Tupé
El ingeniero Luis Giusti, ex presidente de PDVSA, se atrevió a juzgar en su artículo de hoy 16 de octubre, en El Nacional, las mentiras del chavecismo en relación con Petróleos de Venezuela, lo cual da lugar a recordar -por antítesis- las embustes de Giusti respecto al mismo tema, para lo cual este articulista recurre a las expresiones que Giusti le aplica al chavecismo. Resaltadas en negrillas, van a continuación tales expresiones.
Obnubilado, Giusti aspiró a la Presidencia de la República y viendo frustrado su intento por el rechazo que encontró en Acción Democrática, manipula desde PDVSA el apoyo de la candidatura de “El Caudillo” Luis Alfaro Ucero a cuenta de su fidelidad -la de Giusti- por una causa política. Fue una transfugacidad que antes lo había llevado a aparentar simpatías por COPEI, luego por Convergencia e infructíferas de última hora por el comandante Hugo Chávez Frías.
Considerándose a sí mismo gran experto petrolero, adelantó una transformación irracional que no provino de un estudio que hasta ahora se haya conocido, sino que la impuso en el llamado Barquisimetazo, y luego mediante imprecisiones informativas pretendió hacer creer a la opinión pública que fue una decisión “casi unánime” la que determinó la medida.
Mediante manipulaciones, medias verdades y falsedades acerca de sus ejecutorias petroleras, como la de afirmar por medio de un interpuesto boletín de prensa que él es el padre de la apertura, ha pretendido erigirse más recientemente como el sabelotodo petrolero nacional.
Mintiendo tozudamente, se empeñó en salvar a la operadora quebrada Maraven y procedió con la inconsulta transformación antes citada, marginando a los directivos y a una cierta cantidad de gerentes de las dos operadoras líderes, Corpoven y Lagoven, lo cual profundizó la debacle de PDVSA y le puso en bandeja de plata al Presidente Hugo Chávez Frías el argumento para intervenirla tan atropelladamente como lo ha hecho. Es imposible ocultar el colapso que Giusti causó a la gerencia ejecutiva y profesional de la primera empresa del país, cuando demovió a quienes mostraban con hechos los mejores resultados.
Más por mala intención que por ignorancia, Luis Giusti quiso después hacer creer que los gerentes “dispensables” (así los calificó) de Maraven en el equipo de Roberto Mandini, se fueron de la casa matriz por presiones de éste cuando tomó posesión de la presidencia de PDVSA, siendo la verdad que Mandini los salvó, y posteriormente se marcharon juntamente con él por presiones del chavecismo encarnado en Héctor Ciavaldini.
Actuando como un burócrata trasnochado, Luis Giusti escribe en el artículo una media verdad cuando afirma que la caída de la producción de PDVSA se debe al despido de 18 mil trabajadores, sin aclarar que un no reducido porcentaje de éstos debió haber salido con anterioridad, no precisamente porque todos fuesen incompetentes, sino porque sobraban como consecuencia de la fusión de las empresas que él adelantó sin prever la racionalización del personal. Este es un hecho que Giusti no debería ocultar debido a que por razones de justicia elemental la sociedad venezolana debe estar bien informada, aparte de que los petroleros que fueron despedidos no deberían continuar siendo burlados con la cortina de humo que quiere lanzarle a su responsabilidad en la génesis de esa tragedia laboral.
Cualquier lego de medio pelo percibe que en el artículo titulado “Los puntos sobre las íes”, el ingeniero Giusti elaboró su perfil psicológico y, obviamente, no se dio cuenta, dejando ver adicionalmente su grosera ignorancia acerca de que hay petroleros firmemente dispuestos a evitar que prospere la mentira.
La gente que en esta hora hace resistencia, tiene que luchar cuerpo a cuerpo en contra del chavecismo y simultáneamente salirle al paso a tecnócratas de esta conocida raza, puesto que con Aristóteles, la oposición seguramente también quiere mucho a Platón, pero más quiere la verdad.
