¡Villanos ayer, hoy héroes!

Quizás una de las notas más emocionantes que haya escrito en mi corta vida, 58 años cumplidos, es la que la historia domestica me permite relatar. He vivido en estos pocos meses de este año, próximo a terminar, las experiencias más dramáticas que el destino colocó en mi camino.

Cuando se inicia el año 2005 venia ya con el propósito de postularme a candidato como concejal por el municipio Chacao. Ya había comentado en el 2004 ese propósito con los amigos de la Coordinación de la Asamblea de Ciudadanos de Los Palos Grandes solicitando su apoyo que se me fue ofrecido con la mejor de las sonrisas. Había vivido como muchos venezolanos las terribles experiencias del fraude en la realización del Referéndum Revocatorio Presidencial (RRP), el de las elecciones de gobernadores y alcaldes, y la inmensa apatía que se sembró en el corazón en la mayoría de nuestro pueblo por los resultados del RRP, esencialmente por la falta del liderazgo que abandono a su suerte a quiénes habían acompañado sus convocatorias sin exigir un mendrugo de pan.

Por casi dos años representé ante la extinta Coordinadora Democrática a la ONG, Movimiento por la Democracia (MPD) y al inicio del año 2005, estaba en el partido político totalmente desconocido para mí, el Movimiento Republicano, conformado por los compañeros que estuvieron en la ONG mencionada y por los nuevo amigos que representaba legalmente y dirigían a esta organización política en el ámbito nacional. Comencé de esa manera una acelerada carrera política impuesta por las circunstancias que ensombrecen el panorama que nos tiene confundidos y sin sólidas repuestas del camino a seguir. Si la primera postulación me lleno de experiencias, la segunda de ellas postulado a la Asamblea Nacional, me puso fino.

Comencé a asistir a la reunión de partidos políticos celebradas en el auditórium del CNE. Observe como los representantes de AD, COPEI, PJ, MAS, PV y otros que habían conformado la Unidad, con solo sentarse Jorge Rodríguez, sin decir ni pío, cualquiera de los representantes de estos partidos solicitaba la palabra y de inmediato, proponían algo. Llegaban con las propuestas escritas, las exponían e inmediatamente abandonaban la sala y Jorge Rodríguez, hacia lo mismo dejando sentados a decenas de partidos de diferentes tendencias, sin escuchar lo que voces no alineadas proponían. Con los medios esperándolos afuera, daban los mensajes a la nación de lo que supuestamente la oposición exigía y que el CNE acataría. Ni una sola vez, los vi referirse a la ley que regula los procesos electorales en el país. El CNE por su parte, declaraba los acuerdos a que habían llegado con la oposición.

Se inició una rebelión en esas reuniones y las voces disidentes y posiciones por escrito se comenzaron a entregar a la secretaria de correspondencia del CNE. Más de una vez señale las ilegalidades que se proponían y aprobaban y su punto álgido fue el 18 de noviembre cuando el presidente del poder electoral prohibió las intervenciones y preguntas porque empañaban el acuerdo a que había llegado con la oposición y que con la presencia de la misión de la OEA, anunciarían el acuerdo de abrir el 44,9 % de las cajas, la no utilización de los cuadernos electorales y publicidad gratis para los candidatos. Le espete que no era lo que se le había solicitado, que en nombre de la organización que representaba había pedido por escrito se cumpliera lo estipulado en la LOSPP.

El domingo 27/11/2005 ellos acordaban con la complacencia de la misión de la OEA y la cara larga del CNE, la eliminación del captahuellas. Ni una coma más, ni un punto menos, tiene el proceso electoral tal y como fue planteado por el bloque de la Unidad. En esas reuniones se le acuño el calificativo de oposición oficialista.

El lunes 28 de noviembre, lo que se conocía en el mundo político se develaba al país, Acción Democrática se retiraba de la contienda electoral aduciendo que el proceso electoral era una trampa, ocultando la verdad al pueblo que gobernó varias veces, que no tenía ni votos ni gente para cuidar sus mesas en los centros electorales. AD nunca leyó las advertencias de Súmate, el fraude continuado de Tulio Álvarez, el Cisne Negro de Naim. Lo siguieron los que debían ya que estaban en las mismas condiciones: COPEI, PV y quien mantuvo en vilo no tanto a la opinión publica que se retorcía frente a las pantallas de televisión, sino a los medios que debían transmitir la noticia al mundo, Primero Justicia.

Los villanos de ayer, los que nos cambiaron el RRP por un plebiscito, los que nos gobernaron durante 40 años y nos legaron esta horrenda herencia, los que nos llevaron a bailantas y nos abandonaron a la suerte el 16 de agosto de 2004, se convertían en héroes por arte de birlibirloque.

Pero aquí no termina la historia ni Venezuela tampoco. De repente quiénes creen que la democracia se defiende con votos, aun en contra de autocracias tramposas y en contra de sus principios y derechos políticos y ciudadanos, optaron por la vía fácil, se plegaron a esta insensata ola que desató la muy estudiada acción política de los adecos buscando el aire y simpatía de un pueblo al que abandonaron hace muchos años y que de repente, “piensan en él”.

No hubo un líder y mucho menos un liderazgo que señalará la vía a construir una verdadera unidad. Nadie edificó un mensaje para crear la verdadera resistencia. No, el mensaje que desbordo la comisura de los labios fue: No votar, abstenerse, retirar el partido, postular presos y dejarlos en la cárcel, me roban el voto, me harán elecciones como en Cuba. Nadie tuvo el valor de llamar a la sensatez, pedir perdón al pueblo por las equivocaciones y decirle que los votos y no las balas sacan a los tiranos.

El miércoles 30 de noviembre, en la más profunda incertidumbre de seguir o no como candidato, recibí el más importante apoyo que hombre alguno pueda recibir. La sonrisa de mi compañera y sus palabras que retumban en mis oídos como el más hermoso trinar de pájaros, me sacaban de esa penumbra diciéndome: “Vamos a votar temprano con todos los muchachos y luego estaré con los nietos para que tu hagas lo que tengas que hacer”

¡Venezuela bien vale un voto!