Opinión Nacional

¿Por qué fracasó el Secretariado del CNP?

El Secretariado Nacional del CNP convocado para el pasado jueves 30 de marzo, fue un rotundo fracaso, como era previsible, dadas la división político-partidista que abruma la vida del Colegio Nacional de Periodistas, y la deslucida gestión de su actual Junta Directiva Nacional, cuyo ejercicio debió cubrir el lapso 1998-2000 y se ha prolongado por seis años más, sin elecciones ni eficacia político-gremial.

La crisis generalizada que vive el CNP incumbe directamente a los más de 13 mil periodistas profesionales (Art. 2 LEP) que lo integran, a nuestros millares de futuros colegas que sueñan y estudian duro en las escuelas universitarias de Comunicación Social, a la sociedad en general y, hay que resaltarlo, a los factores de poder político, económico, comunicacional y hasta mafioso que rondan el (y quiere apoderarse del) circuito comunicacional venezolano.

Lo que ocurra en el CNP tendrá significativas consecuencias sobre el país, como siempre ha ocurrido con la vida del gremio periodístico venezolano; de la misma forma como los acontecimientos políticos nacionales retumban a lo interno del CNP y en el ejercicio profesional del periodismo. No hay profesión más “Política” que el periodismo, ni área de desempeño profesional que sea mayormente impactada por los acontecimientos y tendencias políticas expresadas en el seno de la sociedad.

La ausencia de 14 Seccionales, entre ellas Distrito Capital y Zulia, las dos más grandes, fue el puntillazo, formalmente hablando; pero el fallido Secretariado, en sí, fue muestra y consecuencia del hundimiento sostenido de una gestión fracasada que no supo montarse sobre la ola de los tiempos, con la pretensión de aferrarse a los viejos esquemas con clara añoranza del poder perdido. Es decir, culmina una pobre gestión de abolengo puntofijista, que desde enero de 1999, se negó a poner en práctica lo aprobado por el Secretariado Nacional reunido en Maiquetía: colocar al CNP como plataforma plural para estimular democrática y participativamente el proceso constituyente que comenzaba aquel año. Tal decisión fue adoptada a proposición mía, por el Secretariado, pero luego no fue instrumentada por influjo de la dirigencia de COPEI y AD. Simplemente, la metieron en el congelador y mantuvieron absurdamente al CNP al margen de las discusiones nacionales. La idea, generosa por lo demás, fue que las sedes del CNP en todo el país sirvieran de asiento a las discusiones sobre la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y la nueva Constitución que de ella emergería.

Paralelamente, a partir de 1999, con la nueva Constitución y algunos decisiones de la ANC, se congelaron los procesos eleccionarios de sindicatos y gremios, medida utilizada por factores oficialistas para asfixiar a esas instituciones sociales, y además evitar sucesivas derrotas. En el caso del CNP se juntó la sarna con las ganas de rascarse, pues la inmovilidad de su Junta Directiva Nacional permitió la maniobra gubernamental desde el Consejo Nacional Electoral y su Comisión de Sindicatos y Gremios. A lo interno, el tiempo, la irresponsabilidad de su máxima dirigencia y hasta el agobio por tanto letargo, fueron carcomiendo la estructura, los medios y el ánimo del CNP, tanto en su JDN como en buena parte de sus 24 Seccionales. El CNP está reducido, lamentablemente, a un moribundo ente gremial, cuya JDN ni lava ni presta la batea, sin autoritas ni capacidad de combate.

Su presidente, Levi Benshimol y sus compañeros de JDN, en vez de convocar un Secretariado Nacional con agenda seria, amplia y trascendente, se rindieron a peticiones de “la oposición” para realizar un cónclave en Barcelona, con exclusivos fines partidistas dentro del empobrecido esquema maniqueísta “chavismo-antichavismo” que tanto hemos criticado por absurdo y contraproducente en la vida nacional. No les resultó, fracasaron. Y no podía ser de otra manera, porque la reacción de la dirigencia gremial inclinada a favor del oficialismo fue armarles vacío, cuya materialización, si bien enterró al Secretariado, anuncia una potencial división o grave fractura del Colegio Nacional de Periodistas.

Peor es que el fracasado Secretariado fue “transformado” –rapidito, rapidito- en “Junta Directiva Nacional Ampliada”, una figura que no existe porque la JDN sesiona con sus once integrantes e invita a quienes considere oportuno para el tratamiento de temas específicos. Una maniobrilla típica de aparato partidista, que ya ni engaña ni entusiasma a nadie. Ni a ellos mismos.

