Crónica de guerra: Los perros andan sueltos
Este lunes, mientras los cancilleres americanos se reunían en asamblea en la OEA, en Caracas el régimen desplegaba en vivo y en directo el supuesto “control” que tiene sobre el país.
Ni los cancilleres se pusieron de acuerdo, ni el gobierno tuvo control sobre las fuerzas represivas.
En el distribuidor de la autopista en Altamira en Caracas, un valiente guardia nacional disparó a quemarropa en contra de los jóvenes que resistían desarmados la embestida represiva. Los testigos señalaron que se oyeron 10 detonaciones.
En el lugar quedó el cuerpo del joven Fabián Urbina, de tan solo 17 años. Luego se reportarían otros 7 heridos de bala.
La eficiencia es asombrosa. Sobre todo cuando se considera que estamos ante un gobierno que es incapaz de alimentar a la población, dotarla de medicamentos y asegurarle su seguridad.
Néstor Reverol, ministro de Relaciones Interiores, presumió se habría tratado del “uso indebido y desproporcionado de la fuerza”.
Esta declaración del ministro, que evidencia el trato burocrático de quien está acostumbrado a enviar memorandos, olvidó que se trata de la vida de un joven. El punto, por el contrario, es el cobarde asesinato de un muchacho por la acción criminal de efectivos que ha comandado y que, en las actuales circunstancias, están también bajo su coordinación.
Está demás decir, luego de casi 80 asesinatos por la represión, que nadie espera que tenga un poco de honor en su divisa y renuncie. Lo que seguramente haría un hombre decente y de buena familia.
Definitivamente, los perros andan sueltos.