Opinión Nacional

Revocatorio en California

Venezuela no es el único lugar del planeta donde sus ciudadanos preparan un referendo revocatorio a su principal «gobernante». El tercer estado más extenso de la Unión Americana, California, también se dispone a revocarle el mandato a su gobernador, el republicano Gray Davis.

Allá el revocatorio lleva el nombre de «recall vote» y fue instituido a través de una enmienda a la Constitución estadal en 1911. Forma parte de lo que los californianos llaman con orgullo «Democracia Directa», que envuelve, además, a otras figuras jurídicas como el referendo consultivo y el abrogatorio.

En California, cuya población se estima en 34 millones de habitantes (censo del 2000), de los cuales casi el 35% es de «origen hispano», se requieren 900 mil firmas de electores para convocar el revocatorio. Siendo el gobernador Davis un político del partido Republicano, es curioso observar que la iniciativa del «recall» haya inicialmente surgido de activistas de tendencia conservadora.

Reelecto para un segundo período tan sólo a finales del año pasado, Mr. Davis se ha vuelto muy impopular por el creciente déficit fiscal en las cuentas del estado, que, no faltaba más, pretende cuadrar con nuevos aumentos tributarios.

Como nota de interés, menciono que uno de los probables aspirantes a suceder al actual gobernador, en el caso que en efecto sea revocado, es el archiconocido «Terminator» Arnold Schwarzenegger, quién además de ser republicano de derecha, está casado con una sobrina del recordado presidente liberal John F. Kennedy.

Toda esta historia viene a cuento, porque la revocatoria del mandato a un funcionario de elección popular –sea alcalde, gobernador, o jefe de Estado– no tiene que ser una cosa del otro mundo.

Por cierto que el concepto de referendo revocatorio, desde el punto de vista de la tradición nacional, no es original de la Constitución de 1999. Fue una de las innovaciones centrales de la propuesta de Reforma Constitucional que elaboró, en amplísima consulta, la Comisión Bicameral del Congreso presidida por el entonces senador Rafael Caldera, entre 1989 y 1992.

Es más, la Constituyente «bolivariana» de 1999, si bien recogió y aprobó la concepción referendaria del proyecto Caldera, lo hizo, en el caso del revocatorio, complicando sus requisitos y haciendo más difícil el proceso de solicitud, convocatoria y validez comicial.

No obstante, el conjunto del país se encamina en esa dirección. El martes 19 de agosto, en apenas ocho semanas, se cumplirá la mitad del (segundo) mandato del presidente Chávez. De acuerdo al artículo 72 de la Constitución se iniciará, formalmente, el procedimiento para activar el revocatorio.

Desde luego que no se trata de soplar y hacer botella. A diferencia de California, donde impera plenamente el estado de Derecho, en la Venezuela del 2003 sus más conspicuos violadores tienen su domicilio en Miraflores. Pero sí el 70% de la población (que ya repudia al régimen chavista) en verdad se entusiasma y se restea con el revocatorio, no habrá amenaza ni triquiñuela que pueda impedirlo.

¿Quién lo hubiera imaginado? Los venezolanos y los californianos en un mismo propósito: revocarle el mandato a sus respectivos «gobernantes». Que más distintos no pueden ser en ideología y trayectoria, pero que tienen en común la desaprobación abrumadora de la ciudadanía.

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