Opinión Nacional

Zulianidad, sayona y silbón, dos espantos y un bufón

Mientras el 23 de enero de 2013, en Caracas, se congregaba  un mar de Venezolanos en franca recuperación   del verdadero espíritu popular y libertario, del 23 de enero de 1958

En el Estado Zulia,  parte de las  autoridades regionales, celebraban la “semana de la Zulianidad”.   El mismo esperpento que sirvió de   soporte ideológico al agónico  partido político” Un Nuevo Tiempo”,  a sus personeros  y  a sus brutales campañas  contra  los zulianos que no se doblegaron ante esta estafa.

En Noviembre de 2010, me sentí obligado a salirle al paso a la escabrosa Zulianidad, por fatua y malintencionada. Y en 2013, específicamente el día 16 de diciembre, la farsa se volatilizo mostrando   su verdadero rostro, la foto a continuación  dará cuenta  de cuál era la Zulianidad  que derrotaron los zuliano y que hoy, espero que inocentemente, oxigena el gobierno regional.

El artículo original  fue escrito y publicado por Aporrea el  Jueves, 25/11/2010 10:30 AM,  hoy más que entonces creo necesario publicarlo.

«Flectere si nequeo superos Acheronta movebo». (Si no puedo persuadir a los dioses del Cielo, moveré a los de los Infiernos) Virgilio, Eneida 
Cuando era niño y le preguntaba a papá si los espantos existían. El viejo se sonreía, y mientras me desordenaba el pelo socarronamente, decía, «no crea en babiecadas mijo, el aparecer de las ánimas en los sitios oscuros, y entrada la noche, son inventos de los vagabundos para esconder sus andanzas». Semanas atrás, mi hijo menor me preguntó qué era «la zulianidad». El pobre buscaba información, sin encontrarla, para responder un trabajo que le ordenaron en la escuela. No habiendo nada sólido qué decirle, recordé la vieja doctrina de mi padre, cuando hablábamos de espantos y aparecidos.

Crónica de espantos 
La Sayona, es un conocido personaje de toda la cultura latino-americana desde el siglo XVI. El personaje habla en varios dialectos del continente, pues lleva más de cuatrocientos años asustando, en más de 10 países. La leyenda de La Sayona se encuentra documentada en crónicas populares desde el río Grande en México, hasta el río de la Plata en Argentina. Y por supuesto, también en el Zulia. Por su parte, El Silbón, es una creación de los llanos al norte de Sur América. Colombia y Venezuela, comparten sabanas y silbones. En Venezuela es popular su leyenda, desde finales del siglo XVIII. La leyenda del Silbón ha sido recogida por múltiples cultores populares en corridos, coplas y cuentos, con dos versiones, las dos de similar atrocidad. Ambos espantos, Sayona y Silbón, son capaces de presentar su carta de identidad desde la oralidad. Oralidad no siendo más, ni mucho menos que la cultura misma, vestida de cuentos, cantos, rezos, leyendas, recetas medicinales, modos de cocinar, de contar, de vivir, de soñar y hasta de entender el bien morir. Tal vez de allí la existencia de los aparecidos.

Crónica de bufón 
En el caso de la mala palabra «zulianidad», (y lo digo siguiendo la lógica del maestro Ángel Rosenblat, en su artículo de 1955, del diario El Nacional, cuando hablaba de las analogías), no es capaz de presentar ninguno de los anteriores documentos que lo, «identifique, o que atestigüe su existencia en ningún momento de la historia». Debemos recordar que no existe lo que no se nombra, de allí el viejo conjuro de no nombrar a «Satanás» por su nombre, sino inventando remedos, que lo intenten desdibujar, restándole fuerza, maldad o credibilidad, así se nombra como el Innombrable, el Maligno, el Ángel Caído, el Oscuro, diríase pues, un Satanás de segunda, con el permiso de… el susodicho. La «zulianidad», no siendo lo que pretende ser, ofende lo que es, el ser zuliano. Al ser inexistente, suena fofa, parece Monumento de La Chinita fabricado en plástico por manos protestantes. Suena a gaita tocada en órgano electrónico, huele a ebrio dormido sobre su vómito celebrando el Día de la Madre. Suena a vallenato por encargo, suena a chocarrería. Es una frase hueca, un sonido usado para reconocerse los iniciados del poder regional y para enjuiciar a los no creyentes. En definitiva, para desmeritar a los zulianos, que no acepten sacrificar a la «zulianidad». Visto así, la inexistente «zulianidad» es una bufonada, y recordemos que se llamó bufón “el truhan quien con sus palabras, acciones y chocarrerías, tenía por oficio hacer reír a los poderosos». Ante la bufonería, es necesario recordar la obvia verdad: Zulia es el nombre del estado y el ser zuliano su gentilicio.

El ataque de la oralidad
«Zulianidad», no existe en el diccionario de la lengua española, no existe en el diccionario de americanismos, no existe en el diccionario de venezolanismos. Según la última revisión y adecuación de la RAE de 2005, no existe en la lengua española, y en definitiva no existe, ni existió, en la conciencia del zuliano, ni es el gentilicio del Zulia. Más aún, excepto en los medios de comunicación, no existe como parte de la oralidad del estado Zulia y menos del país. La frase fue acuñada como moneda falsa, como una imagen publicitaria para poder vender, lo que ostenta muy mal talante para ser comprado. «…También debemos mencionar la presencia masiva y abrumadora de una oralidad secundaria, la cual viene dada por la acción de los grandes medios de comunicación,… Se nos apabulla con un flujo de palabras, que raras veces, espera o admite respuesta alguna de parte del interlocutor, condenado a un papel de oyente pasivo… Otro ejemplo de oralidad secundaria lo constituye el discurso del profesor universitario —pesadamente libresco las más de las veces— el recital del declamador profesional, el mensaje del orador político, las conferencias de diversos tipos de personalidades con especímenes discursivos más próximos al lenguaje escrito que al propiamente hablado, cuando no conforman meros híbridos indefinibles…»* ESTEBAN E. MOSONYI.

 Las razones para la «zulianidad»
El creador del «Día la Zulianidad», un ciudadano de apellido Carruyo, explica el porqué de la misma, en dos artículos publicados en el diario Panorama de fechas 23 de agosto y 9 de septiembre del año 2000. Según el padre del  forjado día, las razones están de ante ojito y las menciona en sus artículos. En razón de que todos los zulianos, sepamos el por qué ahora somos miembros de la zulianidad, copio textualmente las razones; «…En el Zulia vivimos bajo la administración y gerencia de un Nuevo Tiempo encabezada por el gobernador Manuel Rosales, electo por una amplia mayoría, tenemos necesariamente, que romper con los paradigmas de conducta y procederes arraigados en los zulianos y en todos los venezolanos, únicos responsables de dilapidar las riquezas y bellezas de nuestro Estado y de nuestra Nación, por lo que debemos unir y dirigir todos nuestros esfuerzos, capacidades y procederes en función del desarrollo y crecimiento de nuestro estado Zulia, hasta hacer de los zulianos y del estado un nuevo paradigma, ejemplo digno de emular por los otros estados, la Nación y los demás países de nuestro continente». Continúa este Carruyo, «…Día en el que el Gobernador como representante principal, los alcaldes, juntas parroquiales, juntas vecinales, asociaciones de vecinos, deberán jubilosamente promocionar y organizar distintos eventos conmemorativos; como por ejemplo, convocar a todos los sectores religiosos a celebrar una misa con sus feligreses en sus distintas iglesias, con la representación de los entes gubernamentales de su jurisdicción, la realización de múltiples eventos públicos, actividades culturales, deportivas con el control organizacional y patrocinio de los entes gubernamentales, empresariales, comerciales y la participación de la sociedad misma». Además de las anteriores, profundas y sesudas, razones, los zulianos deberemos buscar «la zulianidad» en las intentonas de la autocracia marabina que desde 1870 han intentado quedarse solos con la piñata económica del Zulia. Como claramente lo exponen las periodistas Lisbeth Rosillón y Jazmín Olivares Santander: «Conscientes o inconscientemente, nos sabemos diferentes. Nos guste o no, tenemos semejanzas que nos unen a los 3 millones de habitantes de esta tierra, y también a los muchos que se han ido a vivir lejos de ella, pero que adrede o no, conservan parte de nuestro modo de ser, de eso que se ha dado en llamar ‘zulianidad’». Nos guste o no, esa semejanza es la que nos diferencia del resto de los 20 millones restantes de venezolanos. Ante todo somos zulianos, la historia —aunque no sabemos reconocerlo— nos pesa. Años de ser la República independiente nos ha dejado una identidad regional, un sentimiento de reconocimiento interno y de diferenciación identificada como etnicidad zuliana»… (Subrayado nuestro) Afortunadamente todas estas intentonas no son más que sueños, y como decía Sigmund Freud, en su libro la interpretación de los sueños: «los sueños son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos» o como decía otro de los inocentes, «No es separación, sino autonomía lo que queremos en el nuevo Zulia». Que Dios nos agarre confesados.

Efectivamente el 16 de diciembre pasado, los zulianos reivindicaron su gentilicio  votando en contra de la mentira mal llamada zulianidad.

Lo que no se, es  como se entiende  entonces; que hoy el gobierno del Zulia, en vez de ocuparse de la conmemoración del 23 de enero, como era política nacional, se regodeara en mirarse el ombligo, celebrando la semana de la zulianidad.

¿Cosas veredes,  Pancho… perdón Sancho?

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