Opinión Nacional

Venezuela: libertad para morirse de hambre

(AIPE)- Venezuela ha entrado en lo que podemos llamar el preludio de “la segunda revolución”. La confrontación del comandante Francisco Arias Cárdenas con el presidente Hugo Chávez ha creado una situación muy especial y quizás única en América Latina. Arias, con respaldo militar, es uno de los cuatro visibles comandantes disidentes del llamado Movimiento Bolivariano, columna vertebral del gobierno de Chávez.

Chávez, ha logrado dividir a la República Bolivariana de Venezuela entre pobres y ricos. La clase media ve en el candidato presidencial Arias Cárdenas la única salida legal y lógica para la explosiva situación que vive el país. Pero Chávez mantiene una plataforma popular sólida, el respaldo de los millones de venezolanos que viven en absoluta pobreza. Todos los días el presidente recuerda a estos hombres, mujeres y niños que no tienen comida, vivienda, educación, ni buenos hospitales, que mientras ellos están en la miseria los responsables viven como reyes porque gobernaron más de cuarenta años “y se robaron todo”.

El presidente le dice a quienes nada tienen, que él ha encontrado un caos y la rehabilitación del país no es un proceso de días, meses ni años. “Yo no puedo hacer milagros”. Esta inyección de odio diario, acompañada del insulto presidencial a los hombres e instituciones que eran antes respetados y ahora son calificados de “ladrones”, “bandidos”, “saqueadores” y “corruptos” ha llevado a los más pobres al firme convencimiento de que Chávez “es honesto”, porque confiesa que no puede arreglar de la noche a la mañana lo que ayer, los mismos políticos llamados ladrones, aseguraban en cada campaña electoral que iban a solucionar si votaban por ellos.

La única promesa concreta que ha hecho Chávez es acabar con el sistema, pero no ha explicado todavía cómo será el nuevo estado, qué quiere crear y en qué consiste la base fundamental para el progreso de esa nueva sociedad.

El desempleo aumenta en Venezuela, ahora se come menos que antes y las cifras señalan que hay más pobres cada día. No parece que Arias Cárdenas pueda ganar, aunque su candidatura crece aceleradamente. Pero aún perdiendo electoralmente, gana políticamente. Nace un líder de oposición que no tiene compromisos con el pasado, no puede ser chantajeado, ni mezclado en los negocios sucios que han convertido en espectros, que se ocultan a la luz del día, a los dirigentes del llamado Pacto de Punto Fijo, los líderes de los partidos socialdemócrata y socialcristiano que se alternaron en el poder a lo largo de cuatro décadas.

El nuevo jefe de la oposición, el comandante Arias Cárdenas, igual que Chávez, tiene sectores que le respaldan dentro de las fuerzas armadas. Si hay indicios visibles y comprobables de fraude, puede haber un enfrentamiento armado entre chavistas y los militares disidentes que apoyan a Arias Cárdenas.

Si queda demostrado que no hay fraude y que la victoria de Chávez resulta limpia, Arias se crecerá en la oposición, pues hasta ahora Chávez ha estado solo; ha sido el gobierno del monologo.

Una derrota electoral de Arias puede precipitar, en poco tiempo, una conspiración militar animada por los sectores conservadores de las fuerzas armadas que se oponen a la desintegración del país.

El resultado electoral marcaría así el inicio de “la segunda revolución”.

Chávez, ha creado un nuevo Estado. Pero la única libertad que esta plenamente vigente en Venezuela es la libertad para morirse de hambre. La más peligrosa de todas para los gobernantes autoritarios.

Analista político.

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