Opinión Nacional

Saqueos

Caracas, 01/03/1989. Veinte días después de haber asumido el poder, el presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, ordenó la suspensión de las garantías constitucionales y el toque de queda, cuyo horario fue establecido de seis de la mañana a seis de la tarde por las Fuerzas Armadas para controlar la violencia desatada por las medidas económicas, que ocasionaron en la jornada de ayer decenas de muertos tras 48 horas de vandalismo y pillaje. Los heridos se cuentan por centenares, así como los comercios saqueados. Con la suspensión de las garantías se suprime indefinidamente la libertad de expresión, el derecho de reunión y la libre circulación durante el toque de queda.

Esta noticia hace revivir aquellos convulsos días en que los vecinos se lanzaron a la calle para protestar por el aumento de la gasolina y el transporte público. Los saqueos fueron expresión espontánea del descontento ante el alto costo de la vida. Recientemente el gobernador de Sucre, Ramón Martínez, advirtió que la gran subida de precios coloca al país en una etapa «insurreccional», y por consecuencia produjo saqueos en varias ciudades y escasez de alimentos de consumo masivo. Martínez aseguró que esta situación violenta se ha producido en comercios de Puerto La Cruz y Barcelona, en el estado de Anzoátegui, y en Cumanacoa, en el estado de Sucre, por lo que advirtió a la población que «hay que tener mucho cuidado».

Mortifica ver en el escenario la presencia de elementos que parecen vaticinar que esos esporádicos saqueos pudiesen ahora convertirse en parte de una estrategia política gubernamental, que persigue bajar una línea partidista para propiciar el caos a través de grupos motivadores de saqueos selectivos en las principales ciudades del país; pero sobre todo en aquellas donde triunfo el NO.

Los anaqueles registran una ausencia o escasez de productos del 50%, la inflación en Enero ronda el 5% y viene de cerrar en Diciembre en 22,5%, El gobierno (Pdval) compra con desespero a EE.UU. la mayor cantidad de alimentos y oferta una bolsa con comida por 20 Bs. F como respuesta al déficit. Las colas son monstruosas, puñetazos y plomazos salen a relucir en los despelotes que se forman a las puertas de los supermercados cuando alguien grita ¡Hay leche! O cuando el gobierno dice que determinado negocio esta acaparando el pollo, la carne, los huevos, el azúcar, el papel toilet o las toallas sanitarias. Da tristeza ver a mis vecinos mal acostumbrarse a esas sendas colas y a ese solazo que irrespetan las canas y la dignidad de mi gente.

Creo acertar al decir que la mayoría de la gente humilde en nuestros barrios es ajena a esa tentación del saqueo, y hacen coro para rechazar la idea de un gran caos que pueda producir muchos presos, heridos y hasta muertos. Los aspirantes o militantes de partidos deben cerrar filas para enfrentar a estos insanos mentales que disfrutan con la confrontación y el derrame de sangre en nuestras calles.

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