¿Una trágica charada?
Como en una trágica charada se está dilucidando la verdad de los hechos del 11 de abril. Los culpables se están convirtiendo en acusadores y las víctimas en los eternos olvidados.
Ahora resulta que los errores cometidos por el gobierno provisional de Carmona parecerían servir de mampara para eclipsar la responsabilidad de aquellos que facilitaron, por su soberbia y agresividad, que esos hechos ocurrieran.
Que una marcha pacífica haya sido recibida agresivamente por elementos de la Guardia Nacional , por francotiradores, amén de las huestes hostiles de los mal llamados “círculos bolivarianos”también entonces es un hecho que pierde relevancia frente al decreto único del gobierno de Carmona.
Ahora, todos los males de la República surgen de esas 36 horas. Toda la ignominia recae sobre los arrestos al Ministro del Interior y a los presuntos francotiradores. La suma de todos los males es sólo lo que iban a realizar los Pérez Recao y su combo de rambos . Es muy fácil, con los medios que dispone el gobierno, desviar la atención de la verdadera causa y centrarla en un hecho aislado, por condenable que este pueda ser, y transformarlo en la «summa teológica» de la maldad.
El patético debate que se está llevando a cabo en la Asamblea Nacional deja ver muy claro que el gobierno recibe apoyo de expertos en comunicación de masas , probablemente extranjeros. Es obvio que el gobierno cuenta con profesionales de la comunicación que preparan, paso a paso, el guión para que las preguntas formuladas por algunos parlamentarios del MVR que apenas si pueden articular ideas, presenten sesudos análisis de los hechos para que el interpelado, si es del gobierno, pueda botarla de jonrón. Así pretenden traslucir que todo fue un avieso plan de la oposición para desnaturalizar al justo, progresista e inocente régimen del Presidente Chávez. Al mismo tiempo el interrogatorio a los miembros de la oposición parece ser elaborado por el propio Torquemada. Ya se está construyendo la matriz para condenarlos a todos. Aquí no pasó nada el 11 A. Los muertos fueron producidos por la oposición, la marcha era una fase prevista del golpe, la intención era el magnicidio, y el objetivo final era acabar con los pobres para implantar una plutocracia.
La verdad es que el guión de esta farsa es simple: se dan pasos hacia delante y hacia atrás, abundan los golpes de pecho y las voces melifluas de arrepentimiento, siendo el objetivo de la trama ganar tiempo, desdibujar los hechos, y atomizar a la oposición para poder proseguir con la meta inicial de conducir al país por la senda de la revolución bolivariana – signifique eso lo que signifique-.
¡Por Dios! hasta cuando la oposición va a permanecer ciega, cuando será el momento en que se de cuenta que la única salida es la unión, y que los precandidatos que aspiran a ser presidente deben declinar a favor de alguien que pueda centrar las diversas corrientes, incluyendo gran parte del chavismo, para producir un auténtico gobierno de unidad nacional. Los Salas, Peña, Arias, Mendoza, Borges, deben renunciar a su aspiración presidencial, y unirse a un proyecto de reformas en los que se combata al gobierno con las armas de la democracia. Pronto vendrán elecciones , se podrán sustituir alcaldes y gobernadores e incluso se podrá consultar a la opinión pública sobre si desea o no que Chávez siga gobernando. Hay que elegir nuevas autoridades del CNE y luchar por sustituir al Fiscal, al Defensor del Pueblo y al Contralor. Es necesario unir la oposición para realizar los votos de censura contra aquellos ministros que fueron culpables por acción u omisión de las muertes del 11 A. Hay que luchar para recuperar la dignidad y el orgullo de ser venezolano.
Basta ya de vivir en el reino de la mentira y del engaño, la charada debe ser debelada y los culpables tienen que responder sean quiénes sean , sin importar su ubicación. El Presidente Lincoln decía que siempre se podía engañar a alguien, más nunca se podía engañar a todos para siempre. Goebbels creía lo contrario y solo baste ver que ocurrió con el nazismo. Venezuela es un país forjador de libertades, como dice el lema del ejercito, no dejemos que la mediocridad y el autoritarismo aprisione nuestras mentes.
