Opinión Nacional

Venezolanos seamos conscientes de nuestro futuro

Seriamente analizando las circunstancias que rodean toda la historia política del chavismo o de esta mal bautizada por quien la dirige como Quinta República, no logra entender uno como pretende su único y máximo dirigente y quienes han venido detentando el gobierno en estos últimos diez años la reelección real, que no solo la institucional y su consagración constitucional.

Un examen absolutamente imparcial de lo que ha venido ocurriendo a nivel macro en todo el país es suficiente para darse cuenta que jamás, entiéndase clara y categóricamente, jamás ni nunca, habíamos tenido un país tan sacudido por la inseguridad, la discordia ciudadana, el disparate político, la corrupción, los absurdos económicos, la agresión a países amigos, ni la desesperación social.

Comencemos por destacar sin pasión alguna lo que ha sido el irrespeto institucional por los valores de la patria. Quien como Presidente se ha expresado de la Constitución Nacional, instrumento fundamental que rige los destinos del país, refiriéndose a “La Bicha” no puede tener conciencia de las obligaciones que estaba asumiendo, ni de la vinculación de sus conductas como gobernante a tal normativa.

Ese lamentablemente ha sido el resultado de la mal gestada función del Sr. Chávez. La Constitución solo ha quedado para referirla o para usarla cuando se trata de imponer una dis-conducta política o económica.

El solo irrespeto que implica dicha denominación, definitivamente ponen en entredicho el buen manejo de sus preceptos y el acatamiento a sus principios, y así lo tiene demostrado la conducta asumida por quien ha sido responsable de la conducción del país.

Quien así piensa, para una persona sensata y cuerda, no puede Mercer se le conceda un voto para su reelección..

Quien de manera tan absurda y tormentosa como la que hemos visto y oído de su propia boca, se refiere a las penurias de nuestro pueblo, o a los aberrantes enfrentamientos que ha sugerido como soluciones para aquellos y a los que hemos conocido boca a boca, como Ud. mismo los invoca, y de los que hemos tenido noticia por su propia dicharachera radial y televisiva, que no por cuentos o interpretaciones de los medios de comunicación, mientras en cambio derrocha y reconoce hacerlo a plena voluntad los recursos del país, malversándolos en otros, bajo las razones que se quieran esgrime, no es mas que un insensato y no puede no solo ser reelegido, sino que en otro país menos insensato, ya hubiera debido dimitir por las buenas o por las malas.

Quien así pretenda siquiera mencionar la palabra reelección es un orate o está en curso de interdicción grave. Jamás podrá acceder al poder, quien así lo hubiere ejercido. Siquiera pretenderlo de nuevo es tamaña insensatez.

No sabíamos los venezolanos lo que era este maravilloso país, hasta la llegada de este nefasto gobierno. En la Venezuela de otrora, la seguridad por sobre todas las cosas era un valor normal y ordinario, con todo y sus excepciones.

Cualquier ciudadano, de noche o a la hora que fuera podía salir, quedar inclusive dormido en las calles o en un parque, pasando una buen rubicón de bebidas espirituosas, con la seguridad de que amanecería físicamente integro, y además con sus pertenencias, incluyendo los reales dentro de los bolsillos.

Las autoridades mal que bien, en la medida de sus pocos recursos destinados al resguardo ciudadano, respondían de sus funciones y dejaban clara constancia de sus duros procederes contra quienes contraviniesen tales normas del buen vivir. El hampa sabía y le constaba la existencia de la autoridad.

Salga hoy Ud. a pleno sol, en día de trabajo, y para empezar contará con un tráfico despavorido e iracundo, sin visos de solución ni ahora ni en muchos años, con o sin abundancia petrolera.

Y aun así, no vaya con lo vidrios del auto abiertos, siquiera para tomar aire fresco, eso era antes, hoy, sin duda que a los pocos minutos, tendrá a un malandro motorizado arrancándole de la muñeca el reloj, los anteojos y hasta el celular, y ello aun frente a la policía de tránsito o a sus múltiples pares motorizados, que andan obstinados con el halagüeño tráfico y ni se ocupan de tales milicias.

