Venezuela, peligrosa vecina
Varios líderes de América Latina y Estados Unidos creen que los exabruptos armamentistas y el maltrato al pueblo venezolano por parte de su gobierno, son cosas que se pueden despachar con una mediación amistosa como la de Leonel Fernández, o con un encogimiento de hombros como los que han protagonizado en los espacios estelares de la televisión y en las primeras páginas de los medios de comunicación , el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, el presidente brasileño, Lula Da Silva y algunos voceros del presidente Obama. .
Cada vez mas entienden que con su asquiescencia y su aprobación implícita a los desplantes del gobierno venezolano en su conjunto, ya que el estilo chabacano y agresivo lo han copiado sus ministros, embajadores y otras autoridades, han importado los problemas del Medio Oriente, los del terrorismo europeo y el estilo de violación continua de los derechos humanos de gobiernos como el de Cuba, a un territorio suramericano que les es vecino en mas de un sentido, porque, o tienen fronteras con Venezuela, como Brasil y Holanda , o mantienen relaciones comerciales privilegiadas, como los Estados Unidos. La actitud que han mantenido, que varía entre la indiferencia, el asombro o la sordera, no puede evitar que Venezuela caiga cada vez mas en parámetros de peligrosidad institucional que fortalecen y animan las soluciones violentas en todo el mundo.
Pero eso es lo que se gana con los estilos apaciguadores tipo Neville Chamberlain y James Carter. No han entendido, como no lo han hecho gobiernos como el de España hasta que ya es muy tarde, que el problema del gobierno de Venezuela no es solo su estilo ofensivo y provocador al referirse a los demás. Debajo de la cubierta gritona, ,existe una férrea voluntad de permanecer en el poder, no solamente amenazando y encarcelando a la disidencia, sino aliándose con movimientos, partidos y líderes señalados en todo el mundo mediante procesos y denuncias registradas por un abanico inmenso de organizaciones gubernamentales, judiciales y no gubernamentales, desde Amnistía Internacional hasta la Audiencia Nacional española, para no hablar del Departamento de Estado Estadounidense y la presidencia colombiana.
En fin, se lo decimos venezolanos con la experiencia de 11 años . Soportamos grupos de choque, sufrimos de impunidad judicial para la mayor ola de asesinatos que se haya visto nunca en este país y que no pocos expertos atribuyen a una intencionada política de control social del gobierno, para terminar de intimidar al ciudadano común, no se puede poner ni una pinta en la pared en contra de Chávez, no sea que se caiga víctima de un “enfrentamiento entre bandas” que es uno de los nombres que se le da aquí al asesinato. Todos los juicios tienen precio y nadie puede protestar. Sufrimos de un continuo proceso de degradación de las instituciones. Y si ustedes creen que son inmunes a este tipo de situaciones , lamento decirles que están en un error.
Nos cansamos de decírselo a los políticos de la izquierda europea, encantados con las barrabasadas del presidente Chávez contra Bush, que era un blanco inestimable para la burlas sangrientas y los dicterios de todo el mundo. Ahora se sorprenden porque crecen nuestros presos políticos, por delitos de opinión y de los otros, se asombran de que el problema eléctrico no sea resuelto, sino que marchemos hacia el apagón continuo en medio de una desenfrenada carrera armamentista . Descubren que hay estadísticas mentirosas sobre nuestra pobreza, que los venezolanos vivimos bajo un régimen que intenta reducir a toda la disidencia interna, que no tolera críticas de nadie y que cierra cada vez más los espacios económicos y democráticos. Y como nadie quiere tener vecinos peligrosos, dada la experiencia del Medio Oriente y de Europa del Este, se empiezan a preocupar. Pues que bien, ya era hora.
