Suéltennos a Barrabas!
Dejar libre al conspirador que estaba encarcelado, fue el resultado de la elección del pueblo judío cuando las autoridades romanas les dieron a escoger entre Cristo y el sedicioso Barrabas. En lugar de la razón se impuso el odio de los judíos hacia los romanos, por lo que el pueblo impulsado por la arenga de sus lideres religiosos y/o políticos, enviaron a Cristo al patíbulo. Dos mil años de exilio fue el precio que los judíos pagaron por su error. A los pocos años después de ese fatídico veredicto, los romanos sitiaron la ciudad santa de Jerusalén y destruyeron su sagrado templo reduciéndolo a lo que hoy es conocido como El Muro De Las Lamentaciones.
En Diciembre de 1989 el pueblo venezolano hizo algo parecido con su democracia, ya que en lugar de extraerle al fruto el gusano que la corroía, condenó y lanzó su libertad al cesto de la basura. En este caso, a los venezolanos nos dieron a escoger entre “guatemala” y “guatepeor“. Pero como dice el refrán, mas pudo el [cansancio] interés que el amor que le teníamos a nuestra nación. El precio más alto que nos ha tocado que pagar ha sido la división de la sociedad, y por ende, de la familia, de la iglesia, de nuestras fuerzas armadas, de todo lo que antes estuvo unido.
A centenares de miles de venezolanos en el exilio voluntario se le han sumado los perseguidos políticos de ultima hora a quienes sistemáticamente este régimen dictatorial les ha conculcado sus derechos civiles y obstruido el ejercicio de sus funciones políticas ganadas en buena lid. Sospechamos que además de querer pulverizar a la disidencia lo cual es evidente, este desgobierno prepara el escenario para no tener contendores de peso en las próximas elecciones parlamentarias y eliminar a los mejores lideres de la oposición con miras al revocatorio presidencial del 2010. Lo cual indica que la diáspora del venezolano que se disparó hace diez años, apenas comienza a profundizarse a pasos de perdedores a no ser que se revierta y se llene el cuarto de agua mediante un milagro de esos que suelen ocurrir cuando las esperanzas de los pueblos están a punto de esfumarse.