Pero lo peor de todo, es que esa reunión de “JDN Ampliada” haya decidido convocar una “Convención Nacional de Periodistas Extraordinaria”, con los Delegados y Delegadas que participamos -en julio de 1998 (!!!)- en la Convención de San Cristóbal, hace ocho años. Eso no es más que un disparate que apunta a la destrucción del gremio periodístico venezolano y a la posposición indefinida de las elecciones internas para la escogencia de las nuevas autoridades nacionales y seccionales del CNP.

EL CONFESIONARIO
• LA CENTRAL HIDROELÉCTRICA DE CARUACHI “Generalísimo Francisco de Miranda” es muestra del éxito histórico de varias generaciones de venezolanos y venezolanas, independientemente de sus orientaciones ideológicas, políticas o religiosas, pues ha predominado el alto interés nacional y la visión de futuro de aquellos pioneros de la Venezuela moderna que a partir de la muerte del general asesino, torturador y ladrón Juan Vicente Gómez (1935), imaginaron un país musculoso y generoso. De allá venimos, de aquel tardío parto de 1936, cuando en realidad comenzó el siglo XX venezolano, juicio claro de José Rafael Pocaterra. Como bien lo destacó el presidente Hugo Chávez Frías en su discurso inaugural, al mediodía del viernes 31 de marzo, fue hacia los años cuarenta del siglo XX, cuando se fraguó generacionalmente la necesidad y la visión de estructurar equipos de alta formación profesional, científica y técnica, para ir armando estudios y proyectos de gran envergadura y trascendencia. De allá vienen proyectos tan queridos y majestuosos como la acechada, hoy, urbanización El Silencio, ejemplo de armonía, sencillez y buena vecindad; la Ciudad Universitaria de Caracas, hoy patrimonio cultural de la Humanidad; el semi-destruido, hoy, Centro Simón Bolívar, con su enjambre de túneles, estacionamientos, plazas (ambas bochornosamente invadidas y destartaladas), oficinas públicas, comercios y amplios pasillos peatonales. Igual ocurre con los desarrollos energéticos e industriales de Guayana, la industria petrolera (dominada entonces por el capital transnacional de las “Siete Grandes”). Digo esto para felicitar en su a los millares de venezolanos y venezolanas que durante décadas han trabajado en Edelca-CVG, independientemente de los altibajos político-administrativos, con amor por la patria, esmero profesional y visión trascendente. Siempre me he negado a utilizar ese lenguaje pastoso y zalamero que se ha tejido en torno a los presidentes venezolanos: la autopista de fulano, la obra de sutano, etc. Adulación pura, cuando en verdad se trata de obras y desarrollos de las y los venezolanos, independientemente de los énfasis administrativos, políticos y financieros que le haya correspondido a cada gobierno. Gracias también, al aporte de empresas de otras latitudes, aportes científicos, equipos y aplicaciones tecnológicas de nivel mundial. Me sumo a la felicitación nacional a las y los compatriotas que cumplieron en Caruachi, en estos años de gobierno del presidente Hugo Chávez Frías, quien junto a su equipo ministerial y especialmente la gerencia de CVG y Edelca, merece su justo reconocimiento. Así fue con las represas de “Gurí”, en los años sesenta, y más tarde, “Macagua I” y “Macagua II”. Sigue “Tocoma”, en la que nuestros profesionales, técnicos y obreros demostrarán a las próximas generaciones de cuál pasta estamos hechos los venezolanos y venezolanas, por encima del maniqueísmo entre “chavistas” y “antichavistas”, esa división ridícula y dolorosa que tanto daño ha hecho al país, durante los últimos siete años. ¡Venezuela merece respeto! Somos “Macagua” y seguiremos siendo “Tocoma”, por siempre. Felicitaciones a todos y todas en Edelca-CVG, quienes también merecen, como seres humanos y ciudadanos, respeto a su dignidad. Digo esto último porque me han reportado las miserables presiones “chavistas” a las que son sometidos, para que se inscriban en el MVR, para que se enrolen en las marchas oficialistas, para que no se expresen, para que no lean sino dos periódicos, es decir, para que se hagan y comporten como “chavistas”. Agradecimiento de la nación y mucho respeto por parte de la alta burocracia de turno, es lo que merecen esos trabajadores y trabajadoras.

