Opinión Nacional

Viaje al centro de la WEB


 Experimentar la vida virtual dentro de las redes literarias que pululan por la llamada ‘súper autopista de la información’ es un viaje apasionante al centro de la web que se realiza sobre varios filmes de rodaje simultáneo. Un viaje que comienza en la consolidación global-social de internet a principios de los 90’s, pero que no tiene fin.  Es un viaje más apasionante que la visita a Hollywood, o a la desaparecida ‘Cine cittá’ italiana (famosa por la producción de los western-espagueti) porque en las llamadas ‘páginas literarias’ de la internet usted es impelido, aún contra su voluntad, a participar como extra o de relleno, en varias películas que están en permanente producción y post producción. Se trata de filmes con guiones escritos por creadores, administradores y moderadores de esas redes, y en los que se imponen líneas maestras para una inmensa masa de actores – los ‘miembros’- entre quienes se realiza un reparto de papeles secundarios para que cada quien pueda escriturar sus diálogos y renglones de parlamento literario, siempre dentro de la férrea línea editorial del site.

 

Más allá del elemento pedagógico y de promoción de los que presumen esas páginas, existe una realidad, nada virtual y muy real –‘contante y sonante’, según sostienen a soto voce algunos miembros entrevistados – junto con objetivos corporativos particularísimos y muy alejados de los beneficios a miembros, pero cerca, muy cerca del bolsillo y las apetencias de figuración y promoción internacional de creadores, administradores y moderadores que operan como los únicos directores y guionistas de estas películas.

 

Al adentrarnos durante cuatro meses en diferentes ‘sets de producción’ de literatura virtual en castellano pudimos observar cómo se impone con guante de seda, el puño de hierro de normas de participación abiertamente estalinistas; comprobamos, correos electrónicos en mano, la aplicación de un aberrante apartheid cultural, y en algunos casos, se pudo constatar un neo-nacionalismo ‘embanderado’ y pletórico de simbología nacionalista que evoca los primeros pasos (radiales, en aquellos entonces) del nacional-socialismo nazi, convertido ahora en un perverso neo-nacionalismo virtual. 

 

Esta es la historia, y como en cualquier película basada en casos de la vida real…’los nombres de las personas y lugares han sido modificados para la protección del inocente” que en este caso es el suscrito. Así que acomódese en su butaca porque se van a pronunciar las tres palabras mágicas del cine: ¡Sonido!… ¡Cámara!…  ¡Acción!

 

Lo que el viento (de la WEB) se llevó

 

 

Tal vez Margaret Mitchell no hubiera escrito esta versión de su novela en aquella vieja maquinilla Remington, tampoco necesitaría estar convaleciente de la fractura de un tobillo para escribirla, ni hubiera requerido la lectura de todos aquellos libros sobre la historia de los Estados Sureños de la actual Unión Americana que le conminó a leer John Marsh, su segundo marido, mismos libros que le trajo a su cama diariamente desde la biblioteca pública de aquella bucólica Atlanta de 1936. Una laptop y una confiable conexión a internet le hubieran bastado, y con esas dos herramientas, algo de paciencia y unos cuantos meses para investigar, es muy probable que su editor -Harold Macmillan Latham- no se hubiera visto en la necesidad de comprar una maleta adicional para guardar allí el voluminoso manuscrito de Margaret, (3.500 cuartillas mecanografiadas pulcramente en la ‘Old fashion Times New Roman’ de 10 puntos, que dieron pie a una novela de 1.037 páginas) pues con un pen drive de última generación le bastaba y hasta le sobraba espacio digital.

Lo sé por experiencia propia. Durante los cuatro meses que dediqué a investigar periodísticamente la llamada ‘literatura virtual’, viví y compartí en varias comunidades virtuales los dramas, las penas, las falsedades y las historias de aquellas personas, que pretendiendo hacerse de una carrera literaria en estas páginas, o con la intención de reavivarla, sucumben a las múltiples felonías ocultas por quienes se autodefinen ‘promotores culturales’ o ‘defensores de la literatura y la paz’ pero que en realidad utilizan el espacio y a los miembros para impulsar y consolidar proyectos personales o corporativos, y en algunos casos, desarrollar actividades mercantilistas lícitas que moralmente dejan de serlo cuando se embauca y se engaña a los miembros.

Cientos, tal vez miles de Scarlett O’Hara navegan diariamente por esas páginas literarias de la internet, impulsados por el deseo de todo escritor de dar a conocer sus propuestas literarias, con la bisoña idea de que así y allí, en esos espacios virtuales, podrá forjarse un destino brillante, un nombre y al final de todo, un prestigio, pero como en los vientos originales de Margaret Mitchell, también en las llamadas ‘páginas literarias’ de la internet se vive una gran guerra de egos y primacías, en la que el idealizado esclavismo sureño da paso a otro, peor y más pernicioso, el de la membrecía, con el que los creadores de estos sitios literarios preservan la unión en sus páginas y las convierten en espacios de explotación del talento y la creatividad, para beneficio de sus proyectos personales y corporativos.

