Opinión Nacional

Pueblicidium

¿Existe o no existe el pueblicidio? me pregunta a rajatabla mi vecina del 4C.

Buenos días, le respondo y ella cae en cuenta de su ímpetu. “Perdón profesor, buenos días, es que estaba pendiente para consultarle sobre esta nueva denuncia de magnicidio, porque ahora también oigo hablar de pueblicidio y supe que el presidente criticó la palabra, que ese era otro invento de Bush porque eso no existe en el diccionario”.

Que una palabra no esté en el diccionario no quiere decir que no exista, le respondo, aunque tampoco confío en las habilidades lexicográficas del presidente norteaméricano, y me comprometo a averiguar un poco más para tenerle una opinión más meditada para el día siguiente cuando nos encontremos en la reunión del condominio.

Luego en casa, después de un rato navegando en Internet estoy en mejor condición para satisfacer la inquietud de mi vecina. Comparto con mis amables lectores el resultados de mis pesquisas en la web. En lo que podría llamarse el “diccionario de asuntos importante que los políticos demagogos suelen olvidar” está diáfanamente esclarecido el término. Pueblicidio: Etimología. Del latín pueblicidium, (populus) pueblo y (cidium) acción de matar. 1.Asesinato de un pueblo por una persona muy importante por su cargo o por su poder. Por acción directa o por omisión, complicidad o displicencia ante la acción de un enemigo externo o de la delincuencia endógena. 2. Burlar la voluntad popular. Desconocer resultados electorales (en algunos casos en complicidad con lo que podría llamarse el Consejo Nacional Electoral de la nación). Desconocer resultados de referendos populares. 3. Invertir sumas cuantiosas en comprar armas y no en atender necesidades básicas de la población. 4. En general, hablase de pueblicido cuando se desconoce la voluntad popular.

Con esta información a la mano entiendo perfectamente el malestar del teniente coronel Chávez por la utilización del término pueblicidio. Sin temor a equivocarme aseguraría, consternado, que el nombre de Venezuela puede colocarse como ejemplo en todas y cada una de las acepciones de este singular diccionario. En Venezuela, cada media hora es asesinado un ciudadano y en diez años de revolución socialista (sic) más de cien mil personas han muerto a causa de la violencia y el uso indiscriminado de armas de fuego. En nuestro país se realizó un referendo (in) constitucional en el cual se preguntó claramente si se quería validar la Constitución de 1999 o votar por la nueva Constitución roja que proponía el teniente coronel Chávez y el setenta y cinco por ciento del pueblo ratificó la Carta Magna del 99. Valga recordar que la consulta fue muy clara, y aunque Chávez insistió en forma burda y absurda, que quien votara Sí votaba por Chávez y quien votara No votaba por Bush, el pueblo votó No. Conocidos los resultados preliminares que sancionaban la desaprobación de la propuesta refrendaria el Jefe del Estado calificó de “victoria de mierda” esa voluntad expresada en la urnas. ¿No es esto acaso pueblicidio? En Venezuela han repuntado en los últimos años enfermedades de las que nos creíamos librado que afectan particularmente a los niños pobres, en los sectores populares han aumentado los índices de desnutrición y la atención primaria que tuvo algunos niveles de rendimiento y de democratización en la prestación de servicios de salud hoy languidece en condiciones de penuria y abandono, mientras se invierte el once por ciento del presupuesto del país en armas de guerra, fusiles, submarinos, helicópteros, misiles. ¿Armamentismo y pueblicidio no van de la mano? Finalmente cuando un gobernante impone, mediante habilitación legislativa, leyes que incorporan asuntos que ya fueron rechazados en un referendo popular, ¿no burla acaso la soberanía popular, no se convierte en pueblicida?.

El pasado domingo, en un descarado abuso de poder, ventajismo político y de utilización indebida de medios públicos en beneficio de su parcialidad política, el Jefe del Estado vociferó un obsceno chantaje al pueblo venezolano al anunciar que no entregaría recursos económicos a las gobernaciones donde triunfaran los sectores democráticos. Contrariando la exposición de motivos, el preámbulo y por lo menos quince artículos de la Constitución nacional que consagran a Venezuela como “un Estado federal descentralizado” el presidente asesina nuestra forma política republicana. Curiosamente, aunque no lo llama así el Código Penal venezolano consagra en su artículo 132 el delito y la pena para el pueblicidio: “Cualquiera que, dentro o fuera del territorio nacional, conspire para destruir la forma política republicana que se ha dado la Nación será castigado con presidio de ocho a dieciséis años….”
¡Aló Fiscalía!, ¡Aló Defensoría del pueblo! ¡Aló, aló, aló, aló………..!

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba