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Presidente Guaidó, sea menos Chamberlain y más Churchill

El ascenso del nazismo preocupaba a los ingleses tanto como el tener que enfrentarlos en una guerra. Por ello, en 1938 el Primer Ministro británico Arthur Neville Chamberlain dialogó y pactó con Adolf Hitler para «asegurar» una postura del mundo libre y democrático con el Fuhrer. La historia dejó constancia del error estratégico cometido. A los 13 días del llamado «Pacto de Munich», del cual regresó Chamberlain a Inglaterra sintiéndose victorioso y abanicando un papelito en el aire mientras exclamaba: «Aquí está la paz», Hitler invadió Polonia.

Esta constatación histórica obliga a recordar la famosa cita del sucesor de Chamberlain, Winston Churchill: «Quien se humilla para evitar la guerra, se queda con la humillación y con la guerra». La frase me lleva a analizar las metáforas y lecciones que nos da la historia, las cuales podrían ser aplicadas al momento y contexto de la Venezuela actual. El paralelo es evidente.

Siendo yo radical, pero pro-democracia, entiendo el argumento democrático que se declara en forma y en fondo con una estrategia que implica no querer ser como el enemigo. Es decir, no ser autoritario y emplear la violencia como «argumento», así como no forzar el mantenimiento  de un proyecto político en contra de toda legalidad, constitucionalidad, y hasta del más mínimo sentido común y moral.

Eso dicho, considero que seguir insistiendo en «jugar ajedrez con un gorila que menea un mazo» tiene sus limitaciones y desaciertos prácticos. Las oportunidades, como la increíble dinámica creada en el país con el impulso del legítimo Presidente Encargado Juan Guaidó, no son perennes. Tienen sus tiempos y condiciones, a los cuales la dirigencia política debe responder con responsabilidad y talla históricas. Está en juego el futuro y modelo de gobierno de Venezuela en las próximas décadas, así como una gran lección para toda la humanidad.

En definitiva, estamos frente a una dualidad. Para mi, esta se manifiesta actualmente en la lucha entre el libertarismo y el autoritarismo en Venezuela, pero también a escala geopolítica en el mundo. En cada lado de esta dualidad existe un poco de su opuesto. Es como el símbolo del Ying Yang, el cual emplearé en mi arte para ilustrar mi mensaje y metáfora: Si el color blanco del símbolo representa la bondad, también es cierto que para que se pueda mantener el equilibrio debe tener un punto negro.

@GeorgeArtwell

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