Los nuevos integrantes de estas redes (yo incluido) somos recibidos con inesperadas y efusivas manifestaciones de un cariño meloso y afirmativo. Es como si la Scarlett O’Hara del primer capítulo de Lo que el viento se llevó lo recibiera a uno en la plazoleta frontal de la casa grande de Tara, en las plantaciones de algodón de sus padres Gerald y Ellen, y corriera hacia uno con los brazos abiertos, vaporosa y perfumada, con guantes y bouquet trenzado en el frondoso pelo de bucles dorados, para una bienvenida excesivamente apoteósica. Esta escena es decisiva en el inicio de la primera secuencia del filme, pues sirve para ablandar la probable resistencia que pueda traer el recién llegado, y se repite con más o menos intensidad en todas las redes literarias. 

Si usted no se siente con la suficiente destreza para manejar las herramientas de participación que ponen de inmediato a disposición en su flamante ‘página literaria’, inmediatamente y sin necesidad de solicitarlo se le asigna un tutor-mentor, que varía de acuerdo a su género y al grupo etario al que pertenece, según la ficha de su inscripción, la cual entra a engordar un elemento crucial para los intereses de creadores, administradores y moderadores del sitio: la críptica ‘member data’, integrada por las informaciones de inscripción de los cientos o miles miembros del site y en otra súper producción que se rueda en paralelo, su nombre integra una particularísima Lista de Schindler y termina siendo usted uno más de los judíos del hábil Oskar, trabajando en la fragua lenta y ominosa para su prestigio, no el de usted sino el del Oskar de cada página, que utiliza para ello su tiempo, su computadora y su creatividad y cuya explotación los hace prosperar rápidamente. 

Al llegar por primera vez a cualquier página literaria, inevitablemente usted se sentirá como otro invitado más a la exclusiva barbacoa de la familia Wilkes, donde comienza Margaret Mitchell el primer capítulo de Lo que el viento se llevó, y hasta puede ver que los gemelos Tarleton vienen hacia usted, detrás de Scarlett, y que Melanie Hamilton está allá, en las escaleras de la impresionante mansión conversando naderías con su primo y prometido Ashley Wilkes. Todo el set de bienvenidas y mensajes de ventura y participación en las páginas literarias se orquestan para infringirle sutilmente el primer código de conducta que comentaremos más adelante al describir el rodaje simultáneo de otra súper producción, La vida es bella, intensa producción en la que usted también es otro más de los actores de relleno, el único papel disponible, y en el que participa aún sin saberlo. Continúe la lectura… Ya se dará cuenda del por qué y del para qué lo meten en ese filme.

Lo trascendente de la bienvenida es hacerle aceptar, de facto, unas normas de proceder y participación, para la que usualmente colocan un discreto link de acceso en el frontis o portada del site, y en la que exponen de manera genérica y sin detalles, unas reglas abiertamente estalinistas, las que introducen con un prólogo excelso y conmovedor para evitarle una usted lo que los psicólogos llaman ‘disonancia post decisional’. La barbacoa en la casa grande de la plantación «Doce Robles» de la familia Wilkes (esa misma a la cual usted ha sido invitado y en la que le dan la bienvenida) es decisiva para toda la acción ulterior del filme que recién empieza para usted. El objetivo es que usted haga grupo de afinidad lo más pronto posible, bien con personajes quisquillosos y más o menos altisonantes (los ‘Rhett Butler’ de la novela, que se permiten siempre con la rienda corta), bien con otros más suaves y dóciles, que son la mayoría.

Aún así, es inevitable que a los pocos días pueda darse cuenta que, sea cual fuere la página literaria a la cual usted se haya inscrito y le hayan recibido como ya detallamos, se encontrará en medio de un fuego cruzado, pues tal como en la elegante mansión sureña de Tara donde vive Scarlett O’Hara, la más bella, caprichosa y egoísta joven de las plantaciones sureñas, misma que suspira por el amor de Ashley, (aunque él esté enamorado y prometido con su prima, la dulce y bondadosa Melanie) en las páginas literarias se viven romances, desencuentros y constantemente corren tiempos de guerra siempre a punto de estallar. El enorme y multi-generacional éxito de estas páginas tiene una simple explicación: pocos espacios en la web cautivan con historias arrebatadoramente repletas de amor, odio, amistad, aventuras, guerra, familia… Son, por definirlas de alguna manera cinematográfica, una fábrica de sentimientos, lágrimas y sonrisas, sin importar que todo lo que usted escriba en ellas se lo lleve el viento cibernético de la web.

