Opinión Nacional

Yo lo vi todo menos esto

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                                                A Pedro  Corzo, Nelson Bocaranda, Milagros Socorro, la palabra que llega

            Cuando era niño vi casi todo y aquello que no vi lo creí a los mayores.  Si  contemplaba la luna, en noches claras  de dulces conticinios, observaba  en ella una dama muy bella en quien veía  a la Virgen. Y era verdad según era mi vista de esa era.  También  la buscaba entre los cafetales cuando estaban sus matas florecidas y   en esa magia de blancura, color y aroma, estaba ella. Al crecer, lo que más pareciera increíble fue el habernos hecho, como todos los niños, amigos del diablo suelto y por las inmediaciones de Carora veíamos al famoso muerto sin cabeza, sin pantalón ni camisa, con las manos en el bolsillo y una macabra sonrisa.  Nunca se tuvo la sensación de que fuese macabra, más bien pícara.  Luego, aun  niño, entré al seminario.  Quería ser sacerdote, no tanto para hacer catequesis, sino porque me parecía que desde allí podría conversar mejor con La Virgen y dialogar con Jesús, lo cual no logré, suelen ser esquivos a esos sitios,  pero,  en su lugar recibí  clases del  hermano Jerez, noble como los vinos de esa región, virtuoso y sabio como  san Crisóstomo y  del padre Aceros,  ilustrado como Santo Tomás y místico como San Juan de la Cruz.

            Allí me interrogué  por muchas cosas, me pareció  justa la ira de Jehovah contra  Eva y su marido liberal,  nunca  se preocupó  por ella,  lo que ella hiciera le era absolutamente  indiferente ni cultivó una flor para agradarla. Probablemente obvio, no tenía por qué  preocuparse, pues,  la única manera de  un ser varón que de verdad sea y no  se angustie por su mujer es porque sea él único hombre sobre la tierra y no por sospecha en  contra  de ella, sino por esas angustias al saber que siempre puede haber seres mejores, lo cual  ocurre siempre,  y la dama  puede ver en alguno ellos un modelo a atender, a seguir,   su refugio, lecho de sublimes encuentros.  Comieron lo  prohibido por hábil seducción de Satanás, se excusarían luego,   quien les prometió ser iguales a Dios, si lograban  tener conocimientos. Hay algo de verdad en todo eso.  Mas, eso no fue lo que molestó, en grado tal  hasta llegar a la ira del  Señor, sino porque cada uno de ellos mintió con el propósito vil de engañarlo al de culpar al otro de su responsabilidad.  Entendí  la rabia del Señor, pero no  hube comprender jamás porqué yo  tenía que heredar el castigo por un delito que no cometí.  No me fue fácil ni es sencillo asimilar la estrategia de Abraham de negociar a su mujer con el Faraón, y de ese modo,  tampoco entendí las negaciones de Pedro a Jesucristo,  se justificaron cada uno a su modo, para salvarse y todo lo demás  unido a eso y muy menos entendí  como David decidió matar a  Uria para quitarle a su esposa,  Bethsabé.   De esto último pude pasar del horror al entendimiento, a veces de  los grandes pecados  por amor hechos, pueden obtenerse  resultados que  son superiores al delito  y Salomón, hijo de esa unión es un poema casi escrito por el mismo Dios, según  el pincel de David. Me  sorprendió la exterminación casi total de la vida con  el Diluvio,  acertada me resulta la confusión  en la construcción de la Torre de Babel.  Confieso que aun creo que esos fueron errores de Dios, otras veces  que aciertos, porque  al final de la historia fue tanta la libertad de extensión limitada que Dios dio al hombre y le estableció inflexible desenvolverse  en  un péndulo que va del mal al bien  e incansable, inagotable,  lo repita y es del hombre la responsabilidad de permanecer mas cercano a uno de sus límites y de ese modo le es mas propio o ajeno el bien o el mal.  Tal lo he afirmado siempre, Dios nos dio el derecho a vivir y lo inevitable de morir, así fue, hasta que Cristo vino y convirtió a la muerte en puerta del camino para encontrar en Dios la felicidad per se.

