Sin categoría

Muamar Kadafi, un Coronel con Petrodólares

Nació y se crió en el interior de su país, Libia, en una familia de modestos recursos. Desde joven fue un convencido nacionalista y revolucionario. Ingresó a la academia militar de su país y, desde el primer momento, conspiró con compañeros de su promoción. Llegado al poder, asumió el mando supremo. Asumió el título de “Hermano Líder de la Revolución”. Cambió el nombre de su país por el de “Gran Jamaharija Arabe Socialista Popular de Libia” Desarrolló un modelo propio de socialismo islámico, explicado en su “Libro Verde”, basado en “consejos populares” y comunas. Nacionalizó las empresas grandes, permitiendo la propiedad privada solo de empresas menores. Aunque “Jamaharija” significa algo así como “gobierno por las masas” y Kadafi no desempeña en ella ningún cargo formal, en la práctica su palabra, es la ley. Manda desde hace cuarenta años. Es aficionado a utilizar atuendos fantasiosos. Cuando se desplaza, lo acompaña una escolta de más de cincuenta vehículos.

La considerable renta petrolera de su país ha sido utilizada por él, en parte, para desarrollar programas asistenciales y una educación basada estrictamente en sus ideas de socialismo islámico. Una parte considerable de la renta, sin embargo, ha sido utilizada en la compra y producción de armas , en promover el socialismo musulmán fuera de sus fronteras, y en donaciones y subsidios a diversos países africanos que aspira a liderar.

En febrero de este año, Kadafi fue elegido presidente de la Unión Africana por un año. En marzo, después de un cruce de palabras con el Rey de Arabia Saudita, Kadafi abandonó indignado la Cumbre Árabe que se desarrollaba en aquel país, proclamando: “soy un líder internacional, decano de los gobernantes árabes, rey de reyes de África e Imam de los musulmanes”.

Kadafi, sin embargo, no se limita a desplantes y excentricidades. Su llegada al poder fue resultado de un golpe de Estado dirigido por él contra el rey Idriss, primer monarca de una dinastía instalada por los británicos, después de la Segunda Guerra Mundial.

En un primer momento Kadafi, uno de los pocos oficiales libios que había seguido cursos en Gran Bretaña, fue visto por la opinión interna e internacional como una esperanza para la modernización y desarrollo de su país. Se esperaba que daría una utilización más racional a la ya considerable y creciente renta petrolera, que hasta entonces solo había servido para enriquecer a la clase gobernante.

Poco duraron esas ilusiones. Todo intento de oposición fue desde el comienzo suprimido con mano férrea. En sus primeros años de gobierno sus servicios secretos organizaron el asesinato de opositores en el exilio. Por reclamaciones territoriales hizo la Guerra contra el Chad. Subsidió movimientos subversivos, guerrilleros y revolucionarios en el mundo entero. Se atribuye a sus servicios secretos responsabilidad directa en un gran número de actos terroristas, entre ellos algunas de las actividades de Ilich Ramírez, llamado el Chacal, la voladura de una discoteca en Alemania y la voladura de un avión de pasajeros en Lockerby. La muerte de soldados americanos en la discoteca alemana y sus pretensions de soberanía exclusiva sobre el Golfo de Sirte lo llevaron a una confrontación directa con los Estados Unidos, con los que ya estaba enemistado por su activismo contra Israel y su estrecha colaboración con la Unión Soviética. El Presidente Reagan dispuso un ataque aéreo contra varios objetivos en Libia, entre ellos la residencia donde se le suponía estar. Kadafi salvó la vida, pero en el ataque falleció su hija adoptiva de cuatro años. Estados Unidos impuso a Libia severas sanciones económicas.

A comienzos del nuevo siglo la actuación internacional de Kadafi dió un giro de ciento ochenta grados. Entregó a los miembros de sus servicios secretos acusados de complicidad en la voladura del avión en Lockerby para ser juzgados por jueces escoceses en La Haya. Condenados los agentes, pagó a las familias de las víctimas indemnizaciones que sumaron millardos de dólares. Procedió a destruir, bajo supervisión internacional, sus armas biológicas y químicas. Esta nueva actitud condujo a una reconciliación con los Estados Unidos, que eliminó las sanciones en su contra, y cuyas empresas petroleras han sido readmitidas a explotar los recursos petroleros libios.

Libia es un egregio ejemplo de la paradoja de la riqueza petrolera en un país subdesarrollado: por una parte, crea la oportunidad de desarrollar el país. Por la otra, sin embargo, da a los gobernantes directamente una inmensa renta que no depende de los impuestos a la industria, a la producción agraria o a la actividad comercial y financiera . Los dirigentes de la actividad económica productiva pierden el poder de influenciar las decisiones del Estado. La sed de petróleo de los países desarrollados asegura la colocación del producto en el exterior y el correspondiente flujo de divisas, sin necesidad de negociar acuerdos comerciales ni de temer sanciones económicas. Disponiendo de una gran renta petrolera, un gobierno autoritario puede mantenerse indefinidamente mientras mantenga armados y contentos a sus fuerzas militares y a sus servicios secretos.

Kadafi es un claro ejemplo de las consecuencias a que puede conducir la riqueza petrolera, en manos de un líder carismático, autoritario y narcisista.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba