Opinión Nacional

Se llamaba S.N.

Uno de los peores recuerdo que tenemos del régimen perejimenista fue la oprobiosa Seguridad Nacional, órgano represivo de la dictadura. Quien vivió en esa época no puede olvidar a personajes oscuros como, el negro Sanz, el bachiller Castro y pata e pluma, para mencionar solo algunos de los torturadores de aquella época negra del país.

Desafortunadamente la memoria del venezolano es corta y pocos quieren recordar un país en el cual había delatores hasta en la esferas mas alta de la sociedad. Los militares eran vigilados constantemente por el órgano policial del régimen y muchos honorables venezolanos fueron vejados por el sólo delito de reclamar la libertad

Si al deseo de olvidar -tan común en una sociedad acomodaticia como las venezolana- que con razón calificó Tomás Lander como una «sociedad de cómplices», se le añade el hecho que más de un sesenta por ciento de la población nació después de que el rechoncho tirano huyera desde La Carlota encaramado en la «vaca sagrada». ¿Que reacción puede esperarse frente al genial engendro del actual director de la DISIP de crear una nueva » Nacional Seguridad»?

Vemos con fundado temor el nombre escogido para la nueva DISIP, no se si estaremos invocando fantasmas, pero llamarla SNS, no puede dejar de causarnos escalofrío. Pareciera como una innecesaria invocación a aquel terrible órgano de represión, dirigido con mano de hierro por el elegante y refinado Pedro Estrada. Este nuevo engendro se llamará SERVICIO NACIONAL DE SEGURIDAD, ¿ No será éste servicio una manera no muy sutil de recrear con el nombre al revés la execrada Seguridad Nacional?

Si vemos además el extenso ámbito de competencia que contiene el proyecto de ley presentado por Eliezer Otayza-Chavez- al espúreo congresillo- no podemos quedarnos callado ante el peligro que representa para la libertad ciudadana que, una materia tan delicada como esta, sea decidida por un órgano legislativo designado a dedo y que no representa, ni remotamente a la voluntad popular. Esto tiene que ser objeto de un minucioso estudio y debate por los miembros de la futura Asamblea Nacional que será elegida por el pueblo el 28 de mayo y no resuelto a hurtadillas por esta caricatura de órgano legislativo.

Es obvio que ante el peligro evidente que tiene el chavismo de perder el control de la futura Asamblea Nacional, el congresillo se encargará de elaborar todas aquellas leyes necesarias para afianzar el «autoritarismo inconsciente» del gobierno y además ejercer funciones de control y de descalificación de los adversarios políticos, sobre todo de aquellos que tienen verdaderas posibilidades de triunfo.

¿Que garantías podemos entonces tener de unas elecciones libres?¿ Por qué no se le permitió al Centro Carter establecer programas para supervisar la transparencia de los sistemas de automatización electoral? ¿ Quién puede tener confianza en un CNE en el cual la oposición no tiene participación?. ¿ Quien puede creer que el Tribunal Supremo es el garante de la legitimidad democrática? ¿ Existe acaso en Venezuela hoy una verdadera democracia? . Y el estado de derecho, ¡bien gracias ¡

Este régimen se está pareciendo cada vez más al de Fujimori y por eso no es de extrañar que la voluntad popular decida rebelarse contra la farsa con la que se pretende seguir metiéndonos gato por liebre. La realidad es que el estado de la nación es cada día mas patético, solo basta mostrar como -por ejemplo- la habilísima política petrolera del nuevo régimen nos aseguró un incremento de participación de la producción petrolera de casi la mitad del que nuestro » hermanos» de la OPEP lograron . Eso significa simplemente que
– por incompetentes- le hemos transferido una cuota de nuestros mercados a los «hermanos Arabes»

Al escribir estas líneas no podemos olvidar que bajo la antigua Seguridad Nacional decir lo que aquí decimos ,podía llevarnos a pernoctar por algunos días en el siniestro y hoy en día demolido edificio de la Plaza Morelos. Por ahora, se nos garantiza que eso no ocurrirá, que los derechos humanos serán protegidos y que la aplicación de las medidas represivas que el proyecto de ley contempla estarán sometidos a la decisión de los jueces de la V República ¿ Designados a dedo?.

La verdad es que llegar a esta avanzada edad para tener que volver a ver lo que pensabamos había desaparecido para siempre de nuestra historia es triste. Venezuela merece un mejor futuro . Esperemos que no tengamos que releer las «Memorias de un venezolano de la decadencia «de José Rafael Pocaterra para comparar el pasado y el presente.

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