No hay que tener de sobra memoria para recordarnos sus celebres palabras en los Alo Presidentes, arengando a quienes así procedían para vivir y comer, sin tomar en cuenta como ni porque lo llevaban a cabo.

Quien así piensa, debe olvidarse no solo de reelecciones, sino de ejercicio de cualquier actividad pública o privada.

Nuestras casas y viviendas, o como diáfanamente oí decirlo de la boca de un inocente niño,” nuestra jaulas”, no tienen mas rejas ni sistemas de alarmas y antirrobos, porque no les caben ni tienen sentido. Todos sin excepción, hasta en los barrios que nos rodean, vivimos como los canaritos que alegraban otrora el amanecer de nuestras casas, enjaulados y entrampados protegiéndonos del malvado gato (el hampa y el desorden).-
No queremos así, ni con menos, que la misma autoridad que nos ha llevado a ello, o que lo ha tolerado, pretenda siquiera seguir con el mando en sus manos.
Lo que llamamos autoridades de orden público tan pomposamente, son sujetos vestidos de azul oscuro con cascos y chalecos que se ven por la calle pasar, pero sin tomar acción alguna contra el hampa, o que forman calladamente parte de ella para poder sobrevivir o se los ha inducido a tomar partido por uno u otro alcalde o candidato, como si las policías no fueran tales por todos y para todos.

Líbrenos el destino de quien pretenda alocadamente los dirige seguir con el poder en las manos y continuar tales desafueros.

Nada quiero decir sobre como se han pisoteado las normas de la ética y moral profesional de médicos, enfermeros, etc., ni como ha sido mancillada la memoria de un Vargas, un Razetti o un Risquez con las marramuncias dizque de prestación primaria de los servicios de salud, ni como se ha pervertido y corrompido un poder judicial, que hoy tristemente hasta hace añorar los años de las celebres “Tribus” y los guiri guiri de un celebre abogado senador que mantenía en conclave y enmarañadas desde las más bajas instancias hasta la superior autoridad de lo que entonces llamábamos Corte Suprema. El descaro y los abusos de hoy no tienen nombre ni medida, lo de antes eran meras tremenduras de párvulos inocentes al lado de los guisos de la quinta república.

Quien se ha valido del sojuzgamiento de los poderes para ejercer su poder de mando no merece un solo día más ejercerlo y mucho menos quedarse ad perpetuam haciéndolo.

La verdad señor Chávez que lo tengo y lo tenía por un avezado arbitrario e incipiente politicastro, pero nunca imaginé que su desfachatez llegara a tanto que hasta proponerse a reelección son sus mas altas y caras aspiraciones.

Estoy seguro, que quien serenamente piense en tanto desafuero como los comentados y acaecidos en este país, no puede, si resulta ser medianamente consciente, o simplemente tener memoria, apoyar una enmienda para promover la reelección del candidato de turno, ni de la gente que lo mantuvo en el poder.

La reforma constitucional que ahora se promueve no tiene mas objeto que satisfacer sus ansias personales de poder, todo ese parapetare no es mas que una simple patraña mal intencionada, como todas las que ha utilizado Ud. durante su triste desgobierno para hacerse reelegir sin mérito ni cualidad alguna y perpetuarse en un poder que le ha sido beneficioso a su solo interés personal, y al que nunca mas siquiera puede soñar siquiera volver alcanzar.

A los hombres, pero mas a los políticos se les juzga por sus obras, creo que no es menester mirar a los lados los restos de lo que Ud. y su gente nos dejará como país para darse cuenta del desastre y del desorden de su desgobierno.

Juan Pueblo, es como el de allá arriba, que sabe castigar bien duro, pero sin plomo y sin piedra, sobre todo a los que lo han engañado.

El próximo quince de febrero será para siempre recordado como el famoso día del NO pero en añadido, como día de la liberación de nuestro país de las mal impuestas botas de un bizarro militarote, aprendiz de mandamás, y como el del gobernante quemas daño produjo a nuestro país. Venezolanos, seamos conscientes de nuestro futuro.

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