Opinión Nacional

Una Victoria contundente

Oír al presidente en la madrugada del lunes reconocer su derrota y sin embargo continuar actuando con la prepotencia amenazante de siempre, tratando de disminuir la contundencia de esa derrota que recibió, tildándola de pírrica y anunciar enseguida que habían fallado “por ahora”, en el intento de implantar un socialismo en Venezuela, no deja lugar a dudas de que el ego e irracionalidad del presidente son mas crónicos de lo que el común de la gente piensa.

Tratar de convertir esa contundente victoria de la democracia, en victoria moral para el chavismo, como él la intentó habilidosamente de calificar, ante un público soñoliento y cansado de esperar por su tardía decisión de aceptar los resultados adversos, lejos de contribuir a la paz y a la tranquilidad del venezolano, pareciera mas bien ser el anuncio o preludio de una nueva estrategia y batalla en puerta, para seguir intentando imponer su voluntad de construir una Venezuela comunista.

Con todo respeto señor presidente, permítame corregirle. NO fue una victoria pírrica de la democracia venezolana al rechazar categóricamente su nueva constitución. Fue una victoria contundente, que debería hacerle reflexionar seriamente sobre la reorientación de su proyecto político en su empeño de insistir en convertir a Venezuela en otra Cuba, y sobre su conducta futura en el ejercicio del poder, durante éstos 5 años de gobierno que le quedan.

El solo hecho de pasar en solo un año de casi 7 millones de votos “solidarios” que le reeligieron en la presidencia en las elecciones de diciembre de 2006, a un poco mas de 4 millones que le dieron su apoyo para cambiar arbitrariamente la constitución vigente; para cualquier observador y analista político, significa una contundente y aplastante derrota política.

Profundizando un poco en el análisis de su determinante derrota, lo siguiente le debe preocupar, señor presidente. Si a esos casi 5 millones que le dijeron NO en las urnas, le sumamos los votos de los venezolanos que se abstuvieron de votar, cercanos a los 7 millones, y que lo hicieron principalmente por no estar de acuerdo con ese referendo ni con su nueva constitución; entonces el rechazo a la misma, pudiera contabilizarse en un gran total de 12 millones de venezolanos que prefieren al capitalismo y a la democracia representativa que al socialismo castro comunista, como sistema político económico para Venezuela. O sea señor presidente, fue una derrota aplastante, aunque usted no lo reconozca. Sea honesto, íntegro y valiente, y acepte esa evidente realidad. Por cierto, en un país demócrata, y un presidente con gallardía, esa sería una buena razón para renunciar a la presidencia de la república por parte de éste presidente.

El mensaje de reconocimiento por su parte, de la derrota política que le infringió el pueblo demócrata de este País, no me gustó para nada. Esto, debido principalmente a que usted, ante este rechazo contundentemente de la sociedad venezolana al castro comunismo, no prometió ni garantizó revisar y rectificar el rumbo socialista de su proyecto político, que es lo que ha debido hacer en primera instancia. Esto hubiera sido un gesto gallardo de su parte, debido a que hubiera representado un hermoso regalo navideño para el venezolano, que lo que desea es paz, reconciliación y progreso. Por lo expresado, señor presidente, la victoria no fue pírrica, fue determinante y contundente.

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