El discreto encanto de la membrecía

 

La ironía, el surrealismo y la falsedad son los elementos a los que echó mano Buñuel para llenar de ensoñación uno de los films más controversiales del llamado séptimo arte, de allí que el rodaje que se desarrolla en las páginas literarias lo copie literalmente, al extremo de discriminar roles y papeles entre la membrecía, como una fórmula de competencia que no tiene otro fin que la de consolidar lealtades, mientras al mismo tiempo  se lanza un hueso con carne (la posibilidad de ascenso social dentro de la página) a una jauría hambrienta de figuración.

La característica más notable en este rodaje virtual es que, a diferencia del verdadero escritor, los miembros no editan, o lo han hecho espasmódicamente, o ya lo hicieron y no se pueden re-encontrar con el editor en papel. Como los personajes de Buñuel, que todo lo tenían menos la posibilidad de comer juntos en un mismo sitio y a una hora preestablecida, la edición sobre papel es lo único de lo que carecen o en algunos casos, lo único verdaderamente imposible para ellos. Tienen dinero, sus creaciones son hermosas, pero los que fungen de creadores de esas páginas virtuales controlan sus vidas y salen triunfantes de todos los problemas, aunque los miembros no puedan, o no sepan, o a la final no quieran editar sobre papel, aunque lo sostengan, lo afirmen y lo griten. Les sucede lo mismo que a aquel funcionario que en el film La fiebre sube al Pao, que no podía beber, o como los burgueses apresados en El ángel exterminador, que no podían salir estúpidamente de aquel encierro absurdo. Ellos, que lo tienen todo (talento, aunque sea incipiente, tiempo y determinación), siempre les falta lo que más quieren: ser editados sobre papel, otra vez o por primera vez, y es por allí que son seducidos. Seducidos con el encanto discreto de una compilación, o de una edición particular reducidísima, siempre que el miembro cumpla, primero y antes que nada, con la reglamentación de las normas, y absorba el ciento por ciento de los costes. Es decir, que aporte Ese oscuro objeto del deseo que se llama dinero.

A todos los miembros les sucede lo mismo que a los personajes de Buñuel: Llegan tarde o a deshoras.  Las invitaciones a ‘la cena virtual’ (los concursos o las posibilidades de ascensión dentro de la pirámide burocrática) siempre están canceladas, o post datadas, o en el mejor de los casos, reducidas a la mínima expresión. Aún así, generan la expectativa que necesita la cúpula de la fundación, de la unión, de la página o de la sala, o como quiera que se llame la persona jurídica que está detrás de la página literaria virtual. A medida que avanza el guión, esta situación se presenta como un sueño, llegando a adquirir una dimensión onírica en la que los miembros desconocen dónde está el límite con la realidad.

Mucho en común tienen las ‘páginas literarias’ con la obra de Buñuel, aparte del surrealismo. La censura, previa y post es una de ellas. Así como el franquismo eliminó en El discreto encanto de la burguesía la escena en la que el obispo mata a un moribundo, en las páginas literarias se ejerce un castigo bastante similar a todo el que se salga de los parámetros de la ‘nomenklatura’ oficial, más aún si se trata de un texto crítico, y en algunas páginas profundamente orientadas hacia la derecha política y el neo nacionalismo, se prohíben textos de literatura erótica (así lo establecen en sus ‘reglamentos’) reservándose el ‘creador de la red’ la definición subjetiva y personal sobre qué es y qué no es ‘erótico’ o literatura sensual permisible.

Luego de ocho semanas de disfrutar el encanto discreto de mi membrecía en las siete páginas virtuales a las que me suscribí, lapso de luna de miel durante el que inserté diariamente relatos breves y algunos poemas de mi autoría, (todos con protección de ISBN y con registro internacional de Safe CREATIVE), me dispuse a medir hasta dónde ese discreto encanto se transforma en tolerancia y ésta en la norma que rija el debate de las ideas. Publiqué un ensayo conceptual sobre estalinismo, apartheid cultural y neo nacionalismo en el internet, que a las dos horas fue ‘exhortado’ a darlo de baja en una de las páginas con la mayor cantidad de membrecía (más de 2.700 miembros activos al momento de redactar este reporte) y simultáneamente fue bloqueado en las otras seis páginas de literatura virtual. De inmediato pusieron en práctica los elementos de represión, control y reducción de la entropía provocada por el escrito, como en una película bélica y de terror, cuyo ‘script’ es el tema de la próxima entrega.

En el ensayo hereje, colocado como tema de discusión en el foro (único espacio para el debate entre los miembros) se expuso qué son y cómo se evidencian estas tres felonías al intelecto en ‘algunas’ (así se resaltó en la introducción) de las autodenominadas ‘páginas literarias’. Para medir el grado y nivel de tolerancia, se publicaron las cuartillas como imágenes JPEG. Con ello se evitó que las autoridades censoras pudieran intervenir, tachar, re-editar y reinsertar el texto y fue precisamente esa previsión la que desencadenó la censura inmediata. Lo que sigue es un resumen temático de cada uno de los tres capítulos del polémico ensayo:

Capítulo 1:

ü  El denominado estalinismo cultural, es una paradoja que se manifiesta en la Internet.  Consiste en la interpretación subjetiva y posterior aplicación de lo que es y de lo que no es cultura, a partir de los prejuicios y desde una posición de supremacía y control de alguien: el creador de la red y/o sus administradores.

