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Un cisne tricolor y perfeccionado

La Historia es la disciplina científica que recaba, ordena, analiza y muestra el devenir de la Humanidad desde la invención de la Escritura, por lo que abarca unos 5.500 años, y todo el largo período anterior a la existencia de testimonios escritos, es la Prehistoria -que varía según los parámetros que usemos para definirla-, puede abarcar desde 7 millones a 200.000 años, según las referencias utilizadas, pero es extraordinariamente larga, comparada con el breve lapso de 55 siglos que ocupa la Historia.

Se dice que quien no conoce la Historia está condenado a repetir los errores del pasado, y por contraste, quien la conoce puede sacar provecho de esos precedentes para resolver conflictos en la actualidad. El pasado, bien interpretado, puede servir para hallar soluciones a problemas actuales, evitando incurrir en fallas como las de situaciones similares, tratando de lograr acuerdos y mecanismos parecidos a los  que solventaron conflictos tan o más graves que los que tenemos ahora.

Por circunscribirnos a Venezuela, hagamos referencia a dos sucesos que ocurrieron en nuestro pasado histórico y guardan semejanzas con la complicada situación actual. Es conveniente refrescar ese conocimiento en la minoría que lo manejó alguna vez, y ponerlo al alcance de la mayoría que no ha tenido acceso a esa información, por fallas del proceso de enseñanza-aprendizaje, o por ser parte de los  grupos hedonistas o negligentes, que no le dan importancia y consideran eso Historia antigua e inútil.

En octubre de 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau, por el cual Francia y España acuerdan dividirse el territorio de Portugal, lo que autorizaba a las tropas francesas a desplazarse por territorio español para poder invadir por tierra a Portugal. Con tropas estacionadas en muchos pueblos españoles, el emperador francés Napoleón decide sacar ventaja de esa circunstancial ocupación, aumenta su número y en 1808, traiciona a su socio y decide tomar España, desplazar a los Borbones e imponer como rey a su hermano José Bonaparte, apodado Pepe Botella. La mayoría de los españoles, que ya estaba molesta por los abusos del ejército francés mientras atravesaban España para invadir a Portugal, se rebeló contra ese adicional abuso napoleónico, amalgamados en respaldo del rey español, Fernando VII. Esa guerra duró hasta 1814, y por supuesto que -con la demora inherente a las distancias y las dificultades de comunicación entre continentes-, la información esencial llegó a las colonias en América, donde se mezclaron las posiciones ortodoxas en favor del monarca español, y la naciente tendencia por la independencia de las colonias respecto de la monarquía española, ahora usurpada por una marioneta del ambicioso y contradictorio Napoleón. En ese clima de incertidumbre y propósitos semi-coincidentes, respecto de rechazar la autoridad invasora francesa, la aristocracia colonial en cada provincia, élite ilustrada conocedora de las ideas independentistas, lideró el movimiento que en primera instancia rechazaba la ilegítima pretensión bonapartista, y sostenía su apoyo al rey español Fernando VII. El 19 de abril se organizó una reunión en el Cabildo de Caracas, con numerosa participación de miembros de las fuerzas vivas de la sociedad caraqueña, civiles, militares, eclesiásticas y pueblo llano, que ante la usurpación napoleónica en España propusieron la creación de una Junta Suprema de repudio al títere francés y en apoyo al monarca español, invitando al Capitán General Vicente Emparan, máxima autoridad y representante del rey, a formar parte de esa Junta. Sucedieron frente al Cabildo los confusos hechos que atribuyen a Emparan el haber solicitado se mantuviera incólume su autoridad, la presunta manipulación del cura Madariaga haciendo señas a la multitud para que rechazara la propuesta de Emparan, y la supuesta frase que este expresó “Pues yo tampoco quiero mando”, lo cual condujo a que esa Junta de Gobierno fuese integrada exclusivamente por personas sin vínculos directos de subalternidad respecto de la depuesta monarquía española, a la que en teoría defendían en contra de la maniobra napoleónica. Emparan renunció y regresó a España, la Junta se hizo cargo en Caracas, surgieron en otras provincias movimientos y Juntas similares, lo que preparó el terreno para la definitiva Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811.

Además de las dimensiones de los conjuntos sociales que produjeron esos graduales cambios, muy  importante es su representatividad en base a la diversidad que los integraba, y su legalidad, derivada del caos que la invasión napoleónica generó en el territorio español y la máxima arbitrariedad de imponer una marioneta en el trono, apoyado en el capricho personal de Bonaparte, contrario al sentir de la mayoría de los españoles (situación trasladada a las colonias de España en América), donde de facto hubo rechazo al rey marioneta, que gradualmente se radicalizó hasta declarar la Independencia total de las colonias.

