Opinión Nacional

Sobre regresos, uniformados y estafas electorales

Regresó para morir en su tierra. Su larga despedida  del  poder solo la explica  su pérdida de conexión con la realidad. Se  niega  aceptar  su mortalidad  y  eso es precisamente  lo que cualquier humano  debería tener  como desiderátum  de todos sus actos. Del Papa para abajo.

Se despide sin embargo consciente que  unas camarillas de áulicos,  con intereses  todos inconfesables,  se disputan hace rato su pesada herencia, creyendo que pueden continuarla  y  los más  delirantes  hasta  se  proponen  enmendarla. Nada más ilusorio.

Este régimen se  está  marchando con su creador y único sostén  fundamental,  porque él  fue su columna  central  y  su  “viga maestra”,  su arboladura, su tallo y su sabia,  como ocurrió bajo el  guzmancismo, el  gomecismo  y  el perezjimenismo con sus propios demiurgos. Quien crea que el chavismo queda  en pie a la cabeza del Estado o es un cínico aprovechador  o  es un imbécil  al que también le conviene la permanencia de esa “nomenclatura”.

Aunque los analistas superficiales  sigan atados  a las inercias, que solo ponen en juego los intereses de la casta gobernante y de la oposición colaboracionista, les prevengo contra sus opiniones,  que TODO está cambiando aceleradamente,  empezando por los cálculos de los propios  jerarcas  focas y  los famosos opositores leales, sin embargo,  a los fundamentos  del  régimen, en particular su  muy  preciado  CNE. El sistema electoral fraudulento del chavismo  y aunque parezca increíble, también  de la MUD suicida.

Pero aunque el zafarrancho  electoral  siga al velorio,  estemos atentos  a  otros actores fundamentales que  entrarán  en liza,  porque estiman  que les ha llegado su hora de venganzas  o de reivindicaciones legitimas de su liderazgo. Y tratándose  de un régimen de fundamentos épico-militares,  que sitúa su génesis en  el  4 F, no les extrañe que la primeras convulsiones  en la cima del  poder  provengan  de ese sector,  donde por cierto no pintan nada  los paniaguados acólitos civiles castristas.

En cuanto a los militares:  hay cárceles que purifican, hay ostracismos  atenuados que premian  a  quienes  puedan usarlos como palancas de sus resurgimientos  “civiles” laboriosos,  hay  ocasiones  en que lucir el viejo uniforme es  despreciado como insulto por unos,  pero que para otros  simbolizan  claros mensajes  de  hegemonías  de  fuerza,  y  en  todo caso generan un  mensaje claro: la solución NO SERA CIVIL,  al menos en su primara etapa, porque lo primero a  resolver  es detener  la  anarquía,  para hacer  viable el  propio Estado,  que debe depurarse  en sus altos niveles pútridos  hasta los tuétanos. 

A  riesgo de concitar odios e invectivas,  dejo constancia también que  “la oposición”  y su reagrupamiento MUD  de última etapa,  también  colapsa entrando en barrena  y  ello en razón de  que la propia  caída del  régimen se la lleva en los cachos,  porque eran, y aun son, su preciada pata derecha, sus  cómplices necesarios, su “antítesis”  pactada dentro de las reglas convenientes para ambos, aunque  a  muchos confundan  los episodios  que  esa  oposición pagase  el  precio en azotes  de  esa  esclavitud  consentida,  con derecho a comer las sobras en la cocina y a ser bañadas y perfumadas para ser exhibidas  por el amo en la comarca,  como imagen del  buen trato de  tirano civilizado… “Chávez es un demócrata”  dijo alguno…  para lavarle la cara al déspota  ante Chile,  un país que sufrió otra  tiranía aunque  de signo ideológico opuesto.

De manera que quienes sigan  aferrados a la tesis de una solución electoral  que  supere  esta agonía  irremediable del régimen,  si es que se llega a esas elecciones,  prepárense entonces para el  mayor de los fraudes en 14 años,  con un Maduro candidato que sacará 3 millones y le pondrán 7  y  un Caprilito que puede sacar  tres y medio y  hasta  4 millones y se  los dejarán.

Pero ese  gobiernito, salido de esa nueva parranda electoral , ni legitimará a  Maduro  evitándole  los degüellos  que vendrán desde  las  propias filas del  chavismo  real  o convenido,  ni  Capriles  y  su “perseguido”   PJ  y  los escombros  del  clientelismo zuliano  en bancarrota,   anularán el  desprecio  de nuestra  mayoría,  que les  quedó  grabado  como  con hierro de  ganado en sus  frentes,  aquel  fatídico  7 de octubre en la noche.

Lo importante  no es que el Emir haya vuelto, lo significante es que ya no podrá seguir al mando  y que está incapacitado para encerrar los demonios: unos  en  estampida y  otros “entredevorándose”.

 Hay  demasiada gente esperando que después de esta rochela  de  pranes  en las  cárceles y en el gobierno,  con sus rositas en la oposición, termine esta pesadilla y comience una etapa de paz abrupta  y que se sostendrá,  porque deberá generar desde el primer día, el primer deber de todo gobierno:  SEGURIDAD. Todo lo demás incluyendo las libertades reales y plenas vendrán por añadidura. Es la hora de un nuevo Estado Constitucional.

La herencia es calamitosa. Medio país de sobrevivientes con la mano extendida  hacia los fondos  ya escasos del  petróleo, aun caro, deberán más bien tomar en su momento herramientas, equipos de trabajado, los libros   o  el aprendizaje de tecnologías,  para darle un vuelco a la nación y  hacerla toda productiva en lugar de multiplicar los parasitismos sociales.

 La burguesía  volverá a emprender generando millones de empleos,   la política, deberá  nutrirse  de  grandes partidos que se reconstruyan,  soltando lastres  y  reclutando  los  mejores talentos de estadistas,  ojalá  dentro del pueblo llano que conoce de  sacrificios,  para que  no  les sea exótico impulsar políticas de movilidad social, como en los tiempos de la vieja  AD,  mediante la profesionalización , los estudios  avanzados , el crédito accesible para emprendedores   sin condicionantes ideológicos  y sin la desgraciada demagogia  de los títulos chimbos.

Para los que no sepan  leer entre líneas  se los digo entonces de forma explícita: vamos  al caos y al acabose como nación,  presa fácil de todo el que quiera agarrar su pedazo y dictar su ley,   o a  un prolongado  régimen de orden y  garantías reales,   basado en otra generación militar que expulse previamente de su seno al  malandrerio uniformado que nos trajo  esta plaga que  ahora  se va.

¿Y con qué derecho van  a gobernar?  Es sencillo, NADIE sino ellos pueden poner orden  en este diabólico desenfreno de corrupción, estatismo, devaluaciones, delincuencia  masiva,  pobreza, parasitismo,  entreguismo al  estado chulo castrista,  y un largo  etcétera.

Ya  me lo dijo “El Gocho” un par de años antes de morir. “Solo los militares podrán sacar el  país de esta pesadilla, después veremos cómo salimos de ellos”.

 

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