ü  En esta política cultural estalinista se imponen procedimientos de control y represión cultural como instrumentos para la forzosa colectivización de la expresión, a partir de una ‘nomenklatura’, asociada a los valores subjetivos y los prejuicios del creador de la red,

ü  Se transforma un espacio de libre participación en un postmoderno estalinismo cultural para desarrollar una relación de pertenencia y subordinación a la jerarquía, que sujeta la participación de los usuarios a reglas y normas que se delimitan a partir de un ‘deber ser’ y  una ‘pureza literaria’, referidos a la ‘nomenklatura’.

Capítulo 2:

ü  “… existe un apartheid cultural cuando el acceso a la cultura está condicionada por una segregación apriorística, que divide a un colectivo en ‘buenos’ o ‘malos’, de acuerdo con un patrón clasista y personal.

ü  El apartheid cultural es impuesto a partir del criterio subjetivo de quien predetermina, de acuerdo a su buen entender y saber, quién puede accesar a la página web y quién no.

ü  Tal apartheid cultural violenta el Derecho Cultural, contenido en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, una categoría que se menciona en los Derechos Humanos”.

Capítulo 3:

ü  Se entiende por nacionalismo al conjunto de ideologías, puntos de vista y criterios epistemológicos orientados a la justificación del estado nacional.

ü  Cuando el nacionalismo se viste de cultura y se lanza a captar adeptos por internet se regresa a la aberración del nacionalismo vinculado al fascismo, que reivindica la valoración de la etnicidad nacional y caldo de cultivo para los movimientos nacionalistas.

ü  Una página web promueve el nacionalismo cultural cuando se define en términos de etnicidad nacional. Este nacionalismo cultural incluye símbolos identitarios como el lenguaje, los instrumentos y los símbolos representativos de esa nacionalidad.

ü  La celebración a los personajes nacionales endiosados como iconos culturales, es la forma que toma el neo nacionalismo en las sociedades contemporáneas, un mecanismo que orienta las percepciones y hace aparecer como natural la identificación entre un dialecto, una cultura y una comunidad de nacionales.

ü  Sea en rituales colectivos o en detalles como la utilización de banderas, himnos y cánticas para identificar al grupo, el nacionalismo banal reproduce cotidianamente los esquemas mentales para un neo nacionalismo.

La entropía provocada por el contenido del ensayo generó un revuelo de opiniones y levantó una polvareda de comentarios, para nada deseada por las ‘autoridades’. En la próxima entrega mostraremos los guiones del ‘cine bélico’ que se comenzó a rodar, y la estrategia de ‘aproximación indirecta’ empleada en la reducción inmediata de la entropía intelectual que por momentos estremeció a la membrecía, cuyo encanto desapareció y el poder que les aprisiona dejó de ser discreto.

La perversa trilogía cinematográfica

 

Dijimos en la entrega anterior que mostraríamos los instrumentos de represión, control y reducción de la entropía provocada por el ensayo “Estalinismo, apartheid y nacionalismo en algunas páginas literarias en Internet” y también que identificaríamos la estrategia empleada. Para continuar con el paralelismo cinematográfico que traemos desde la primera entrega necesitamos señalar el ‘script’ de esa película rodada, en la que participaron como actores secundarios y como extra muchos de los miembros de esas páginas literarias. Pero ningún guión es capaz de resumir la múltiple acción disuasiva empleada en la estrategia, porque fuimos involucrados en tres películas distintas y de producción simultánea, y en cada una, la ejecución de diferentes historias muy bien orquestadas para alcanzar el objetivo final: consolidar una matriz de opinión pública sustentada sobre la descalificación personal del autor, obviando la discusión de fondo, que se diluyó en el intenso fragor de las tres batallas emprendidas en nuestra contra, batallas de opinión pública que se desarrollaron a partir de tres guiones del mejor cine de acción:  “La vida es bella”, “300” y “Bajos instintos”.