El 23 de enero de 1958 terminó de derrumbarse la anterior dictadura militar, iniciada en noviembre de 1948, cuando derrocan a Rómulo Gallegos, primer presidente surgido de elecciones directas, en las que participaron todos los hombres y mujeres mayores de 18 años (hasta entonces eran indirectas, decidían solamente los miembros del Congreso Nacional, una obvia minoría). Pero el 23 de enero señala apenas el último día de un proceso, lento y difícil, iniciado cuando los militares derrocaron  a Medina Angarita. Poco más de doce años duró aquella secta militar (que a su vez desplazó a la tradicional Nomenklatura militar, formada en el largo período que ocupó el Gomecismo -1907 1935-, y mantuvo su autoridad y privilegios durante la transición, con López Contreras y Medina Angarita -1936 1945-). En el lapso de octubre 45 a noviembre 48, fueron discretos aliados de AD, aprovecharon la aparentemente súbita locura de Diógenes Escalante, el candidato del consenso entre el bando medinista y los emergentes partidos políticos, pero una vez desatada la crisis por “las camisas extraviadas de Diógenes”, y dada la falta de consenso para el candidato suplente Ángel Biaggini, la secta militar -aliada con AD- dio el golpe y asumió bajo perfil, mientras abarcaba espacios y ganaba adeptos para asumir el poder sin el estorbo de los civiles, quienes en esos dos años elaboraron una nueva Constitución, iniciaron la formal politización del pueblo (hasta entonces mirón de palo o carne de cañón, en beneficio de los poderosos, que se turnaban en el poder mediante elecciones indirectas o lo tomaban mediante Montoneras), y promovieron la incorporación de la mayoría en actividades partidistas y gremiales, elecciones directas, y aquello sentó el precedente para la adopción del sistema democrático, en efímero ensayo que -sin embargo- dejó plantada la semilla.

El golpe exclusivamente militar contra Gallegos, pone en el poder a una Junta presidida por Carlos Delgado Gómez (aunque él mantuvo los dos apellidos de su padre Román Delgado Chalbaud, de alcurnia social y fama política). Era Ingeniero y Capitán asimilado, participó en agosto de 1929 en la invasión del Falke, liderada por su padre (muerto en ese episodio contra la dictadura gomecista), fue Ministro de la Defensa con Betancourt gobernando del 45 al 48, y Gallegos lo mantuvo en el cargo. El  13 de noviembre de 1950 lo secuestra un grupo cuyo jefe Rafael Simón Urbina, reclamaba la  devolución de bienes que le incautaron tras un juicio por peculado. Un tiro, aparentemente accidental, mató a Delgado, Urbina fue luego detenido por la Seguridad Nacional, murió en el traslado policial. Pérez Jiménez y Llovera Páez, escogieron para llenar ese vacío al civil Germán Suárez Flamerich, títere servicial y conveniente, para contrarrestar los rumores de la autoría intelectual de Marcos Pérez en el secuestro y muerte de Delgado (quien se inclinaba por prontas elecciones y un gobierno de civiles).

En noviembre de 1952 se organizó la elección de una Asamblea Constituyente (para redactar una nueva Constitución y elegir nuevo presidente), URD y COPEI participaron, AD y el PCV estaban proscritos, y llamaron a la abstención, pero a última hora decidieron votar por los candidatos de URD, que ganó, con el FEI partido perezjimenista en 2º lugar y COPEI 3º. Pérez Jiménez dio un zarpazo, impidió la información veraz, envió al exilio a los líderes de URD, y cambió los resultados, con él victorioso, y el 2 de diciembre como efeméride de su triunfo. Por supuesto que fue “electo” presidente por una asamblea integrada en su mayoría por incondicionales suyos, mediante aquel vulgar y evidente fraude. Con los demás partidos inhabilitados, sus dirigentes primordiales fuera del país, la política en un  embudo donde los militares decidían quiénes estaban autorizados a participar, los demócratas debieron  combatir la dictadura desde la clandestinidad o el exilio. La represión y la censura arreciaron, mientras el gordito de Michelena se montaba de primero en la tendencia desarrollista. Como emulando la reconstrucción de la postguerra en Europa y Japón, el régimen perezjimenista fue pionero en la fiebre desarrollista que produjo sorprendentes aumentos en la infraestructura que, a la par de multiplicar construcciones de carreteras, autopistas, complejos arquitectónicos monumentales, permitía desviar parte del dinero en discreto pero goloso peculado. Pero tras esa fachada de progreso crecía el descontento sociopolítico por la falta de libertades, en un país sometido a una disciplina cuartelaría, donde involuntariamente todos eran parte de una dinámica militarizada, coronada por un Desfile anual para conmemorar a la patria, que en realidad era para adular a los cabecillas del prepotente despotismo con charreteras.

