Primarias en la oposición
A mi modo de ver, tarde se apresta la oposición a seleccionar su candidato, y más tarde aún éste recorrerá el país llevando a las masas el mensaje alternativo de los que adversamos a este régimen. Varios analistas políticos entre los que se encuentran John Magdaleno y el Padre Ugalde, se han mostrado contrarios a seleccionar al candidato opositor mediante primarias. Aducen que las fracturas que puede derivar dicho instrumento de escogencia, pueden traerle serios problemas al sector opositor. Al respecto creo, como muchos venezolanos, que no necesariamente debe ser así: la oposición no está segmentada en bloques partidistas, ni en sectores ideológicos enfrentados, ni tampoco en corrientes contrapuestas como las que existían en Copei, por poner un caso. Más bien la selección abierta entre tres o más candidatos, como hasta ahora se ve, es sana, permite una amplia participación, presenta opciones diferentes al electorado y le da un matiz democrático y una legitimidad incuestionable al candidato elegido, mucho más que si se elige mediante encuestas.
La elección de un candidato unitario de la oposición, es un acto muy importante de cara al país, de tal forma que la manera como los partidos de la oposición y los factores de poder dentro de ella, asuman la lucha electoral es crítico para la percepción que se tiene del bloque disidente tanto nacional como internacionalmente. Es crucial que la oposición enfrente este proceso con transparencia, ética, veracidad y altura. Esto es absolutamente imprescindible y necesario, no solamente frente al sector antioficialista, sino sobre todo para el mensaje que requerimos transmitir hacia los sectores que apoyan al chavismo y hacia los llamados “nini”. Porque si alguien lo duda, es bueno aclarar que el trabajo del candidato opositor debe ser primordialmente ejecutado en las zonas populares y sobre el sector de indecisos, pues los que ya estamos contra el régimen, no hace falta que nos convenzan.
Los sectores políticos de la oposición deben hacer una campaña electoral interna seria, corta, sin insultos, sin descalificaciones y sin zancadillas; debatiendo ideas, políticas públicas de desarrollo y lucha contra la pobreza, sin concesiones al populismo y proponiendo soluciones creativas a los problemas nacionales. Esto entre otras cosas significa que las viejas formas de hacer política, deben dejarse atrás. Estamos en una nueva Venezuela, más inteligente, más sufrida, más despierta, que no permite que la traten como una boba. En ese sentido es bueno erradicar los ataques arteros y las campañas de difamaciones anónimas, típicas de los laboratorios de guerra sucia. Hay que tener muy en cuenta que si nos atacamos entre nosotros con bajezas, la masa chavista va a recibir un nítido mensaje y dirán: si se calumnian entre ellos, todo lo que dicen del Presidente, es falso.
Desde hace meses las más serias encuestadoras han trazado nítidamente el perfil que las masas chavistas quieren del candidato opositor que adverse a Chávez. Los políticos de la oposición conocen bien esas características, pero no los electores que se preparan a escoger su candidato, de manera que es bueno traerlas a colación: decisión, carácter, firmeza, tener un mensaje nítido hacia los desposeídos y en sus políticas tener un fuerte acento social. El electorado opositor se enfrenta a un dilema entre sus gustos y la efectividad. En gerencia siempre se ha dicho que la eficiencia y la eficacia deben privar en las decisiones; así es necesario que atendamos los requisitos que nos garantizan un mayor acierto y éxito, más que darnos un gusto eligiendo un candidato como la hacíamos antes: por su simpatía, por afinidad ideológica o por nuestros intereses personales. La posibilidad de influir, de calar en la masa chavista que hasta ahora está hipnotizada, es la única vía que tenemos para desalojar este régimen. Por otra parte el líder que la oposición elija, no debe representarla sólo hasta diciembre de 2006.