La vida es bella

La vida es bella es una hermosísima historia escrita y dirigida por Roberto Benigni en 1997 que conquistó el corazón de medio mundo. La ternura, la sonrisa y la tragedia se entremezclan en una película imprescindible que es considerada el mayor éxito internacional del cine italiano desde la época dorada de Fellini. Las ‘autoridades’ seleccionaron el script de esta multipremida película porque es una fábula ligera y fácil para incentivar el escapismo de la imaginación de la membrecía encantada, y muy útil para lo que seguramente consideraron un ‘momento de horror’ de la literatura virtual.  La selección de este guión es fundamental para la ejecución de la estrategia de ‘aproximación indirecta’, que como lo afirma Liddell Hart:

 “El objetivo de la estrategia debe ser, conducir la batalla en las mejores circunstancias posibles. La perfección de la estrategia sería el producir una decisión a favor, sin una importante pelea

Como ya se informó en las entregas precedentes, apenas a las dos horas de posteado en el foro de discusión de los miembros el ensayo de la herejía (Estalinismo, apartheid cultural y nacionalismo en algunas páginas literarias de la internet) y con tan solo pocas lecturas de otros miembros y apenas dos comentarios como respuesta, la Presidencia Ejecutiva de la página literaria con mayor cantidad de miembros ‘exhortó’ a dar de baja el tema.  De inmediato comenzó el rodaje de la primera campaña como en una re-edición del film La vida es bella.

En el set aparece un, hasta ese entonces, desconocido ‘Guido’ que es quien, de facto, cierra la discusión en el foro de los miembros de manera autoritaria y fascista pero (y he aquí lo alucinante de esta versión virtual) desde la perspectiva del personaje central de la película original, el italiano descendiente de judíos que vive en Arezzo (Italia) con los fascistas en el poder. Así, guardando un paralelismo con el guión original, nuestro Guido emula al otro Guido, que con tal de salvar la vida de su hijo de cinco años se inventa un juego en el cual ganará aquel que consiga esconderse mejor de los gruñones guardias alemanes. La imaginación del Guido original hará que el pequeño Josué, su hijo, viva el holocausto de una manera distinta, a partir de una manipulación de la realidad que es también el objetivo de nuestro Guido virtual: que la membrecía perciba el ensayo, no como un tema polémico con el cual pueda estar o no de acuerdo, sino como un mensaje fatuo y deleznable. Lo hizo ejerciendo el poder omnímodo del censor que actúa en la presunta defensa de los intereses morales del colectivo, mampara semántica detrás de la que oculta su verdadera intencionalidad: el veto de contenidos, y además lo hizo con una paternalidad casi sublime, como si fuera el mismísimo Guido del filme que convence a su hijo que la presencia de alemanes en el pueblo es un juego y que, al fin de cuentas, la vida es bella:

“Como socio de la XXX y con las herramientas técnicas que me han concedido, voy a CERRAR esta discusión, ya que me parece tediosa y sin sentido. Y luego procederé a consultar a los otros socios a fin de cerrarla definitivamente. Este foro no tiene ninguna BUENA finalidad, a no ser causar ciertas molestias a varios usuarios que me han enviado una carta, porque se han sentido agredidos”.

“Amigos y amigas: por favor sigan escribiendo poemas, relatos o ensayos; sigan comentando a sus compañeros; siéntanse bien en esta casa; seamos todos felices… ese es nuestro objetivo”.

Como cualquiera puede apreciar, la pertinencia del contenido del ensayo fue obviada por una presunta queja de… “varios usuarios que me han enviado una carta” carta por demás inexistente, o nunca exhibida privadamente al generador del foro para enterarse de las supuestas ‘quejas’, y con tal peregrino testimonio, la discusión fue irrevocablemente clausurada por el censor con este sesudo argumento… ya que me parece tediosa y sin sentido. Pero para tranquilidad de la discreta membrecía se ratifica, como Guido a su hijo Josué: seamos todos felices… ese es nuestro objetivo. Me resultó un desenlace surrealista, como le pareció también a un viejo amigo comunista, uno de esos viejos comunistas de concepto y conciencia, que son capaces de amistarse con un liberal como yo y que tuvo acceso al proceso descalificatorio…

Parece que para esos señores la felicidad es sinónimo de castración intelectual, una felicidad que se convierte en el moderno opio de las conciencias

En paralelo con la batalla de disuasión opinática desarrollada a partir del guión máster de La vida es bella, se montaron dos sets en los que se abordaron estrategias de ataque dirigido al autor, ataques desde la cúpula de una página que se presume literaria; ataque orquestado por el ‘delito’ de colgar en el foro de los miembros un ensayo crítico. En uno de esos ‘sets en paralelo’ se desarrolló un montaje de ataque basado (como se podrá apreciar en párrafos subsiguientes) en el guión de la película ‘300’.  En otro set, las vilezas de la película ‘Bajos instintos’

300 

300 es una adaptación cinematográfica estadounidense de la novela gráfica del mismo nombre de Frank Miller, la cual relata la batalla que libraron los griegos espartanos contra la invasión persa través del paso de Las Termópilas.  La trama describe la historia del Rey Leónidas y sus 300 guerreros que pelearon a muerte contra el ‘Dios-Rey’ persa Jerjes y su armada de más de un millón de soldados. Debido al furor de la batalla, la reina Gorgo intentó conseguir el apoyo de Esparta para su marido incitando al Senado Espartano que “el rey moriría si no enviaban a la armada«.

