Opinión Nacional

¡Por qué no lo cambiamos?

¿Por qué este presidente cgi venezolano sigue en el cargo? ¿Por qué ha durado tanto tiempo? ¿Por qué se entromete en Bolivia? ¿Por qué envía cheques directamente a los militares bolivianos, como dicen los medios de allá? ¿Por qué hay militares venezolanos en Bolivia actuando en la política interna de ese país hermano? ¿Por qué hay militares y guerrilleros cubanos en Venezuela, en las fuerzas armadas, en el ejecutivo nacional? ¿Por qué, entonces no hay militares gringos, colombianos, etc, en Venezuela?
¿Qué les trasmite el presidente cgi a los venezolanos? ¿Seguridad? Nada que ver. Venezuela vive uno de sus peores momentos en materia de seguridad interna y personal. Los medios están llenos, todos los días, de lamentables noticias. Cada semana mueren más personas que en los países en donde hay conmoción bélica. Y en cuanto a si el presidente cgi trasmite seguridad en si mismo, menos. Hasta el punto de que sus anillos de seguridad personal están integrados por cubanos, no por venezolanos. A cada momento sale con un lloriqueo malsano por la televisión diciendo que lo quieren matar. El mismo cuento del rey de la isla de la fantasía. Da la impresión de que compensa su evidente inseguridad con muestras de soberbia y arrogancia y dejando saber, por intermediaros, de una supuesta enfermedad que le atormenta. Y, para colmo, cada ministro a quien le compete el tema de la seguridad manipula las cifras estadísticas sobre tal hecho. Hoy día todo el mundo conoce y entiende que un gobernante debe rodearse de mentes brillantes y que eso contribuye a dar seguridad a la ciudadanía, al país, a la nación, al Estado. Aquí es todo lo contrario. Hemos presenciado como los regaña en público y hasta se burla de ellos. Eso da una medida del tipo de personas que selecciona para su entorno. Por eso da, para sus verdugos voluntarios, tantas clases en televisión. Los trata como súbditos. No como ciudadanos. No los respeta y lo peor es que ellos no se hacen respetar. Y, tampoco, por supuesto, la población. Aquí no se cumple aquello de que la seguridad y respeto en el equipo permite un mejor trabajo y asegura que las decisiones sigan el curso deseado. Da la impresión que solo se ocupan de cuidar la posición y las prebendas y licencias que permiten para ellos y sus allegados.

¿Entonces? ¿Y la autoridad no conlleva una buena dosis de humildad? ¿Humildad? Ni el presidente ni sus colaboradores conocen esa palabra. Todavía, en casi nueve años de gobierno, no se le ha visto ni oído, en general, a los funcionarios, pedir perdón; tal vez, alguna excepción. Y, los errores y horrores, son a montón y a cada momento. Ni para recoger la basura han servido. Pdvsa, antes de llegar a ser roja, rojita, era la octava empresa mundial petrolera, hoy desapareció de las listas y se comenta con insistencia que tiene serios problemas operativos y económicos. Conocemos la conseja de que quien no es capaz de pedir perdón no tiene capacidad, no puede mandar. Este presidente cgi y estos funcionarios que ha seleccionado, no saben mandar. ¿Por qué lo permitimos? He ahí la cuestión.

¿Insolito? ¿Perdimos el sentido común? Sin duda. Van casi nueve años de gobierno y todavia no conocemos la solucion de un solo problema. Mas graves, si. Mas costosos, si. Mas conflictos, hasta gratuitos, si, y, por añadidura, no solo nacionales sino internacionales. Y regalos a montón al mundo entero y las necesidades internas apremian. Perdio la sensatez y empezamos el camino hacia los riesgos, hacia la aventura, hacia el peligro por la estabilidad y continuidad del propio estado como tal. Mayor temor: que la población pierda, también el sentido común y la sensatez.

¿Entendemos? ¿Cómo y por que es autoritario? Muy fácil, era militar. Eso si lo aprendio y lo practica con los debiles, con quienes se lo aguantan y permiten. Aquí una gran diferencia de conducta de acuerdo al ambiente. En un régimen populista y autoritario, no democrático, socialista, comunista, se obedece por miedo, por temor al duro castigo, al peloton de fusilamiento, a la perdida de la vida de familiares, de la comida, del trabajo, de la pension, de la libertad, solo hay un jefe. En una democracia plural la autoridad se ejerce y acepta por capacidad intelectual y moral y en base a razones y convicciones y hasta por simpatia, sin temor, sin miedo, por competencia profesional e intelectual, libremente. ¿Y, por que no lo cambiamos?
“Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba”, Herodoto de Halicarnaso, 484ac-425ac, Historiador y geografo griego.

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