Seguridad aérea
Hoy se vence el plazo que estableció el gobierno venezolano para resolver las diferencias existentes alrededor de la calificación que la FAA (por sus siglas en inglés) le otorga a Venezuela.
Hace unos años y causado por el deplorable estado de abandono que sufrían los aeropuertos nacionales, el ente regulador americano colocó a nuestro país en la categoría dos de su clasificación.
Entendemos que el gobierno, desde entonces, ha dedicado recursos muy importantes para poner al día los sistemas de ayudas y la técnica disponible para hacer que el tráfico aéreo se realice en las mejores condiciones de seguridad.
Ojalá que se hayan rebasado los baremos establecidos por el organismo regulador.
Mas la seguridad aérea tiene otro ingrediente que escapa al ámbito de las actividades directas de la nación.
Estas situaciones son las que provienen del magnífico estado de mantenimiento que deben lucir los equipos volantes propiedad de las empresas aéreas.
Mantener un equipo, léase: un avión, es una labor que requiere de mucho trabajo y atención.
Existen partes que deben evaluarse antes de cada viaje. Hay otras que requieren de una revisión por cada cien horas de vuelo, otras que deben ser sometidas a inspección rigurosa con plazos mayores y algunas, como los motores, que tienen una vida útil inferior al cuerpo del avión.
Tener la certeza de que esas prescripciones se cumplen sí es una obligación del Estado. En su cumplimiento o no, está en riesgo la vida de los usuarios.
Otro capítulo que también debe de aparecer en la agenda de las reuniones entre Venezuela y la FAA es la relativa al entrenamiento que deben recibir todos los miembros del personal de una línea aérea, especialmente aquellas personas responsables de la operación directa del avión.
Tener una licencia supone que el licenciado tiene las aptitudes necesarias y los conocimientos mínimos adecuados para llevar adelante esa operación, pero la actualización de esos conocimientos y la experticia necesaria para atender los procedimientos de una emergencia requieren de una supervisión que no siempre se realiza.
Nuevamente, estamos en un área de la operación de las empresas aéreas que es responsabilidad de estas, más el Estado venezolano tiene que tener la supervisión adecuada para garantizarle al usuario que su vehículo está operado por un personal que tiene la actualización técnica necesaria para lograr un desempeño exitoso.
Desconocemos, al momento de escribir estas líneas, adonde han llegado las conversaciones entre Venezuela y la FAA, pero estamos seguros que el objetivo primordial es el de lograr que las operaciones aéreas comerciales que parten y llegan a Venezuela, y las de todos los vuelos nacionales, se realicen dentro de las normas de seguridad necesarias para garantizarle a los pasajeros un viaje seguro.
No quisiéramos concluir sin anotar que existen otros rubros donde la supervisión del Estado es necesaria para que el usuario encuentre la relación adecuada entre lo que invierte en un pasaje y el servicio que recibe. Estos están relacionados con la calidad de la atención, la puntualidad y los servicios conexos como la atención del equipaje y otros, pero eso es harina de otro costal.
