Unidad o 2021
Resulta paradójico que el partido que preside Arias Cárdenas se llame Unión. Ilógico que Claudio Fermín quiera volver a ser alcalde después que quiso ser Presidente. Risible que tantos y tantos venezolanos se autoengañen inscribiéndose en una contienda en la que no tienen ni la más mínima posibilidad de ganar o hacer un decoroso papel. Insensato que políticos avezados sean tan ciegos para creer que estamos en unas elecciones normales, en un país normal, con un CNE normal y que todo va a salir normal, como en anteriores elecciones.
Una vez mas, la sociedad civil está demostrando que dejó atrás a esos lideres parceleros, que cuidan solo su pequeña cuota de poder, que creen que pueden engañar al votante con ofrecimientos demagógicos. Aquí lo que está planteado no es el relevo de gobernadores, alcaldes y concejos legislativos. Aquí lo que nos estamos jugando es el futuro democrático del país. A mí que no me vengan con el cuento de que es bueno que haya miles de candidatos porque eso es una muestra de la “salud democrática”. No, eso es muestra del cretinismo ancestral de aquellos que con un par de agallas quieren acceder el poder por encima de las tumbas de sus compatriotas. Impúdicos que no les cae la locha de la decencia para pensar que ellos son insignificantes ante el inmenso reto que tiene planteado Venezuela y que es enfrentar un régimen oprobiosos. Para ello la única vía es la unión, reconocer el objetivo común, dejar a un lado las ambiciones personales y dar un poco de generosidad al futuro. Cuento con los dedos de una mano y me sobran, a aquellos candidatos que honestamente creen que pueden aportar soluciones.
Lo que la sociedad civil entiende meridianamente (y es lamentable que los líderes políticos o los aspirantes a serlo no lo hayan entendido porque las gríngolas de la ambición los tienen atrapados), es que mientras el chavismo está agrupado en torno al designado por el dedazo de Miradores, la oposición que es variopinta y saludablemente diversa, tiene veinte candidatos al mismo cargo. Lo cual indica que los votos del chavismo se enfilarán por un solo callejón mientras que los de la oposición se dispersarán como polvo al viento.
Es sensato que la oposición presente candidatos a las elecciones regionales, aún teniendo dudas sobre la imparcialidad del árbitro y aún creyendo que esto es un mecanismo de distracción del objetivo principal que es lograr el revocatorio del Presidente Chávez. Pero no se puede dejar de concurrir porque no se puede dejar frentes abiertos. Sin embargo, si la oposición no se agrupa en torno a los candidatos con mayor opción de triunfo, tendremos un escenario dramático de Alcaldías y Gobernaciones ganadas por el chavismo, con lo que eso significa para esta ciudadanía desamparada de instituciones que la protejan.
La propuesta de la Coordinadora de establecer diálogos con todos los candidatos de oposición para que estos depongan sus aspiraciones en pro de la unidad para triunfar, debe ser apoyada por la sociedad civil. Si los esquiroles, ilusos, ambiciosos, desubicados y demás etcéteras que están lanzados a la zambumbia electoral no entienden el daño que hacen, pues que sea la misma sociedad civil quien ( aún poniéndose una pinza en la nariz) realice los acuerdos para conseguir que los triunfos de los candidatos de la oposición sean numéricamente incuestionables, porque con este CNE las avalanchas de votos son indispensables para que reconozcan al ganador. El peor candidato de la oposición siempre será mejor para nuestra democracia que el mejor candidato chavista.
Si la oposición no concerta antes del 1 de agosto, si la sociedad civil no se pone las pilas y decanta este carnaval de candidaturas, tendremos chavistas en el poder para rato. Quizás hasta el 2021. Y Chávez tendrá la razón: él gana porque la oposición está dividida.
