Querido Niño Jesús:
Yo quiero un presidente de verdad, verdad.
Quiero un presidente que sea de todos. Un presidente que entienda que los venezolanos somos 23 millones, y no tan sólo quienes lo siguen. Un presidente que respete las minorías (que ya en Venezuela son mayoría) y que no crea que las ideas distintas a las suyas están erradas sólo porque son distintas.
Quiero un presidente humilde, que reconozca sus errores y que sepa rectificar. Un presidente que delegue funciones. Un presidente que no crea que la voz del pueblo es la voz de Dios, ni que su voz es la voz del pueblo, y por lo tanto, también es la voz de Dios.
Quiero un presidente que provea a todos con iguales oportunidades para superarse. Un presidente que no haga promesas imposibles de cumplir, o que se limite a colocar paños calientes sobre las heridas de un pueblo que lo que necesita son curas profundas. Un presidente que esté seguro de que la educación es el único camino para el desarrollo.
Quiero un presidente que sea fiel a sus amistades en el plano personal, pero que en el plano gubernamental se rodee de los funcionarios más capaces, que no necesariamente son sus amigos. Un presidente que esté dispuesto a castigar a quienes incurran en delitos, y no a arroparlos con el manto de su protección.
Quiero un presidente que se apegue a la Constitución y a las Leyes. Un presidente que sea un ejemplo a imitar y no un productor de las conductas que debemos repeler. Un presidente que respete la división de poderes, y que no ejerza el poder que tiene para presionar, imponer, dominar o amedrentar.
Quiero un presidente que no atosigue a sus conciudadanos con discursos interminables, con abundancia de conceptos inútiles y desprovistos de la orientación y la guía que un presidente debe representar para su pueblo. Que cuando hable sea porque tenga algo que decir, y lo diga con exactitud, claridad y en el menor número de palabras, sin cargas de insultos, vejámenes y desprecios hacia personas y grupos a los que les debe el mismo respeto que ellos le deben a él.
Quiero un presidente que le ponga mano dura al hampa y al terrorismo. Un presidente que no manifieste ninguna complacencia con los regímenes dictatoriales de otras partes del mundo.
Quiero un presidente que una al pueblo, que trabaje para que todos los venezolanos podamos vivir en armonía.
Quiero un presidente que valore el sistema democrático como el mejor de todos los sistemas, a pesar de los defectos, corregibles, que pueda tener. Un presidente que asuma que junto con la democracia, la paz y la libertad son los bastiones fundamentales de una nación. Sobre la democracia yo no tengo dudas: prefiero vivir en la peor democracia que en la mejor dictadura.
Querido Niño Jesús:
Tráeme un presidente de verdad, verdad.
En Venezuela todos lo queremos. Todos lo necesitamos desesperadamente.
