Reléala

¿Creería usted que en el proyecto de Constitución presentado por Hugo Chávez en 1999 hay una copia literal, hasta con puntos y comas, de ocho de nueve artículos que sobre el asunto educativo había publicado previamente el Foro por la Vida? En esta red participan organizaciones como PROVEA, la Red de Derechos Humanos de la UCAB y otra docena de grupos del mismo talante. Posteriormente esa visión fue  matizada por los constituyentes,  pero lo que quedó en definitiva en esta materia en la Constitución es bastante sensato.

Del ejemplo específico paso al todo. Invito a releer nuestra Constitución con sentido histórico y evaluarla en sí misma, más allá del abuso que comenten con ella quienes la invocan mientras la ignoran o contrarían en la práctica. Mi opinión es que esta Constitución de 1999 es tan significativa como las de 1811, 1830, 1864 y 1961, en cuanto que abren una nueva etapa histórica. No comparto el fondo de siete u ocho asuntos que en ella se formulan y tampoco ciertos excesos estilísticos, pero sostengo que son muy progresistas su acento social y sus enunciados  sobre los derechos humanos, al igual que los mecanismos de participación que inaugura y el poder que se le reconoce a los ciudadanos para controlar a los funcionarios del Estado.

Sin embargo, a muchos les asusta que se diga que los ejes del proyecto de país están inscritos en ella. Esa afirmación es verdadera ya que siempre ha sido así con cualquier Constitución. Pero el que ella contiene no me parece inconveniente por las razones que indiqué. En cambio, otros dicen que la Constitución no sirve porque el Gobierno la incumple a mansalva. También es verdad que no la cumple, pero tal hecho no deja mal parada a la Constitución sino al Gobierno. Tal como la multitud de pecadores no pone en tela de juicio a los diez mandamientos.

Al final, a muchos no les gusta porque Chávez la invoca a cada rato. Craso error. Ni los símbolos patrios ni la Constitución son de Chávez y su grupo en el poder. Precisamente, la única base para oponerse a los desmanes de quienes detentan el poder es la propia Constitución. A estos últimos ya les resulta incómoda. Apuesto triple contra sencillo que, a estas alturas, ya desean hacerle cambios sustanciales.

(*): El Universal. Martes, 10 de mayo de 2005