• LOS ABOGADOS DE ORLANDO CASTRO LLANES comenzaron a publicar carteles judiciales de citación a mi nombre, el lunes 27 de marzo pasado, en el diario El Nacional. No lo hicieron, como les correspondía, el jueves 30, ni el viernes 31. Pagaron con cheque su publicación en La Razón, para la edición de este domingo 2 de abril. Amagan, seguramente para cobrar unos churupos, pero no materializan el juicio en mi contra por dizque “difamación agravada”. Si hubieren cumplido con lo dispuesto por el Juzgado Décimo Sexto de Primera Instancia en Función de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, a cargo del juez provisorio Francisco Javier Estaba, habría comenzado a correr el lapso de diez días de despacho para mi presentación con mis abogados defensores, como estoy dispuesto a hacerlo cuando la acusación cumpla los requisitos judiciales. Es un problema de dignidad: quién acusa y quién es uno, quién delinquió y quién no. Ni sus articulaciones mafiosas con actuales factores de poder ni su manejo de altas sumas de dinero me van a intimidar. Ya he denunciado sus vínculos con el ahora más famoso “Cartel de los Enanos”, cuyos movimientos pasan por las esquinas de Carmelitas y Ánimas, suben a Dos Pilitas y bajan a Cruz Verde. MD, uno de los abogadillos de marras, debe andar muy ocupado con el ventilador que les prendió el magistrado Luis Velásquez Alvaray, quien cayó en desgracia porque fue tirado al pajón, máximo golpe al “Grupo Barinas”, muy bien articulado en Mérida, Barinas y Caracas. Por lo pronto y con tranquilidad de espíritu batallador, agradezco y comparto con ustedes algunas de las manifestaciones de solidaridad que he recibido:
I.- “Amigo Manuel Isidro Molina: El que un personaje de la pelambre de Orlando Castro sea ahora uno de los adalides del llamado ‘proceso bolivariano’ es una muestra de la catadura de los tiempos oscuros que corren para el país. Nuestra indignación por el juicio en tu contra es mayúscula e informaremos a través del website y de las páginas impresas de El Libertario la infamia judicial adelantada en tu contra. Recibe toda nuestra solidaridad, y por favor, mantennos informados de los pormenores del caso. Redacción periódico El Libertario.”
II.- “Ya tomé nota, Chiro. Los comentarios son coherentes, la causa debe declararse perimida por inacción como bien anotan tus abogados, lo que equivale a la falta de interés de tu acusador o sus representantes legales… Si noté que esquivaste lo que luce obvio: Contigo se sigue atentando (aunque con magnífica demora) contra la Libertad de Expresión en nuestro país, contra los periodistas que sin importar de dónde venga o a dónde vaya su opinión, se persiste en cerrarles la geta…! Pa’lante amigo… Isaías J. Villalba Villalba.”
III.- “No podrá Orlando Castro, ni su entorno hoy, acallar la valiente denuncia. Adelante, que siempre hemos andado en los rieles de los principios. Abrazos solidarios. Amiga de siempre y en todas las circunstancias, Nidia Cárdenas.”
IV.- “Manuel Isidro, de más está manifestarte mi solidaridad ante esta agresividad clásica desde el Poder contra quienes nos le oponemos; cuenta conmigo en la medida de todas las restricciones a las que estoy, como muchos otros, sometido tanto desde el chavismo como desde el puntofijismo. Vale rápidamente sí destacar la perversión universal que expresa su esencia de Poder, que significa la utilización de la ‘difamación’ como instrumento represivo. Quiero destacar que es un instrumento del Poder independientemente de quién lo ejerza. Aquí en Venezuela, en nuestra legislación penal reformada la conceptualización y utilización como instrumento represivo de la difamación es con los revolucionarios chavistas exactamente la misma que con los puntofijistas. Saludos… Rafael Iribarren.”
A quienes están indignados por las pretensiones mafiosas en mi contra, mil gracias, personal, familiar, profesional y políticamente, que de todo hay un poco, cuando enfrento la infame maniobra. Me alivia el calor humano, la valoración y la disposición a la lucha de todas y todos quienes me acompañan con su solidaridad digna y sin condicionamientos, libre de ataduras menores o cálculos mediocres. Si llegan a materializar el juicio, lo enfrentaremos juntos y daremos una lección de dignidad, por el futuro de nuestros hijos. En verdad, ante la telaraña mafiosa que se cree dueña del país, nuestros recursos y nuestra gente, debemos levantar con fuerza una ruda bandera de lucha: ¡La dignidad de Venezuela se respeta! En estos tiempos que corren, la dignidad de uno es la dignidad de todos, un gran valor de la nación que muchos han querido echar al cesto de la basura rodeándose de mequetrefes y mafiosos adulantes como el demandante y sus socios y sirvientes.

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