Opinión Nacional

Unidos por la historia

19 de Abril de 1810. Doscientos años del primer ejercicio de soberanía .Una fecha que debería consagrarse como el Día de la Soberanía Nacional, que se ejerció en esa jornada antes de declararse la independencia, ya que el pueblo venezolano en su primera y más grande plaza pública decidió ejercer la soberanía popular cimentada en sus derechos humanos naturales. Sin embargo, nuestros historiadores dubitan y el resto del país no saben reconocer y valorar exactamente que pasó ese día. Mucho menos el país político, perdido en el espacio en su proverbial desconocimiento histórico.

No obstante, el voraz ruido que se produjo en la fecha que celebramos bajo una denominación imprecisa, emitido después de los trescientos años de calma, no bastaron para derrotarla. Solo la Educación y la Sabiduría son capaces de sacar desde dentro de los propios pueblos, la identidad y propiedad de su soberanía.Las paralelas latinoamericanas se cruzan en el tiempo y en el espacio, las campanadas suenan en distintos tiempos, pero suenan igual, sentidas y vividas en un mismo idioma porque el alma latinoamericana es irreductible ante la tiranía, aún la doméstica que pretendieron reivindicar en algún momento uno que otro de los padres libertadores, que nos fundaron pero que tambien nos fundieron, como dijo Galeano, en tanto que la independencias y la deuda externa nacían al mismo tiempo y, así de sencillo, digo Yo, cambiamos de dioses de la libertad pero conservamos el mismo templo de la esclavitud.

Pero la fragua común nos hizo diferentes !Nunca un grupo humano tan diverso se sintió tan igual ! .Quizás porque en el genotipo, en lo que llevamos por dentro, borramos soberanamente las diferencias del fenotipo al nacer nuestra alma en el mágico vientre tripartito de la india mezclado con el de la blanca y con el de la negra. La santa trinidad de nuestro nacimiento materno nos dió esa característica tan peculiar de “pequeño género humano” como lo apuntó Bolívar.

Hemos pasado 200 años adorando estatuas, pero le hemos quitado la pátina de su identidad. Hemos pasado 200 años en la loa colectiva a la espada libertadora, pero olvidamos el libro de sus lecturas y las lecciones de sus maestros.Es decir, valoramos más la muestra de su violencia- de la que al final todo hombre se arrepiente y los libertadores no fueron la excepción- que las letras luminosas que escribieron en momentos de estelar reflexión.

Somos hijos de todos los inmigrantes que nos engendraron.Sin la exclusión de lo foráneo es donde podemos ser sinceros con la universalidad que ya se encuentra en nuestros genes. Dejemos de ser agresivos con nuestro origen.

De nuevo, es hora de pensar compatriotas latinoamericanos en nuestros héroes civiles. En aquellos que tomaron por espada una pluma y vencieron con ella a la ignorancia enemiga .Ellos son los auténticos portadores de la libertad, porque pueden concedérnosla en paz, sin endeudarnos por las armas de la guerra. Es hora de reconocernos como miembros de la misma tripulación porque estamos indisolublemente unidos por la Historia, como apuntan los amigos Pedro Palou y Felipe Pigna en History Channel, recreando maravillosamente el juego de nuestras vidas, recorriendo la línea de nuestra sincrética historia narrada con genialidad por la voz de nuestro irrepetible Iván Loscher .Unidos somos la oportunidad de los que nacimos diferentes.

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