Sobre lo dicho y hecho en el referendo ya hay cosa juzgada
No quiero esta semana seguir con el tema del referéndum cuyos resultados en lenguaje jurídico podemos decir ya son “cosa juzgada”, por indiscutibles y no susceptibles de recurso alguno.
Ya en el camino de lo que puede esperarse ocurra, es mejor sincerar las cosas, y terminar de cambiar en un proceso constituyente la Carta fundamental, con lo cual todos sabremos a que atenernos. De paso, debemos estar preparados para ello, pues a mediano plazo, esa será otra alternativa de quien dice nos manda.
Chávez es como el sapo, brinca y se ensarta en la estaca. En sus locuras de gobierno bolivariano, o mejor marxista impondrá los cambios e instituciones que ello supone para sojuzgar a todos los que en el vivimos y no compartimos esos ideales, sea ello bueno o malo para el pueblo. En tal actitud y comportamiento, la culpa definitivamente no es de Chávez, sino como en el refrán del sapo, lo es de la estaca, esa culpa es de la mayoría del pueblo que soporta tales comportamientos, por parecerle que eso es lo que merece y con ello resulta mas feliz.
Si la gente que adversa el sistema no se convence que tiene que unirse, que debe y tiene que hacerlo, para poder salir adelante ante la pléyade de los que nada tienen, pero que son muchos y llenos de esperanzas que no de realidades, no saldremos de este estilo y sistema.
Si revisamos los resultados de la pasada contienda electoral, vemos que fácilmente, entre los que votaron nulo y quienes no ejercieron el voto, dentro del universo de electores previsible, más los que votaron por el NO, hay una clara mayoría sobre los demás que lo hicieron por el SI, pero para logar ese triunfo, y volvemos sobre lo mismo, cuando menos hay que votar.
Eso si, para lograr ese merecido triunfo, no podemos seguir tampoco pensando que para ello basa solo decir a los votantes que Chávez es “el coco” y no hacer más nada para demostrarlo, ni sacar “otro coco” ni presentar un plan de gobierno alternativo e inclusivo de esa gran mayoría de venezolanos bajo los límites de una vida cuando menos cómoda y honesta. Sin eso no podremos jamás derrotar a un alocado líder como el que ahora de turno ocupa Miraflores, con ello no conseguiremos jamás triunfar.
Lo otro, y mientras tanto, lo que debemos hacer es ejercer nuestros derechos civiles ciudadanos, exigir y reclamar de quienes dicen nos gobiernan, bajo esas falacias y mentiras que cumplan con sus deberes como administradores de la cosa pública y que lo hagan bien, que no sigan prometiendo ni ofreciendo, sino que lo ejecuten de verdad lo que deben hacer y solo proponen o prometen.
El tiempo y las nuevas condiciones que impone el entorno global darán para mucho, serán bastantes los desacreditados por habladurías “de paja” como se dice en el argot popular, y eso debe combatirse y atacarse y mostrar la realidad pura de las cosas.
Contra esa clase de verdades no hay discusiones, ni revisiones, ni tampoco recursos, hay como lo dije comparativamente, Cosa Juzgada.
