Opinión Nacional

Un Estado orwelliano en Venezuela

Para finales de la década de los 90 Cuba empezaba a superar el «Período Especial», como se llamó a la dura transición que siguió a la pérdida del subsidio soviético -suspensión del trueque de azúcar por petróleo-, produciendo una grave recesión. La hambruna degeneró en disturbios y con gente gritando «¡Libertad!» en El Malecón de La Habana.  Fidel sobrevivió a esos duros años aferrándose a la tabla de salvación del turismo europeo. Pero pasaba el tiempo y su gran proyecto, el Plan Prócer basado en un diseño de la STASI alemana para controlar a la población, languidecía en manos de Ramiro Valdéz, por falta de dinero.

             Los rusos al irse cerraron hasta su base de espionaje en Lourdes, la cual  proporcionaba  ingresos marginales a Cuba. En 1995 la desesperada situación lanzó  Castro en brazos de Beijing. Al efecto se firmó un acuerdo por el cual los chinos edificaron una moderna base de escucha y guerra electrónica en Bejucal. La estación esta diseñada para espiar comunicaciones de los norteamericanos y tiene capacidad para lanzar ataques cibernéticos e interferencia electromagnética contra las comunicaciones de ese pais.  La nueva instalación china aloja más de 1.500 técnicos y militares expertos en guerra cibernética. Simultáneamente por exigencia de Fidel, los asiáticos remodelaron la vieja base sovietica de Lourdes, que databa de los años 60, de acuerdo a sus especificaciones para instalar allí la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI). El convenio incluía además la construcción de nuevos campos de gigantescas antenas parabólicas para conectarse a los más de 30 satélites chinos que circundan la Tierra.

            Para Fidel lo más precioso en esta negociación con los chinos no era el equipamiento y  entrenamiento al personal de inteligencia y científicos del G2 cubano, sino el desarrollo de un software secreto que sería ocultado en los códigos fuente del sistema Prócer. Este proyecto contempla el control telemático de la población de su país para dominarlo y perpetuarse en el poder. Para ello sería necesario establecer una base de datos contentiva de información de los ciudadanos para efectos de identificación, elecciones, cuentas bancarias y registros personales de toda índole.  Básicamente es el esquema que esbozó George Orwell en su novela «1984». Esta idea de Estado omnipresente que todo lo domina, parecía de ciencia ficción cuando Orwell la imaginó en su novela, ahora podía  ponerse en práctica con la tecnología existente. El plan se probaría en Cuba y luego se implantaría en otros países. Fidel y Raul Castro serían los «hermanos mayores», los «big brothers» que Orwell describió ejerciendo un control opresivo sobre la población. Esa idea le parecía maravillosa a Fidel que la pensaba usar para dominar otros paises empezando por Venezuela.

            El proyecto sería manejado por Ramiro Valdéz en la UCI construida por los chinos. Esta universidad sería la fachada del  Plan Prócer, disfrazándolo como una investigación académica. A fines de 1997 la base de espionaje chino en Bejucal estaba lista y Cuba empezó a recibir de China $800 millones anuales. Ese dinero aliviaba, pero no era suficiente. Lo crucial era controlar el petróleo venezolano para construir «El imperio de Fidel» (*). Entretanto, el viejo local de la base soviética de Lourdes fue refaccionado y allí Valdéz instaló la UCI en 1998.

            A mediados del 98 la posibilidad del triunfo de Chávez era evidente y Fidel ordenó a la izquierda radical venezolana iniciar una campaña mediática encubierta para promover a su candidato. Simultáneamente dió luz verde al proyecto. Cuando Chávez ganó la elección presidencial a finales de ese año el Plan Prócer estaba listo para ponerse en práctica.

            A comienzos del 99, ya con Chávez en el poder, se dan los primeros pasos para el control de Venezuela. INDRA fue sacada de juego y la DISIP, con Eliécer Otaiza a la cabeza, acompañado por el general Ramón Santeliz, allana la oficina del jefe de automatización del CNE. Este hecho ocurre a medianoche del 25 de mayo del 99, en un acto violatorio de un poder del Estado. Esa noche, sin autorización del TSJ –ha de insistirse en que se violaba a uno de los poderes públicos, el Poder Electoral-, estos dos personajes se apropiaron ilegalmente del disco duro contentivo del Registro Electoral Permanente, sacándolo de su custodia legítima, el Consejo Nacional Electoral. Simultáneamente se empezó a trabajar en la creación de una empresa de fachada que participaría en una licitación para vender el sistema informático que reemplazaría a INDRA. Esta empresa creada con un propósito definido de manipular elecciones fue Smarmatic.

La parte culminante de este relato aparecerá en mi próximo artículo. 

* «El imperio de Fidel» es un libro en el cual describo las injerencias de Castro en Venezuela para controlar nuestro petróleo esta a la venta en la librerias Tecnociencia en Venezuela y en Amazon.

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