Casi eso mismo fue lo que sucedió. La Presidenta de la página literaria ‘exhorta’ la baja del ensayo, pero simultáneamente lanza a su marido a una batalla opinática frontal contra el autor, como quien le suelta las ataduras a un pavoroso mastín, y lo primero que hace el can es calificar, pública y abiertamente al contenido del ensayo como un ‘salivazo’, y mientras “el rey moría” en la batalla de la opinión (se le respondió con una carta y con un soneto alejandrino, que también fueron ‘misteriosamente’ desaparecidos) esta moderna y virtual Reina Gorgo intentó y consiguió el apoyo ‘del Senado’ que rige el encanto de la membrecía en las páginas literarias. De allí surgió el ‘Guido’ virtual al que hemos aludido anteriormente.  La batalla no se resumió a un simple ‘salivazo’. Prosiguió con un acoso al autor del ensayo en todas las páginas literarias de la web, cumpliendo así con los principios estratégicos de cuatro de las diez Leyes de la Guerra Comunicacional:

Ley de la Territorialidad: “El campo de batalla opinática está en la mente del público”.

Ley de la Percepción:”Lo que se percibe es más importante que lo real”

Ley de la Dispersión: “La diversidad simultánea de frentes disuelve la atención”

Ley de la Disolución: “La desinformación y el bloqueo informativo erosionan la efectividad”

 

Pero el final de este Leonidas no fue nada épico. A pesar de ello, el paso de la moderna Termópilas virtual fue cruzado y decenas de miembros -vía correo electrónico privado- se enteraron del contenido del ensayo. Unos lo apoyaron, otros no, pero todos pudieron enterarse de él, que al final de cuentas es lo que un ensayista desea.  Y así, como hizo en su tiempo el soldado Dilios, la historia que se contó a los miembros del Senado Espartano no fue la que más tarde se tropezaron frente a frente (la invasión de Jerjes), sino la bucólica épica de Leonidas. Lástima que en esta batalla el príncipe consorte no encontró una muerte susceptible de ser glorificada, sino una gesta fallida, y el ensayo sin necesidad de utilizar la ‘Senda Anopea’, llegó a los ojos de la membrecía. Por ello en el otro filme tuvieron que continuar la batalla peligrosísimas amazonas con sus Bajos instintos.

 

Bajos instintos

En el filme original, el antiguo cantante de rock y propietario de un club nocturno de San Francisco (Johnny Boz) aparece brutalmente asesinado en su cama. La última vez que se le vio a Johnny estaba acompañado por su novia, Catherine Tramell, una atractiva escritora de novelas de intriga de gran éxito profesional. Ella mata a Johnny, inmovilizándole primero (le ata las manos a la cabecera con un pañuelo blanco) y luego le clava repetidamente un punzón de hielo. Nick Curran y Gus Moran, del Departamento de Policía de San Francisco, se hacen cargo de la investigación.

De ser una cinta policial elemental, se transforma en un alabado film del género suspenso pues la escritora (protagonizada por una sensual Sharon Stone) hará apología de su propio delito tejiendo una sutil red de medias verdades y de supuesta creatividad literaria, junto con la exposición de una sensual feminidad, armas persuasivas con las que envuelve, no solo al fiscal acusador, sino al mismísimo detective Curran (Michael Douglas) y siguiendo este libreto, dos damas, ambas de irrefutable prestigio pero identificadas con las políticas represivas de la ‘nomenklatura’ de las páginas literarias’, diseminan por la red de páginas literarias, cada una desde su trinchera virtual, infames ataques al autor del ensayo ‘por el flanco’ de su honorabilidad.

Si usted visita o se hace ‘miembro’ de una de estas páginas literarias, absténgase de opinar a contracorriente de la nomenklatura oficial, porque si lo hace, muy probablemente se desate contra usted la campaña de desgaste que continuó contra el suscrito desde la acera moral, pero nunca desde el terreno de las ideas, porque la táctica que suelen emplear en estos casos, la Táctica de pinzas, requiere de una maniobra de lateralidad, para reubicar el foco de la opinión de los miembros, no en el contenido de un ensayo que se fue propalando entre todos, sino en la presunta falta de honor del autor, al que una de estas damas llamó públicamente perseguidor de mujeres y la otra mentiroso y manipulador, desatando con estas falsas acusaciones sus personales bajos instintos.

Para una cabal comprensión del lector, asuma por un momento que está en una gigantesca sala de cine en la que se proyectan simultáneamente los tres filmes aludidos. ¿No le parece difícil llevar la secuencia de las tres proyecciones? Bueno, ahora imagínese que no es un espectador sentado en una cómoda butaca del cine, o apoltronado plácidamente en su casa, pulsando el ‘picture-in-picture’ o realizando ‘zapping’ con su control remoto en tres canales, sino un personaje introducido en las tres filmaciones, y en esta perversa trilogía cinematográfica se ve compilado a desarrollar, de manera reactiva y contra su voluntad, un papel condicionado por los ‘speaches’ de los demás actores. Pues así mismo se siente quien disiente de la ‘nomenklatura’ del régimen que controla qué es debatible y qué no, en las presuntamente literarias y libertarias páginas culturales de la web.

