Opinión Nacional

Sanidad, educación, trabajo y justicia

Cuatro pilares fundamentales deben constituirse, a mi parecer, como ejes de acción en una nueva propuesta política para Venezuela en los próximos años: seguridad, sanidad, educación y justicia. Los otros proyectos, igual de importantes, deben realizarse como acciones transversales con la finalidad de fortalecer estas líneas de acción prioritarias. Si el gobierno establece metas realistas y precisas, con indicadores claros y procedimientos transparentes, los venezolanos nos sentiremos agradecidos y seremos partícipes de una revolución realmente social y democrática.

La sanidad es un clamor en todo el territorio nacional. Los Estados están evidenciando, con algunas excepciones muy puntuales, el constante colapso de la sanidad pública. Es una realidad compleja que involucra desde el personal obrero, administrativo y equipos médicos de los hospitales. Los problemas están en la falta de recursos, de infraestructura y de salarios acordes. La sanidad privada es una opción que minimizará su presencia en la medida que la sanidad pública sea eficaz y se establezca una red de asistencia primaria, secundaria y de emergía acorde con las realidades del país. En vez de estar realizando «misiones» (al buen estilo de la época colonial) la sanidad debe ser parte de una estructura nacional de acción sanitaria.

La educación es clave para el desarrollo de los países. Es hora de ofrecer un plan coherente con el mundo actual y prever el futuro de la sociedad. Esta reforma educativa implica una actualización de los programas de estudios desde la primaria hasta el sistema universitario (hay iniciativas al respecto). Requiere de profesores más comprometidos con la realidad social y con visión de futuro. Eso sí, una acción educativa que pueda permanecer en el tiempo, garantizada por la justicia; no modificada por los caprichos de presidentes, ministros o grupos interesados.

Un país requiere del trabajo para poder crecer económicamente. El socialismo radical es tan peligroso como el capitalismo radical: hay puntos de equilibrio. El trabajo informal, el pluriempleo y el desempleo no permiten una sociedad productiva. Desde el salario justo hasta el establecimiento de iniciativas para la inversión nacional y extranjera requieren de políticos capaces de entender la dinámica de los sectores productivos del país. La dependencia del petróleo es lo más grave que ha ocurrido en Venezuela en el tema económico. Hay que invertir los recursos petroleros en generar otros sectores productivos.

Finalmente, una democracia requiere de un estado de derecho. La justicia en Venezuela requiere de autonomía, mayor profesionalización y la adaptación de los marcos legales a las realidades actuales. La inseguridad jurídica, la presencia de un presidencialismo omnipresente y la presencia de la delincuencia (organizada o no) coloca en «jaque» las iniciativas en los diferentes sectores sociales.

Si los líderes políticos además de pasear por los países preguntaran por las experiencias concretas serían más útiles sus viajes (claro, si después tratan de ponerlo en práctica y mantenerlos en el tiempo). Es hora de propuestas concretas…. ya hemos debatido, discutido y enfrentado absurdamente.

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