Y ahora, hacia el referéndum
Una decisión acorde con la realidad del país fue la intervención de Jorge Rodríguez y la decisión del CNE de ofrecer un primer avance sobre el proceso de reparo. ¿No podíamos haber tenido este signo del CNE desde hacía tiempo? ¿Sin generar tanto ruido en sus opiniones? ¿No son los rectores quienes deben supervisar como equipo todas las variables que pueden influir en el proceso? Si hay engaño, deben ser sancionados. No se pone en duda el honor de las personas; pero lo que si es evidente es la revisión de algunos procesos internos, entre ellos, su política comunicacional.
Al margen del resultado oficial del CNE, hay algo que está claro; ni el CNE, ni el sector oficialista y algunos representantes de los partidos políticos, no han estado a la altura del momento histórico que vive nuestro país. No han valorado el significado de la jornada de reparos realizada.
Los voceros de la oposición y del oficialismo parten de premisas que considero inadecuadas. Desde la perspectiva de la oposición, los que fueron a ratificar su firma no implica un apoyo a los líderes de los partidos políticos; tampoco, todos los que fueron a retirar su firma lo hicieron presionados. En el sector oficialista ocurre algo similar, los que fueron a retirar su firma no lo hicieron con la finalidad de apoyar el proceso; tampoco los que fueron a ratificarla lo hicieron presionados. A los ciudadanos se les pidió un gran compromiso: está la firma, está el número de cédula y además la huella dactilar. Debemos agregar: un primer firmazo, un reafirmazo y los reparos. En tres oportunidades dieron la cara públicamente para expresar su opinión. La decisión de asistir, fue un acto personal y consciente.
Quienes estuvieron en el proceso de reparo, lo hicieron asumiendo un protagonismo digno de valentía, el cual es humillado y desvalorizado por algunos líderes del país. El CNE como institución, en vista al referéndum revocatorio, debe asumir estrategias operativas que garanticen la opinión de los ciudadanos. ¿Cómo? A mi modo de ver: declarando menos, siendo competentes, acelerar el proceso, ofreciendo resultados y garantizando transparencia.
El otro aspecto, es la constante relación, con intención o sin ella, de comparar este proceso con unas elecciones presidenciales. Son dos procesos distintos, con finalidades diferentes y con alcances no comparables. Ahora el objetivo es someter a la opinión pública el desempeño de un gobierno, a través de un referéndum revocatorio. No estamos en una pre-campaña electoral. A pesar de las manipulaciones del oficialismo, de algunos sectores de la oposición, de las posibles trampas, de las inconsistencias y contradicciones del CNE, hay una sociedad que no busca la violencia para salir de sus problemas.
