Opinión Nacional

Promoción humana y comunitaria

Entre los aspectos fundamentales de la Doctrina Demócrata Cristiana encontramos el valor de la promoción de la persona humana destacando que no se puede perder de vista que cada hombre y cada mujer vive en una comunidad donde no sólo el individuo es lo que tiene real valor, sino también los demás individuos que son parte de la sociedad y que bajo el principio de solidaridad, entendida como la adhesión que entregan las personas a causas comunes, significada en la decisión firme y perseverante de empeñarse por el bien del otro, se hace esencial la empatía con el otro y con los otros, ante sus dificultades y ante sus satisfacciones.

El socialismo del siglo XXI, en su esencia comunista, liquida la personalidad de cada individuo, para desaparecerla al ser este envuelto y confundido con la masa, mal llamada por sus adeptos “comunidad”. Lo comunal priva ante todo sobre lo individual e importa poco las consecuencias que sobre cada individuo tenga su inmersión y desaparición en el colectivo.

La Democracia Cristiana, por el contrario, cree y promueve un concepto de persona integral, que considera al hombre y a la mujer en armonía consigo mismo y con los demás, con el entorno social y natural que lo rodea, que se realiza en el Bien Común y que busca un orden de vida superior donde lo trascendente es también una posibilidad, tal como lo enseñan los principios y valores del Humanismo Cristiano, que debemos hacer realidad en nuestra vida material, intelectual y moral. Esta visión del ser humano surge a partir de la experiencia comunitaria, del reconocimiento de los “demás”, surge la necesidad de “ser para otros”, nuestra existencia personal, está orientada hacia los demás, esta ligada y está en comunión con los demás.

Mientras el socialismo del siglo XXI proclama la muerte como elemento esencial de su doctrina, si no hay patria y socialismo, la Democracia Cristiana propicia una cultura de la vida, que significa proteger sin excepción la integridad física, moral e intelectual de las personas desde su concepción. Por lo tanto estamos llamados a defender el derecho a la vida y denunciar cualquier tipo de abuso, discriminación o atentado contra las personas, en especial la inobservancia de sus derechos individuales
En definitiva no existe contradicción alguna entre lo individual y lo comunitario, como pretenden hacer ver quienes manipulan esto conceptos. Es perfectamente posible reconocer la individualidad basada en la dignidad personal y entender que como individuos vivimos en comunidad y los problemas de los demás, son también nuestros problemas.

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