Vi en libros y testimonios las persecuciones contra los primeros cristianos, del mismo modo vi como el imperio romano se vino abajo más por la corrupción, la lujuria, la concupiscencia, incestos, adulterios, que por cosas y problemas de la economía o conflictos entre quienes  luchaban por la libertad y quienes  imponían el poder.  Supe  de la Santa Inquisición, del nacionalsocialismo, de Pinochet, Videla…he visto, pues, casi todos lo que  todos también   han visto, pero que yo  con León de Greiff, de quien aprendí  el sagrado oficio de  acontista, resumido así, poner la bala donde la clave el ojo… Supe de quemas de libros, de sicarios,  pedofilia, pederastia y esas cosas y más vi o me contaron.  Vi comulgar a delincuentes  previo perdón de sus pecados, pero jamás la penitencia les impuso  devolvieran cuanto se robaron o mal habido hubieron, vi a la adúltera aun con olor a suero envejecido comulgar, no por acatar el mas puro de los sacramentos, el  de la Reconciliación sino como una manera de que Jesús   penetrara en ella y luego, mas después,  entrar en esos juegos eróticos en conjunto de tres. Pobre Jesús, cuantas veces mas te hemos crucificado.   Vi y conozco a un sacerdote que  tiene amor por la verdad, que tiene la convicción de pedir  Bill Gate  que adapte equipos científico-morales  a la hostia y al vino, de modo que cuando se den situaciones como estas se evidencien, análogas a esos aparatos que detectan mentiras o  que precisan  la cantidad de vino en nuestras venas. 

También me he visto a diario, siempre empiezo por mi,  y qué lejos estoy del santo pio, que yerros y pecados a granel he cometido, pero, como dice Santo Tomas, la verdad no importa quien la diga es palabra del Espíritu Santo. Públicos los he hecho, para que con rigor, seriedad, mi terapeuta, mi familia, mis amigos, mis maestros y vecinos me ayuden y de ese modo no repetir  delitos y  cuidado tenga para evitar caer y recaer.  La confesión  en el silencio es un invento de la complicidad, lejos muy lejos de la santidad, caverna de la ineticidad.  Hoy de nuevo pido perdón a quienes de palabra y obra haya ofendido, y rezo en alta voz mi propio Padre Nuestro. Lucho en mi oficio de buscar la verdad, a sabiendas de cuan  arisca es.

Pero, en estos días he visto lo que nunca se ha visto.  La verdad es que Chávez tenía plena consciencia de que no podría superar su enfermedad,  pero para garantizar su propósito,  mintió perversamente para manipular.  La constante  capacidad de mentir de Chávez, fue parcialmente estudiada por mi,  El arte de mentir, patología consubstancial a Chávez,  Analítica, del mismo modo vi el manejo de su propia muerte como parte de la compleja personalidad de Chávez ¿Chávez inmolación? ¿Homicidio, Analítica  Lunes, 7 de enero de 2013.  Hoy  lo digo con exactitud  que eso no se había visto, Chávez se inmoló, es el único caso de que alguien se  convierta en cordero de su propia ofrenda  en empeño de su propia deificación.  Dadas sus limitaciones, consciente, Chávez, en su afán de trascender, ungió a Maduro, para que Chávez transustanciado  se hiciera en él.  La inmolación por un proyecto en el cual creía, su socialismo,  del cual ni él mismo habría podido decir que cosas es, entonces, para cubrir ese vacio, fue conformándose como Ídolo,  la estrategia es original y quizá originaria de Hugo Rafael.  Emular a Cristo, le parecía bien, ser  mesías, con palabras de tierra prometida, pero en el aquí, en el ahora para siempre.  Salvo que, en lugar  de Pedro, dispuso que fuese Maduro, pero sin más discípulos, sin ningún apóstol que pudiera dar consistencia a su culto, a su sincretismo religioso y llevar su palabra por el mundo, un mundo suyo, exclusivo de él,  en donde el péndulo iba del mal y al bien, pero él era el bien.

