Opinión Nacional

Un appetizer con los austríacos

 

The state can be and has often been

 in the course of history

the main source of mischief and disaster.
Ludwig von Mises.

 

Yo me definiría como un inofensivo anarquista;

es decir, un hombre que quiere un mínimo de gobierno

y un máximo de individuo.

Jorge Luis Borges.

Después de las primarias, se hizo evidente la carencia de opciones en cuanto a las ideas políticas. La restricción que impone la unidad y las técnicas de comunicación política para atraer a los famosos ni-ni, han hecho que las ideas políticas en Venezuela pasen a ser un lujo más que una necesidad. El peligro que esto entraña es que un país sin ideas nuevas o sin debate de ideas recorrerá el mismo camino una y otra vez.  Por ello, trataremos de presentar en pocas líneas lo que es el liberalismo y lo que es un libertario.

Liberalismo y democracia.

            En Latinoamérica, toda orientación política que recaiga más allá del centro hacia la derecha del compás político, tiene que soportar las sombras de dictadores  como Pinochet y Pérez Jiménez. Ahora bien, la Izquierda tiene muchos más horrores que aún viven como los hermanos Castro y sus pupilos. No obstante, ambas ideologías pueden argumentar que esos casos son deformaciones personificadas y dirigidas por la obsesión del poder y el autoritarismo. Por ello, se puede libremente argumentar que el liberalismo busca proteger la democracia como sistema pacífico y como garantía de progreso.

            Según Ludwig von Mises, el liberalismo es una doctrina de cooperación pacífica, por ello, se descarta toda forma de revolución violenta y se opta por el proceso democrático del sufragio universal y alternabilidad. De esta manera, se garantiza el control del poder del Estado y se evita que ocurra una ruptura entre las políticas públicas y las opiniones y necesidades de la sociedad.

            Por otro lado, Friedrich Hayek argumenta que la alternabilidad pacífica en el poder es la mayor garantía de la libertad. Aunque Hayek no enaltece la democracia como un absoluto, establece que es una de las mejores maneras de proteger la libertad individual. La democracia, por ende, es un valor negativo necesario para poder disfrutar de la libertad y del progreso económico que trae la paz. Por eso, Hayek propone la democracia como la defensa ideal contra la tiranía.

Liberalismo y conservadurismo.

Existe entre estos términos un antagonismo que la mayoría de las veces es confundido con amistad. En la Derecha existen los conservadores y los liberales sin necesidad de mezclarse, e.g. Ron Paul y Santorum en las primarias republicanas en los EEUU. Ron Paul es la personificación del liberalismo clásico cuando Santorum es la personificación del conservadurismo y el fundamentalismo católico. Los dos compiten por ser el candidato de los republicanos en EEUU, es decir, ambos están inscritos en el mismo partido político.

Bajo la rigurosidad de la lógica y del purismo ideológico, el liberalismo clásico no esta en contra de cambios en la sociedad, en la moral, en la política e incluso la religión. La premisa es que no se pueden limitar las libertades individuales mientras no afecten a las libertades de los demás. No se puede prohibir el matrimonio homosexual, no se puede prohibir el aborto ni la eutanasia. El liberalismo clásico confía en que el individuo es responsable de sus acciones y por ello entiende las consecuencias de ellas. No se necesita ninguna figura patriarcal, e.g. una religión, el Estado o una sociedad con valores morales rigurosos, porque la libertad es inalienable.

Liberalismo y los derechos individuales.

El liberalismo clásico establece que los derechos individuales nacen antes del Estado y no gracias al Estado. La propiedad privada existe antes de la ley y no a través de la ley. El individuo nace en libertad y no sujeto a la polis y sus leyes. En virtud de esto, el liberalismo clásico aboga por un Estado limitado que solo cumpla con funciones determinadas por las leyes, en otras palabras, el Estado de Derecho debe ser cumplido y no flexibilizado hacia los caprichos del Poder Ejecutivo.

El Estado, bajo las palabras de von Mises, debe solo cumplir con las funciones de policía, las cortes judiciales y el reguardo militar de la nación. No se menciona nada sobre las cargas tributarias, la administración de la economía, del control de la moneda, de funciones educativas ni de funciones distributivas de riqueza. Para poder garantizar los derechos individuales de los individuos, el Estado debe mantenerse como un vigilante nocturno, pero nada más. Los individuos saben mejor en qué consiste su bienestar, contario a lo que puede llegar a creer el Estado.

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