Sí, pero…

Está en debate la propuesta de Ley Orgánica de Educación para su segunda discusión. El presidente de la Comisión de Educación de la AN, Dr. Luís Acuña, hizo bien en tomar en cuenta los aportes del MED, porque en el 2001 este Ministerio se autopintó en la pared y no propuso nada concreto. Pero las tomó demasiado en cuenta y obvió, en cambio,  muchos acuerdos  que fueron votados por unanimidad. Ahora debe escuchar las voces de los diversos y distintos. Telegráficamente trataré de evaluar este proyecto.

Destaco primero algunas ausencias graves e inexcusables de asuntos ya aprobados. No hay una palabra sobre los principios y criterios que deben regir la evaluación de los aprendizajes. Tampoco sobre las modalidades de la educación de los militares y de los ministros del culto. Se obvió también el artículo que consagraba que el salario de los educadores no será inferior al que reciban, en promedio, los otros profesionales al servicio de la administración pública. Se elimina también el artículo relativo al derecho de los padres a decidir si sus hijos reciben educación religiosa en los planteles. También se suprime el artículo que permitía al Estado otorgar subsidios a los planteles privados que atienden a estudiantes de sectores populares.

Menciono ahora algunas normas de ese Proyecto con las que estoy totalmente de acuerdo: el establecimiento de los 200 días de escolaridad. La prohibición de realizar actividades de proselitismo y propaganda político-partidista en los centros educativos. La consagración de los principios de libertad académica y de autonomía en la educación superior, así como de la rendición de cuentas sobre el uso de los recursos recibidos.

Indico también mi total desacuerdo con la regorgalla barroca y galimática de las “etapas, niveles y modalidades del sistema educativo”. Hay que simplificar y aclarar ese tema. ¿Quién podría entender que de ahora en adelante “el nivel de educación básica” estaría dentro de “la etapa de educación primaria”?.

Enuncio, además, algunos enfoques del Proyecto con los que estoy de acuerdo, pero con matices. De acuerdo con que se ordene promulgar, en un año, una Ley para la carrera docente, pero no con la atribución concedida al MED para que redacte un Reglamento provisorio mientras tanto, porque el vigente Reglamento no ha sido derogado. De acuerdo con que el Estado establezca políticas para la formación de los docentes, pero no con obviar a las instituciones formadoras de la formulación de esas políticas. De acuerdo con la práctica de los trabajos comunitarios de los estudiantes, pero sólo para los que cursan educación media y superior.  De acuerdo con una mayor participación de los padres y organizaciones del entorno en la comunidad educativa, pero siempre que se respete la misión pedagógica de la escuela. De acuerdo con que nuestra educación se fundamente en el ideario de Simón Bolívar y Simón Rodríguez,  pero no en un fulano “humanismo social” que podría entenderse de múltiples maneras. De acuerdo con basarla en las normas constitucionales, pero no en “los preceptos del Estado Docente” que no existen como normas en ninguna parte. De acuerdo con el papel rector del Estado, pero se le enfatizan muchísimo sus atribuciones y, en cambio, no se desarrolla suficientemente el principio constitucional de la participación de los ciudadanos en la “formación, ejecución y control de la gestión pública”.