Pero, si algo nunca visto ha pasado, es  el colectivo empeño de beatificarlo y para ello hay que librarlo de toda culpa y responsabilidad histórica, concreta.  La lista Tascón, ordenada por él, ya se ha borrado, la más perversa de las exclusiones conocidas en Venezuela. La vida de Brito, su inmolación por la justicia, la libertad, el amor a si mismo, a su país, ya no es ni siguiera tema de los recuerdos.  La infamia, la calumnia en lugar de ideas, ahora, ocultas son  oraciones por la paz y la libertad.  La crisis con Colombia,  a punto de una guerra, que habría puesto a Colombia en la situación mas difícil de su historia, no poder hacer nada con el vencido, la protección y apoyo a las FARC,   la inmensa deuda externa e interna,  inseguridad, violencia de palabra y hechos. Su fraternidad con el gobierno de Libia, de Irán, Siria, Irak, sus maldiciones a Israel.   El estrangulamiento a las universidades autónomas. La perversión de la calidad académica. Las hipotecas al gobierno chino,  la sumisión al gobierno cubano, el cierre de medios de comunicación,  la negación al debate,  la corrupción, como concreción de la falsa moral, de modo que todo aquello que se hace por la revolución es legitimo, la imposición del terrorismo de estado para provocar un estado de terror en el ciudadano, el culto al odio, el desprecio por la ciencia, el arte,  el país enfermo.   Luego el manejo  de su enfermedad y de su muerte, todos orientados a la idealización  de Chávez. La cortesía diplomática  se manipuló como adoración,  el dolor humano y profundo de tanta gente humilde, como una gran peregrinación para adorar a dios. Chávez no ha muerto ni morirá  vive en cada uno de nosotros, exclama gente buena, proceso de idolatría que el propio Chávez en vida manejo con éxito, yo no soy Chávez, yo soy el pueblo, el pueblo soy yo. Síntesis de su “credo”  de ese modo fue construyendo su propio camino de mitificación, de deificación idolátrica.

 La católica iglesia, en sus altas jerarquías, con excepciones, siempre hay judas en el banquete del poder,  ayer desenmascarando al régimen por flagrantes violaciones a la ley, todas, la constitución en primer término,  hoy en misas, funerales, réquiem no para pedir  a Dios  misericordia,  sino para que premie  la impunidad. A Dios no nos  es dado pedir justicia, él es la justicia. A dios no nos es dado pedir que nos ame, él es el amor. A Dios no nos es dado pedir lo que tiene que hacer y menos  según  los intereses que tenemos para que nos sea propicia su decisión, él lo sabe hacer. La consciencia crítica se sumó  a las loas que hacen de este velorio un pandemonio histérico y un macabro juego de perversa manipulación.  Pues bien lo nunca visto,  un coro de plañideros que o bien  mintieron ayer o bien   mienten hoy.  Mis oídos han escuchado de alguno de esos curas que en este proceso idolátrico se cambio   a Jehová por Fidel y a Cristo por  Hugo Rafael. Algunos efectos en el sincretismo y cultura popular hay empiezan a sentirse.  En el culto a María Lionza,  ya ingresó  Chávez a la corte especial con Bolívar, Negro Primero, José Gregorio Hernández, un altar especial.

La tarea que nos espera es inmensa, difícil, pues tal como desde hace  tiempo ha señalado Marienbad Belugheilig  Chávez se sembró en el corazón de los venezolanos  por el inmenso fracaso de la democracia, y sobre ese fracaso  tomó el discurso por la justicia, por la equidad, de la moral para llegar, y una vez conquistado el poder lo utilizó  la dádiva  oportuna,  que mitigó  la sed y acrecentó  la esperanza de más, porque exacerbó las pasiones en sustitución de la racionalidad y, tal afirma, porque en la historia política venezolana  el mesianismo del líder y el rol del Estado han jugado siempre un papel especial, que hace del ser social un  cliente y aleja al ser político de ser ciudadano.   Una tarea inmensa nos espera. Son tiempos de Cuaresma,  tal vez la imitación a Cristo es el camino,  la verdad debe ser la voz de cada líder que, mas que el voto,  busca la libertad. La gente ligada a Chávez ávida está también de la verdad.  Es tarea ayudarla a buscar.  La gente que rechaza a Chávez, tanto  más que sus propios seguidores, necesita la verdad, vamos tras ella. Si  la verdad que nos da el conocimiento se echa a andar, entonces  se habrá abierto los caminos del encuentro. Si el arte se hace vecino nuestro y nosotros parte de él, podemos encontrarnos a nosotros mismos y es esa vía el camino de la paz, y de la paz la justicia es el alma. (MB)

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