Matrix literalia

Luego del ataque devastador de las autoridades de las páginas literarias por el doble pecado de la disidencia y la crítica, sobreviene una extraña calma. La maniobra ‘blitzkrieg’, el conocidísimo asalto relámpago que los alemanes pusieron en práctica en Europa durante los inicios de la Segunda Guerra Mundial, ha culminado y el resultado es un vacío aterrador: Hora tras hora usted puede notar que su lista de ‘miembros amigos’ se va reduciendo; que lo mismo les sucede a quienes en algún momento le apoyaron con sus comentarios, y en la que es presuntamente su página, van desapareciendo los comentarios alentadores y positivos que alguna vez pusieron allí otros miembros. También desaparecen aquellas abrumadoras y excesivas bienvenidas, junto con los comentarios a sus textos que todavía se mantienen ‘colgados’.

A contrapelo de lo que le sucede a usted y a sus compañeros de ‘infortunio crítico’, que  ahora poseen el estigma del ‘desestabilizador’, la vida en esas páginas literarias continúa imperturbable, como si nada hubiera alterado la paz y el espeso orden impuesto por ‘El Arquitecto’ de esta Matrix Literalia. El foco de conciencia  – usted o yo –  ha sido convenientemente combatido, reducido y encapsulado, y se mantiene a la vista de los demás miembros como un trofeo aleccionador, envuelto en un apretado capullo de silencios y de distancias, expuesto como símbolo del poder de la autoridad de ‘los socios’ y su nomenklatura por sobre los miembros. Desde la orilla arenosa del desierto donde virtualmente le han aislado se puede percibir la dramática realidad virtual. Una realidad que hasta ese entonces le fue esquiva pero que ahora le exhibe, impúdica y desde sus profundas e insondables simas, el pavoroso orden simétrico de sus múltiples escenarios cinematográficos, ensamblados, embutidos y acoplados junto con las contaminadas atmósferas de presunta libertad literaria que se copian a sí mismas en un fatídico fractal cibernético que le aporta consistencia de vida a la página literaria.

Como una extraña concesión al condenado, se me permite observar, por instantes apenas, ‘hacia’ y ‘desde’ el vortex de Matrix Literalia. Entonces comprendo lo que no comprendía. Que no podría nunca alterar con la verdad, aquel orden infinito de ‘la’ verdad que ellos imponen con la inteligencia artificial de ‘los socios’; verdad de fe que deben profesar y confirmar constantemente los miembros, so pena de un castigo similar o peor al que se me infringe.

Es así porque en esta Matrix Literalia los miembros han sido esclavizados sutilmente por ‘la autoridad’ de cada página literaria y sometidos a sus designios por las inteligencias artificiales creadas en ellas. Han colocado sus conciencias críticas en suspensión y sus mentes conectadas a una simulación social, convenientemente saturada de ritos, modos, conductas y comportamientos, previamente delimitados, como si se tratara de cualquier proceso de socialización en la vida real y tangible de cualquier conglomerado humano. Pero la verdad es que los miembros son usados por la realidad virtual de las páginas literarias para obtener la energía necesaria para mantenerse y alcanzar sus propósitos: Las creaciones y los comentarios de los miembros, que operan como un inacabable combustible creativo. Por eso, quienes no caemos en el discreto encanto de la membrecía de estas redes, o quienes cohabitando momentáneamente en ellas insurgimos con argumentaciones disidentes y críticas, nos convertimos en una amenaza para la existencia de la simulación virtual de Matrix Literalia. De allí la necesidad del ataque sistémico, de la reducción de la entropía provocada y la posterior exhibición del encapsulamiento, con el mismo propósito inhibidor con el que los bárbaros exhibían las cabezas de sus enemigos, empaladas y colocadas a la vera de los caminos por donde aquellas huestes dejaban a su paso desolación y destrucción.

Para una mejor comprensión de lo que sucede en Matrix Literalia, es conveniente exponer que las críticas y los comentarios disidentes operan como una pequeña flota de naves que se mueve por el subsuelo de las páginas, entrando de cuando en vez y de forma clandestina en las páginas de los miembros, procurando liberar cada vez a más personas conectadas con el falso mundo de Matrix Literalia. Buscando a aquellos que intuyen que algo no es correcto en el ilusorio mundo en que viven, un mundo virtual en el que algunos miembros han llegado a concebir que dentro de Matrix Literalia puede surgir un Elegido, un Neo, una persona que pudiera acabar con el enfrentamiento entre la autoridad de ‘los socios’ y la necesaria libertad de conciencia de ‘los miembros’ pero tal mesías no existe. No puede existir porque cualquiera que muestre cualidades de líder liberador es atacado y reducido de inmediato.