Para 1957 se organiza en la clandestinidad la Junta Patriótica, con representantes de los principales partidos políticos opuestos al yugo militar, la presidía Fabricio Ojeda por URD, con Enrique Aristeguieta Gramko por COPEI y Simón Sáez Mérida por AD. Fueron coordinando estrategias con los otros sectores de la sociedad; estudiantes y profesionales, obreros y empleados, empresarios, buscando la Unidad de los factores democráticos para fortalecer la lucha contra la tiranía, que en diciembre perpetró otro fraude electoral para reelegir a Pérez Jiménez. El descontento había permeado parte de las FFAA, el 1º de enero del 58 se alza con Hugo Trejo un grupo de la Aviación militar, no se sumaron otras fuerzas, pero ese movimiento fue la primera pieza que gradualmente produciría el devastador efecto dominó que sumó las protestas estudiantiles en liceos y universidades a partir del 7, en las iglesias incorporaban a los sermones las significativas referencias al propósito de liberar a Venezuela. Vallenilla Lanz y Pedro Estrada se van del país, el régimen va evidentemente perdiendo apoyos esenciales, hasta que Llovera Páez le dice a Tarugo “Vámonos compadre, porque pescuezo no retoña”, y la cúpula abandona el poder. Una Junta cívico-militar asume la conducción del país, con el Contraalmirante Wolfgang Larrazábal en la presidencia, y en aquel ambiente caótico se meten de contrabando en la Junta dos militares, Casanova y Romero Villate, tratando de mantener una cuota de poder para la Nomenklatura desalojada, pero fueron identificados por el pueblo y expulsados. 1958 fue un año de transición difícil, culminó eligiendo en libérrimos comicios a Rómulo Betancourt de AD, quien asumiría la presidencia en febrero del 59.

Quien esté medianamente familiarizado con lo ocurrido en Venezuela desde el 2 de febrero de 1999 hasta hoy, habrá visto las obvias similaridades en lo esencial de los trayectos históricos a que hemos hecho referencia, la génesis independentista respecto del imperio español, de inicios del siglo 19, y el proceso para erradicar la anterior dictadura militar, a mediados del siglo 20, teniendo ambos una combinación de elementos cuyo común denominador es, la renuencia a dejar el poder aunque la mayoría rechace a quienes lo ejercen, y el tenaz y paciente compromiso de esa mayoría para -mediante la Unidad y una Estrategia idónea y ceñida al Derecho fundamental de cada pueblo a la Libertad-, derrotar y desplazar a quienes tercamente insisten en mantenerse en el poder, sostenidos por las armas (sea un imperio de dimensión multicontinental, sea un régimen militar a escala nacional), en oposición a la Razón de la mayoría. No es difícil extrapolar en base a los términos que describen los eventos en cada momento histórico, hacer inevitables asociaciones; Cabildo, imperio, Francia, España, Napoleón, Pepe Botella, rey impuesto, usurpación, marioneta, legitimidad, secta militar, invasión, mayoría-minoría, fraude, asamblea de incondicionales, información veraz, censura, Seguridad Nacional, represión, desviar dinero, militarización, patrioterismo, transición. Basta agregar algunos términos para describir la actual situación. Intercalar, donde calzan como anillo al dedo, los términos: Cuba, sucesor impuesto, SEBIN, CNE, CONATEL, y para actualizar, añadir otros que no se manejaban entre 1810 y 1958, son de reciente aparición, como: Delitos de Lesa Humanidad, Estatuto de Roma, Derechos Humanos, Corte Penal Internacional, Narcotráfico, Blanqueo de capitales, Complicidad con organizaciones terroristas.

Cisne Negro es el evento inesperado que modifica totalmente una situación que lucía estancada. En Venezuela surgió un Cisne Tricolor al que respalda la mayoría de los venezolanos y la comunidad internacional, y producirá el fin de una dictadura y el nacimiento de una Democracia perfeccionada.

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