Opinión Nacional

Subasta de Dólares, Price-Skimming y Devaluación “Implícita”

La primera y más grave conclusión, escuchado el anuncio sobre las subastas de dólares como mecanismo complementario a CADIVI, de parte del ministro de Finanzas y el presidente del ente emisor; es la dilatada, ineficiente y costosa espera –más de diez años de control de cambio y un mes sin el Sitme-para convencerse, aceptar e instrumentar un mecanismo de oferta y demanda (subasta de sobre cerrado con precio de cierre de la segunda mejor subasta, subasta de Vickrey), en el cual el precio resultante en el mercado de subasta, vacía el mercado o iguala la demanda a la oferta.

En este sentido, probablemente la resistencia que en el pasado sufrió una alternativa de esta índole responda, por un lado al hecho que en adelante, será el Estado y el ente público responsable de la subasta, quien descremará el mercado –price-skimming– forzando a un tipo de cambio superior al tipo de cambio fijo de 6,30 Bs por dólar; y por el otro lado, porque constituye un reconocimiento público de la situación severa de escasez de divisas en el país.

Lo anterior significa que se producirá una nueva devaluación implícita producto del precio que se determine en las subastas. Este hecho resulta brutal y revelador en contra de la hipótesis oficialista de la especulación, porque independientemente de la regla de reparto de la renta o del valor del bien, en este caso la divisa, su precio de equilibrio se elevará o se mantendrá elevado a nivel de un paralelo. Sin embargo, resulta destacable que si a alguien habrá que achacarle el tilde de especulador será al Gobierno de Maduro, quien descremará a productores directamente y a consumidores finales indirectamente.

Este mecanismo de subasta, entendiéndolo como uno que podría ser utilizado por este Gobierno en el mediano plazo -de mantenerse el Gobierno de Maduro en el futuro-, constituye un reconociendo, de problemas estructurales de oferta y generación de divisas; porque recordemos que parte del drama del monopolio de divisas en manos del Estado, proviene del modelo oficialista de socialismo rentista.

 

Asimismo, el reconocimiento sobre el mal manejo e instrumentación de alternativas de políticas y la obcecación a favor de controles; la manifestaron ambos funcionarios cuando aseguraron que existirán controles previos y posteriores.

A lo largo del escueto anuncio realizado por el ministro de finanzas, se anunció la existencia de una priorización y/o clasificación de demandantes, así como registro previo de quienes subastarían, lo que obviamente constituye un filtro previo, más allá del propio mecanismo de la subasta. Este tipo de acciones burocráticas pueden estar sometidas a presión de lobby y corrupción por su potencial impacto sobre el resultado de las subastas.

Aun así, debemos entender que normativamente hablando, sobre bienes esenciales, con características de essential facilities o monopolio, este tipo de mecanismo de competencia por el mercado, resultan eficientes para el diseñador de la política pública o para el Estado –en términos de incrementar el precio de la divisa en este caso y extraer tal alza para sí-. Nos preocupa el hecho, que ha sido el modelo económico oficial, el que ha condenado la oferta pública de divisas, a ser un essential facility con características de monopolio estructural. Si en Venezuela no se hubiese profundizado el modelo rentista y no se hubiese atacado a la empresa privada y a la seguridad jurídica, no nos encontraríamos ante este escenario.

Sin embargo, una vez asumida la situación de criticidad en la oferta de divisas, probablemente la creación de bloques de subastas más homogéneos, evite que mercados de subastas más amplios o del tipo pool, determinen precios de descreme de mercado –price-skimming– por los agentes inframarginales; cerrando el acceso a las divisas a agentes económicos cuya actividad económica y productos resulten de importancia para los consumidores y trabajadores.

En otro orden de ideas, las disposiciones anteriormente anunciadas y aprobadas referidas a la posibilidad de que los exportadores puedan retener un mayor porcentaje de las divisas, podría crear incentivos tanto a la actividad productiva, como a favor de la “triangulación” de productos, si es que la divisa constituye un bien escaso atractivo.

Para aquellas empresas que por no lidiar con los permisos y CNPs, salieron del sistema Cadivi, en parte por los incentivos que podrían encontrar por el reconocimiento de sus socios comerciales y productivos aguas abajo -al reconocer estos últimos el costo del valor Sitme-, ahora se verán más restringidos, en términos de un costo mayor por el insumo llamado divisa.

Economista. Master in Competition and Market Regulation. Master in Industrial Organization and Market. Especialización en Economía de los Sectores Energía, Telecomunicaciones, Transporte, Farmacéutico, Agua y Banca. Profesor universitario de Regulación Económica y de Competencia.

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