Mi caso es atípico… Diferente. Fui liberado del capullo gracias a la solidez de mis convicciones y a la acción solidaria de varios miembros, en especial de una, a quien llamaremos Trinity (su nombre verdadero me lo reservo por razones obvias): Ella continúa activa en al menos dos de las páginas que se integran esta peligrosísima Matrix Literalia y allí continúa como ‘miembro’ pero sus comentarios, opiniones y posteos están siendo perseguidos y analizados muy de cerca por los censores, los mismos que anatemizaron y cerraron mi ensayo, y también es seguida muy de cerca por otros miembros, que fungen como agentes encubiertos que identifican la crítica y la disidencia a través de los correos internos, para que ‘la autoridad’ pueda acceder durante las etapas tempranas de su manifestación a los escritos, e inclusive a los ordenadores de ‘los miembros’ considerados peligrosos o desestabilizantes del orden virtual.

A estas alturas cabe preguntarse ¿Qué se defiende con tanta saña, aparte de ‘un orden’ y de una ‘nomenklatura’ oficial?  Con una cuota anual de, apenas US$ 200, oo cancelados por adelantado, las ‘autoridades’ de una página literaria adquieren del creador de la plataforma en internet (Ning, Bigloo o de cualquier otra plataforma similar) el derecho a un ‘site’. Ese ‘site’ permite la apertura de páginas y correos internos para los futuros miembros, y con la plataforma montada y una importante cantidad de ‘miembros’ iniciales se pueden hacer muchas cosas:

ü  Se defienden proyectos personales relacionados con la proyección y promoción internacional a premios y altas distinciones de ‘socios fundadores’. Esto, además del prestigio, es una vía para obtener dinero fresco proveniente de fundaciones y organizaciones que patrocinan la promoción de valores literarios. Lo obtienen utilizando para ello la data de miembros, y con ella pueden…

§   … demostrar que tienen poder de convocatoria ante cualquier organismo público o privado, regional, nacional o internacional y darle respaldo al proyectos particulares fuera de la página virtual, porque se dispone de una importante o significativa lista de ‘miembros activos’ que gratuitamente aportan ‘productos intelectuales’, con los cuales puede demostrar ante cualquier organismo internacional el talante cultural del site y obtener subsidios, donaciones, aportes en dinero o en cosas.

§  … obtener el respaldo económico de empresas de lucro  -librerías, editoriales, imprentas, etc.- porque utilizan la data de la membrecía (member-data) como instrumento de mercadeo para comercializar en el portal diversos tipos de publicidad e intercambio de bienes por espacio. A mayor cantidad de miembros, el precio de la página literaria se eleva en el mercado del internet.

§  … con 2.000 miembros o con cantidades menores se puede obtener la ‘base intelectual’ para editar libros digitales y/o en papel, bien como textos individuales, bien como antologías que esos mismos portales comercializan entre sus miembros y por fuera de la página.

§  … realizar sus Congresos, Encuentros, y mantener administrativamente a moderadores, administradores y directores.

ü  Se protege una institucionalidad, a partir de la cual se obtiene respaldo económico de distintas fuentes gubernamentales y no-gubernamentales, dinero que usualmente se destina al financiamiento de proyectos corporativos que benefician a la institución, como ediciones de libros, seminarios, encuentros y toda actividad institucional que obre en la consolidación de los objetivos de la persona jurídica.

ü  Se ampara el escalamiento internacional de socios y autoridades cabalgándolos sobre la participación masiva de ‘los miembros’.

ü  Se patrocina la dominación de una élite por sobre la mayoría, utilizando para ello el apartheid cultural, el estalinismo de normas improntas y sobrevenidas ‘pret-â-porter’ y en algunas páginas literarias muy puntuales, las herramientas de un neo nacionalismo, las tres felonías explícitamente expuestas en el ensayo censurado.

En la búsqueda de la salvación de la creatividad, la independencia de criterio y de la libertad de expresión no es imperativo acudir a ningún Oráculo, como el de la película.  Basta con responderse algunas preguntas básicas antes de depositar su caudal creativo en cualquier página de Matrix Literalia: ¿Se puede confiar en una página literaria? ¿No es acaso ella, con sus felonías otro método de control al igual que Matrix? Todo indica que comprender la decisión que se ha tomado, entrar o salir de ellas, es la clave, pero se necesita la ayuda de alguien para realizar una retirada sin peligro para su producción creativa. Quien ya se encuentre adentro de cualquier página de Matrix Literalia se verá forzado a encontrar al Creador de Llaves, personaje cautivo en una de las páginas más antiguas de Matrix, y la solución para esa decisión, su resultado, debe hacerla en La Fuente, el origen de Matrix, es decir en su propia membrecía, o si puede en el origen del código fuente que originó Matrix Literalia 100 años adelante… en el futuro mismo del ayer.

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