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Francisco «Pacho» Márquez revela en carta que lo obligaron a irse de Venezuela

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Márquez en su primera carta desde el exilio forzado reveló que luego de salir de la cárcel solo le dio tiempo de despedirse de sus abuelos

El dirigente de Voluntad Popular, Francisco «Pacho» Márquez, reveló que fue obligado este martes a abandonar el país a cambio de su libertad, luego de pasar 121 días preso en la cárcel 26 de Julio de San Juan de los Morros.

Pacho, como le conocen, escribió una carta pública titulada: «Carta que le dejo a Venezuela». En la misiva denuncia que fue obligado a irse y que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional «no me dio la libertad, sino un exilio forzado. Seguir en Venezuela implicaba arriesgar mi seguridad física y libertad. Los esfuerzos diplomáticos para mi salida del Sebin no podían garantizar mi libertad si seguía con mis actividades de servidor público y activista político».

A su juicio, la mayor prueba de que su seguridad ni libertad estaban garantizada es que este martes encarcelaron a su compañero de partido Voluntad Popular, José Vicente García, «quien fue secuestrado por el Sebin como ha ocurrido con tantos de nuestros compañeros». 

Márquez, en su primera carta desde el exilio forzado, reveló que luego de salir de la cárcel solo le dio tiempo de despedirse de sus abuelos, sin saber si los iba a volver a ver por sus avanzadas edades.

Tanto Márquez como Gabriel San Miguel “Gabo”, también activista de la tolda naranja, habían sido detenidos en el estado Cojedes, cuando se dirigían a Portuguesa como voluntarios de la Unidad para apoyar el proceso de recolección de firmas para el Revocatorio.

San Miguel fue liberado en octubre y también se encuentra fuera del país, pues al salir de la cárcel viajó hacia España.

A continuación el texto completo de la carta de Francisco Márquez desde su exilio:

Carta que le dejo a Venezuela

Este 18 de octubre me tocó ver los ojos azules hermosos de mi abuela y despedirme. Despedirme sin saber si la iba a poder ver otra vez, sin haber visto mis amigos , o la mayoría de mis familiares, ni a mis hermanos de lucha de partido y de la unidad. Mi salida del SEBIN no me dio la libertad sino un exilio forzado. Seguir en Venezuela implicaba arriesgar mi seguridad física y libertad. Los esfuerzos diplomáticos para mi salida del SEBIN no podían garantizar mi libertad si seguía con mis actividades de servidor público y activista política. Para mayor prueba , el mismo día que me tocó salir del país encarcelaron a nuestro hermano de Voluntad Popular José Vicente García por luchar por su país. Fue secuestrado por el SEBIN como ha ocurrido con tantos de nuestros compañeros.

Al salir no podía sino pensar en todos los que seguían dentro de esas celdas. Mis compañeros perseguidos, presos y en el exilio. Me vino a la mente las injusticias que viví en carne propia y a las que fui testigo. Nunca me dejó de asombrar que lo que vivimos Gabo y yo en nuestro injusto encarcelamiento es un grano de arena en un desierto de miseria que azota diariamente a nuestro pueblo. No hay forma de medir el daño hecho por este sistema desgastado y autoritario.

Tuve la experiencia de estar preso en cuatro centros de reclusión, 7 celdas y tres organismos competentes diferentes. Conviví con presos comunes, presos políticos, personas inocentes y otras culpables.

En la cárcel vi lo mejor y lo peor del ser humano. Vi como otros presos compartían lo poco que tenían para que viviera con mas dignidad. Vi los actos de valentía diario para mantenerse fuerte frente a los abusos y tratos denigrantes . Presencié torturas y tratos inhumanos . Pero sobre todo vi a un aparato de Justicia destruido por su parcialidad política y corrupción. La extorsión y el abuso era el pan de cada día. Quizás subrayó lo que ya tantos sabemos, en Venezuela la justicia también escasea. Quiero compartir con este y futuros testimonios lo que significa vivir atrapado en este sistema de injusticia venezolana. Hoy más que nunca quiero seguir sirviendo a Venezuela. A veces nos preguntamos que hacer ante tanta injusticia, pero la respuesta a veces es más sencilla de lo que parece. Reside en recordar que el bien siempre triunfa sobre el mal, que cuando el clamor de un pueblo es tan estruendoso que traspasa toda frontera social , geográfica y partidista no hay despotismo que aguante. Este octubre tenemos una oportunidad única de activar el referéndum revocatorio. Es un momento de actuar desde nuestras convicciones de que el cambio en Venezuela no es algo opcional sino una necesidad que sacude el alma de nuestra nación. Desde donde esté cuenten conmigo para aportar mi grano de arena a Venezuela.

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