Un libro dentro de otro

En dos notas anteriores, hemos aludido a trabajos expuestos en el tomo II de los libros de la
Colección Razetti que editan los galenos José Enrique López y Leopoldo Briceño-Iragorri bajo
la presentación de la Academia Nacional de Medicina.

En ese mismo libro y ocupando el Capítulo 6° y ciento ochenta páginas de la publicación,
encontramos un trabajo que de por si constituye un completo tratado «Las grandes paradojas
de la medicina actual».

Esta formidable compilación de noventa y siete disyuntivas, enfoques e interpretaciones de
sucesos, ha sido escrita por el eminente dermatólogo, académico, tanto de la Medicina como
de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, eficiente diplomático accidental y valioso
hombre de inmensas inquietudes, nuestro apreciado amigo Francisco Kerdel Vegas y está
complementado por dos análisis de trípticos de paradojas, realizados por los Doctores
Augusto León C y J. M. Avilán Rovira.

Allí encontramos todo un catálogo, con sus estupendas definiciones y eficiente análisis, de
una diversidad de situaciones en las que con toda seguridad, nos hemos visto envueltos en
diferentes etapas de nuestra vida.

La medicina, que no es solo una ciencia, durante su ejercicio tanto por parte del profesional
actuante como por la del paciente y sus familiares, se ve envuelta en una diversidad de
encrucijadas que tienen que ser analizadas tanto desde el punto de vista científico como
desde sus innumerables implicaciones económicas, sociales, éticas, filosóficas y morales.

Con esto queremos decir e interpretar que el formidable trabajo que realizó Kerdel al
establecer noventa y siete paradojas en la medicina moderna, se nos presenta como todo un
tratado de humanidad y de comportamiento ante la sociedad. De respeto a la dignidad del
hombre. De evaluación entre lo posible y lo deseable. De análisis del conflicto entre lo
rentable y lo ético.

Especial interés nos surge al leer los análisis de las situaciones que se presentan cuando se
acerca la muerte. La gran disyuntiva que aparece diariamente en los casos de enfermos
terminales donde el conjunto de profesionales que lo atienden y los familiares más allegados
al enfermo deben escoger el camino a seguir, ante la posibilidad de aplicar lo que hoy recibe
el pomposo nombre de medicina heroica y que no es más que la prolongación de la vida por
medios absolutamente artificiales.

Encontramos también un análisis de lo que se denomina la calidad de la vida, parámetro que
pensamos, debe de estar muy presente en los argumentos que se expongan en las horas
finales de un enfermo.

Como colofón de estas situaciones, Kerdel analiza la confrontación entre la vida vegetativa y
la eutanasia, eventos que lo llevan a analizar lo que en los últimos años se ha denominado el
«derecho a una muerte digna».

También nos llamó a especial atención los eventos que también se suceden con frecuencia
diaria y que son los de prescripción de análisis innecesarios y costosos que van mucho más
allá de lo requerido.

Paralelo a esto, se analiza el desideratum entre la debilidad o carencia económica del
enfermo y sus expectativas de una atención médica de calidad.

También leemos el conflicto entre donación o comercio de órganos; las diferencias entre la
atención que brinda el médico familiar y las ofrecidas por el médico especializado.

Un tema que aunque está sobre el tapete tiene tantas implicaciones que se trata con la mayor
prudencia, es el de los embarazos asistidos, el de las manipulaciones genéticas y las
situaciones de aborto.

Tampoco escapa al análisis de Francisco el adentrarse a los distintos enfoques y conflictos
que se pueden presentar y de hecho ocurren con mucha frecuencia, entre las empresas
aseguradoras y los profesionales de la medicina.

En fin, nos encontramos ante todo un tratado de humanidad y de comportamiento ciudadano
que mucha falta le hace a nuestra querida Venezuela. Hurra.