Una Estatuyente Metropolitana: ¿Para Qué?

La idea de reconsiderar la vigencia del Distrito Metropolitano ha retornado al debate público capitalino. Sólo que ahora aparentemente lo hace con un poco de más fuerza o de pertinencia institucional. Y es que ese tema ha estado pendiente casi inmediatamente después de aprobarse la Constitución Bolivariana en 1999. De hecho, se comenzó a hablar de inviabilidad de la naciente Alcaldía Mayor o de la necesidad de dividir al Municipio Libertador (con sus tres millones de almas) en tres segmentos político-territoriales, para hacerlo un tanto “más manejable”. Posteriormente, tales planteamientos fueron abandonados, quizás por los sucesos políticos conocidos y padecidos por todos los habitantes del país o por mera abulia política. Pero ahora, la propuesta de visionar la dinámica capitalina desde otros enfoques ha resurgido. Para ello, se presenta como alternativa la conformación de una Estatuyente Metropolitana. La idea no deja de ser atractiva. ¿Pero es eso lo qué realmente necesitamos, para elevar nuestra calidad de vida citadina?

Algunas precisiones formales

Una primera precisión es la de distinguir con claridad el verdadero objetivo de la convocatoria a la Estatuyente Metropolitana. Porque en efecto, la realidad metropolitana de Caracas necesita una seria reflexión constructiva desde un punto de vista institucional, gerencial y técnico. Y es que sería un verdadero despilfarro iniciar un proceso de tal significación bajo un enfoque clientelar-partidista que terminaría destruyendo cualquier posibilidad de entendimiento y enriquecimiento de la vida capitalina.

En segundo lugar, la convocatoria a este evento tendría que enmarcarse dentro de la mayor participación, pluralidad, diversidad e inclusión de los distintos componentes sociales de la realidad metropolitana. Este hecho implica un gran esfuerzo organizativo que involucre a los distintos actores institucionales del Distrito Metropolitano. De tal manera que, el Alcalde Metropolitano, los cinco alcaldes, los concejales metropolitanos, los concejales municipales, los miembros de las Juntas Parroquiales, los consejeros representantes de la sociedad civil y aquellos representantes de las comunidades y los directivos de las asociaciones vecinales, culturales, deportivas y ecológicas podrían constituir el estamento inicial para un gran foro social destinado a debatir de forma abierta, transparente e incluyente, los temas que afectan la calidad de vida del habitante metropolitano.

Por otra parte, la actual coyuntura técnica y política municipal es un factor a considerar para realización de la Estatuyente Metropolitana. Por ejemplo, a partir del próximo mes de Junio comienza la campaña electoral; justamente para los cargos de elección popular en los municipios y juntas parroquiales de toda la República. Pero además y, de acuerdo al marco constitucional y legal vigente, en cada municipio deben iniciarse también las consultas del Plan Municipal de Desarrollo y del Presupuesto Consolidado de Inversión 2006. Estos temas requieren de un auténtico esfuerzo de parte de los integrantes de cada Consejo Local de Planificación Pública (alcaldes, concejales, juntas parroquiales y consejeros cívicos) en cada municipio del país, y en nuestro caso de aquellos que se afectarían por la Estatuyente.

Algunas precisiones temáticas

La agenda de un evento -como el sugerido por la Alcaldía Metropolitana-, requiere de una trascendencia absoluta. Un encuentro como el propuesto necesita de una articulación temática importante y que genere beneficios a la gente y a las instituciones en el corto, mediano y largo plazo.

Por ejemplo, la necesidad de poseer una visión integral y compartida del Área Metropolitana de Caracas es una necesidad impostergable. Nuestra metrópolis exige visualización donde predomine el desarrollo del factor humano en un ambiente de calidad y solidaridad.

Temas como la ordenación territorial y urbanística, la protección y el saneamiento ambiental, la recolección y tratamiento de desechos, la salubridad pública, las políticas de prevención y atención de desastres, la seguridad ciudadana y aquellos vinculados a los servicios públicos; entre otros, deberían tener un espacio específico en una Estatuyente Metropolitana.

De igual manera, el aspecto institucional del ámbito metropolitano tendría que ser revisado. Porque, ¿acaso es necesaria la existencia de una Alcaldía Metropolitana? o ¿por qué no se desarrolla institucionalmente el Distrito Capital, tal como lo prevé la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su Artículo 18 ? ¿Y la idea de crear una nueva entidad federal, no es susceptible de consideración?. Así mismo, el aspecto estrictamente financiero de estos gobiernos subnacionales también requeriría de un espacio para la reflexión.

Pero hay más. En una agenda temática de este tipo, la gobernabilidad en las entidades regionales y locales, la participación ciudadana en la gestión pública y la rendición de cuentas de los gobernantes ante el pueblo, no pueden faltar. Con más razón, si consideramos la Constitución de 1999 en sus Artículos 62, referido al protagonismo ciudadano, el 184 vinculado a la descentralización y desconcentración de los programas sociales desde los gobiernos estadales hacia las comunidades organizadas y los grupos vecinales y el 299 que determina la obligatoria consulta a la sociedad de los planes y políticas públicas; por parte de los distintos niveles de gobierno.

Entonces, ¿vale la pena una Estatuyente Metropolitana?

Depende, es la primera respuesta que salta a la vista. Depende de la pertinencia y transparencia en los objetivos propuestos. Depende de la eficacia, eficiencia y el sentido humano dispuesto para su organización. Depende incluso de las capacidades operativas y de la credibilidad del actor que convoca. La Estatuyente Metropolitana, si llegara cumplir una serie de condiciones mínimas de transparencia e institucionalidad, podría ser un espacio sumamente interesante para iniciar un debate constructivo que muchos estamos esperando, por el bien de la ciudad, por el bien de sus habitantes presentes y futuros y, porque en definitiva el presente es de lucha y el futuro nos pertenece a todos.