Opinión Nacional

Uno y lo otro

“Yo soy yo y mis circunstancias”, dijo Ortega. Pero la verdad es que hoy en día lo segundo se encarama sobre lo primero, es decir, las circunstancias como que terminan torciéndole el pescuezo al yo.

Vale decir que en un país configurado para que otros sean los responsables, hecho a la medida del “a mí que me registren”, o simplemente análogo al cabrujeano “campamento”, anidan de lo lindo mentalidades parásitas, acciones donde clarea el vivo, nacen, crecen y se reproducen individuos con la matraca dibujada en plena frente. Tío Conejo en carne viva. El que jode y no lo joden. Pilatos en horas de la chiquitica, justo cuando es de vida o muerte ejercer el yo no fui, lavarse las manoplas hasta quedar como si nada.

Yo soy yo y mis circunstancias, pero ojo, a mí que me pongan de último, porque lo que yo voy siendo depende de lo otro, que es como decir de la mordida, de la jalada, del partido, del mecate, del amigo, del primo, del hermano, del cuñado, y de un tío del tipo aquél novio de la ahijada de mi nuera. Este país es Borgeano, y no por lo literario (que algo tiene en su ámbito fantástico), sino por lo laberíntico. Desde los cuadres para conseguir chamba, desde la lengua presidencial, desde el saco de gatos que es la oposición y de su contraparte, también trágica, que es el oficialismo, todo se perfila instaurado en un contexto hecho de espejos. Este país es una sala especular, y quien le cae se hunde en su maraña.

A Lusinchi lo engañaron, Luis Herrera, pobrecito, recibió un país hipotecado, Chávez se quebró los sesos corriéndole la arruga a los cuarenta años, que a estas alturas son ya cuarenta y seis. Yo soy yo y mis circunstancias, pero mis circunstancias tienen bastante de engañosas, mucho de banqueros chupasangre y toneladas de puntofijismo que nos determina, lo cual da para encogerse de hombros, largar sonrisas y entonar un vallenato: «a otro perro, con ese hueso”.

Ortega se equivocó de calle. De tanta pensadera al tipo se le quemó el coco, asunto que de paso explica tanto afán por desconectar neuronas-lengua o neuronas-restodelcuerpo en quienes ejercen labores de gobierno. Primero están las circunstancias, don Ortega, después las circunstancias y por último las circunstancias. Deje al yo para más tarde, y sepa usted que este más tarde implica por ejemplo la hora de cobrar, y a mucha honra.

Así todos contentos. Si alguien se interesa por lo que ocurrió el 11 de abril, las respuestas son demoledoras: ¿oficialista?, pregúntele a José Vicente. ¿Opositor?, hable con Julio Borges. Si se rasca la cabeza en el intento por escudriñar la botazón en Pdvsa, nada, paro golpista en la esquina de Otaiza, huelga cruda y dura para Juan Fernández. Culpas verdaderas, responsabilidades bien determinadas, castigos para quienes los merezcan, a freír monos. En el medio baila el dineral, la tortica petrolera que tiene brincando en una pata a Fidel Castro y sonrientes por los cuatro costados a Rodríguez Zapatero, Lula y el resto de países salpicados por la mano suelta.

Yo soy yo y mis circunstancias, pero con éstas de lo más rollizas, pesadas, paquidérmicas. Elefantes blancos, exacto, aquello que hemos sido siempre.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba