escalada de los precios del petróleo no solo afecta a los países ricos del Primer Mundo que seguramente encontrarán vías de solución, como lo hicieron cuando el boom de los años 70, sino que golpea de manera cruel la ya bastante agónica economía de los países pobres. Y el problema está en que ese barril de leche que cuesta l50 dólares tendrá un precio mucho mayor porque no basta que las vacas den leche para que los niños la tomen, sino que detrás de la producción, la distribución y la comercialización de ese alimento, está el petróleo como lo está en todos los rubros de la producción de alimentos y medicinas. No son solo los países ricos los que necesitan calentarse en invierno, también muchos pobres sufren las inclemencias del tiempo especialmente si la calefacción se les hace inalcanzable. Es así como transformar el tema en una confrontación de ricos versus pobres resulta, cuando menos, simplista. Los países del Tercer Mundo, mundo éste al que pertenecen todos los miembros de la OPEP, invocan permanentemente la responsabilidad que tienen los del Primer Mundo en asuntos como la deuda y la pobreza de gran parte de la humanidad. Chávez fue apenas uno de los muchos Presidentes que en la Cumbre de la ONU se refirió a esas tremendas desigualdades. ¿Cuál es la responsabilidad que nos toca a quienes poseemos ese recurso natural del que dependen desde la más poderosa transnacional hasta el más pobre y primitivo agricultor?.

Es ineludible mirar hacia adentro de los países miembros de la OPEP, casi todos países ricos con pueblos pobres. En nuestro caso, el discurso chavista ha estado dirigido a cuestionar las cuatro décadas de democracia bipartidista con el argumento de que los inmensos ingresos petroleros fueron a parar a los bolsillos de los corruptos. Se trata de una verdad a medias que es lo mismo que una media mentira. Fue mucho lo que se hizo gracias a esos ingresos pero también fue mucho lo que dejó de hacerse. Y algo que se calla con torcidas intenciones pero que es bueno tener presente: En cuarenta años vimos llegar el barril de petróleo a precios astronómicos pero también desplomarse. Lo más grave es lo que hasta hoy mantenemos sin perspectivas de cambio: Continuar nuestra dependencia total del petróleo que por ser del Estado permite a cada gobierno manejarlo a su antojo y hacernos así esclavos de sus políticas económicas. Tiene la gran oportunidad este gobierno, favorecido por los más altos precios petroleros de todos los tiempos, no de administrar la riqueza con criterio de escasez sino con criterio de futuro. Transformar esos ingresos en educación, salud, vivienda, trabajo y oportunidades para la inversión privada. La excusa de los cuarenta años pasados se agota.

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