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Teodoro: Tal Cual

Cuando por el ya remoto 1999 Teodoro me invitó a escribir en El Mundo donde debutaba como Director, me propuse una regla que he respetado estrictamente: escribir sólo sobre ciudad y arquitectura, los temas en los que me he formado profesionalmente. Hoy, sin embargo, las circunstancias obligan a infringir la norma autoimpuesta.

El enfermizo ensañamiento contra él y su periódico por parte de unos sedicentes revolucionarios no puede explicarse sino porque su sola presencia los pone en evidencia: una suerte de espejo que los refleja en imagen invertida. Ninguno de los integrantes de esa jauría histérica puede exhibir, ni siquiera remotamente, una sola de sus credenciales, ni en el campo del pensamiento ni en el de la acción; Tal Cual, la aventura que emprendió bordeando los 70 años cuando otros ya se retiran, es precisamente ejemplo de simbiosis entre teoría y praxis.

Quienes cobardemente lo atacan han sido incapaces de producir una sola idea, no se diga ya una idea original: basta pensar en uno de sus más encopetados exponentes, un teniente-diputado que con suerte ocupará en el futuro el mismo lugar de Nereo Pacheco, el cabo de presos de La Rotunda gomecista; con suerte porque eso fue lo que tuvo su predecesor gracias a la pluma de Pocaterra, una de sus víctimas. En cuanto a la práctica, basta ver alrededor para constatar el lamentable reguero en que han convertido a un país que tenía todo para ser la envidia de sus vecinos. En una nueva Historia universal de la infamia escrita por un Jorge Luis Borges redivivo serían los Tom Castro y Lazarus Morell del siglo XXI.

En la vida he tenido la suerte de contar con amigos de altos quilates intelectuales y ética blindada. No demasiados por supuesto, pero suficientes. Nadie es perfecto (nobody is perfect), sentenció Billy Wilder hace ya más de 50 años, pero sí con el valor moral necesario para reconocer y tratar de enmendar los humanos errores.

Entre ellos descuella Teodoro y en esta hora menguada quiero manifestarle públicamente el orgullo que siento de contarme entre sus amigos y compañeros de viaje: e volta nostra poppa nel mattino, dei remi facemmo ali al folle volo.

(Imagen Diario Tal Cual – Archivo)

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Un comentario

  1. Escrito magnífico, cuya esencia comparto, salvo por la cita no traducida del idioma italiano (que no todos entendemos):»e volta nostra poppa nel mattino, dei remi facemmo ali al folle volo.» Yo pienso que estos mediocres del régimen, que permanecen atados a las consignas y anacronismos de los 60, le cobran a Teodoro Petkoff la Honestidad de haber quemado las naves que lo ataban a la decadencia y criminalidad de la URSS, junto con quienes lo acompañaron en la fundación del MAS primigenio, ese que surgió precisamente para darle al Socialismo el imprescindible carácter DEMOCRÁTICO, al que son alérgicos estos estalinistas, ayer comandados por un megalómano, patás e inculto, hoy por un reposero, no nacido en Venezuela, y formado en La Habana, a cuyas órdenes responde servil y vergonzósamente.

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