Opinión Nacional

Revolución a la venezolana

Desde que se habló de la revolución socialista del siglo xxi mucha gente ha investigado qué significará ésto, ya que en ninguna parte está definido como tal. En la búsqueda de un significado nos hemos encontrado con cantidad de definiciones, puntos de vista, criterios, desacuerdos, críticas a favor y en contra. Pues bien. Se nos ha ocurrido dejar en blanco y negro algunas consideraciones para que se haga un ejercicio mental y de éste se pueda aclarar lo que en verdad hemos visto como la revolución del siglo xxi.

Primero definimos lo que se entiende por revolución: Revolución se entiende como el cambio total de lo que hasta ahora se ha creído es lo correcto. Podría estar en la política, en lo económico, en lo tecnológico, en lo social, en lo cultural, en lo religioso,  en lo militar, o en todos,  la cual trae consecuencias trascendentales. Los  cambios deben ser rápidos con rompimiento de las estructuras establecidas . De lo contrario pareciera que lo que se quiere es un proceso de cambio evolutivo, sin mayores repercusiones a corto plazo.

Al querer hacer una revolución en cualquier campo conocido, lo primero que se le ocurre a alguien es que los cambios serán para logros avanzados, optimización de los procesos,  maximización de la justicia en todos sus aspectos, mejoramientos en las condiciones de vida de la sociedad como un todo, crear mayores oportunidades para todos,  y  paremos de contar porque las mejoras son infinitas.

Ahora nos encontramos con que existe una revolución que quiere cubrir todos los ámbitos del quehacer del hombre sin dejar uno marginado y olvidado. Este pareciera que es el caso Venezuela.

En un artículo sobre la revolución, del ingles Alan Woods, “ Mi encuentro con Hugo Chávez” el dice: “En un discurso tras otro en Venezuela -incluidas varias entrevistas en televisión- me preguntaron mi opinión sobre la revolución venezolana y respondí en el siguiente sentido: “Vuestra revolución es una inspiración para los trabajadores de todo el mundo; habéis conseguido milagros; sin embargo, la fuerza motriz de la revolución es la clase obrera y las masas, ahí está el secreto de su triunfo futuro. La revolución no ha terminado aún y no terminará hasta que destruya el poder económico de los banqueros y los capitalistas. Para conseguirlo, las masas deben armarse y organizar comités de acción en cada uno de los niveles. Los trabajadores deben tener sus propias organizaciones independientes y deben construir la Tendencia Marxista Revolucionaria”.

Este pensamiento sobre la revolución a la venezolana deje una puerta abierta para que por allí podamos ver como sería el fin de esta lucha hacia la búsqueda de cambios radicales.  Así parece que van las cosas; “la destrucción y no la construcción”. Sin embargo, el corazón en donde nace la revolución, en el mero centro del estamento del gobierno, allí la revolución pareciera que se ha dormido en el sueño de la desesperanza. Allí es en donde debe empezar la gran revolución, en su mero corazón.

Los artífices del pensamiento revolucionario socialista del siglo xxi están convencidos que todo se debe hacer afuera, en donde los malos viven y son los causantes del caos que vive la república, según los revolucionarios: la culpa y males son de otros.

Algunos casos:

* Se debe destruir el parque industrial y sustituirlo por la industria foránea que no grita, no se queja, ni lucha por sus derechos, permite la corrupción y es sumisa a la chequera del comprador, además de no participar en golpes de estado ni conspiraciones.

 * Las tierras deben ser propiedad del estado porque así lo dicta la revolución aunque esto signifique la minimización real de la producción agrícola. La gente que tenía propiedades productivas se debe quedar sin nada ya que son unos explotadores a gran escala. 

* Para que las cosas sean revolucionarias se ha ignorado el nivel creciente de la corrupción en el gobierno y de allí se  permean  a la empresa privada. Así se logra encarecer cuanto haga la gente del gobierno, ya que parte del costo debe tener la mordida y que mordisco.

* La guerra en contra del imperio está declarada debido a que éste tenía al país saqueado. Sin embargo seguimos siendo socios del imperio porque de allí la revolución se suple hasta de la diversión que le brinda el imperio: parques de recreación, vestidos, comida, hoteles lujosos, casa, bancos para sus depósitos del dinero ganado con el sudor de otros. 

* Echarle la culpa a otros por las ineficiencias e incapacidades del personal del gobierno: La falta de talento que pulula en el estamento gubernamental. Ya no tienen a la cuarta república para que salga a relucir como el principal destructor de la nación, siguiéndole de cerca, el imperio.

* La utilización de los dineros de los venezolanos para la adquisición de gran cantidad de armamento, justificada la compra por la invasión al país, que el imperio ha diseñado y deberá ser pronto. Mientras en  los hospitales del país el deterioro es gigantesco y los médicos están buscando nuevos horizontes en donde reconozcan sus conocimientos, mientras los colegios de la república están  en estado de abandono y las carreteras olvidadas, los recursos se van para la supuesta  guerra.

* Por último tenemos la inseguridad ciudadana. Se ha llegado a que la sociedad no tenga la vida seguro ni diurna ni  nocturna que acostumbraba en años pasados y todo debido a la ola de atracos que sufre la ciudadanía, día a día. No hay una policía eficiente, ni una política de estado para minimizar la delincuencia con una profunda labor social a todos los niveles.

Una  revolución debe ser lo contrario a lo antes expuesto.  Lo primero que hay que atacar para que exista un cambio radical en el menor tiempo, es  el propio gobierno. Debe ser trascendental o no es revolución.  

– Los poderes deben ser depurados y limpiados con detergente y ácido muriático para así quedar pulcros. Para la limpieza se deben traer los mejores hombres, con honradez probada, para que ayuden a darle brillo a los poderes: ejecutivo, judicial, legislativo, electoral, moral.  Este es un paso revolucionario de magnitud gigantesca. Si se lograra, sería recordado eternamente.

-La revolución no es copiar modelos que se han probado ineficientes, sin oportunidades de ser grandes en el tiempo. El modelo revolucionario debe nacer de un proyecto de país hacia estados superiores de nación:

– Educación de primer orden, empezando por el maternal hasta la preparación de técnicos, peritos, profesionales. – Oportunidades para todos los ciudadanos. – Creación de fuentes de trabajo en las áreas con ventajas competitivas. – Justicia con justicia de verdad. – Política de estado en lo relativo a seguridad ciudadana. – Creación de la libre empresa, con los correctivos y fiscalización indispensable para que caminen por los senderos trazados por las políticas de estado relativas a estas áreas del quehacer del hombre. – Políticas económicas que encaminen al país hacia una economía sana, diversificada, con acento en las áreas  en donde se tengan ventajas competitivas: petróleo, petroquímica, minería, agricultura, pesquera, turismo, metalmecánica, entre otras.

– Verdadera gerencia de salud a nivel nacional, en donde se habiliten grandes hospitales, con los servicios requeridos por los venezolanos que deben ser atendidos por venezolanos. –  Respeto a los ciudadanos sin importar nivel social, raza, credo ni ideología política.  – Cuidar los dineros públicos para que las inversiones tengan verdadera utilidad a través de una lucha abierta en contra del enriquecimiento ilícito.

Al ver los cambios revolucionarios y poder disfrutar de ellos la gente se volcará hacia los que hicieron esos cambios y serán recordados por siempre. Cambios estos que aporten a la ciudadanía ganas de vivir, orgullo de tener un gobierno de primera. Lo contrario es el caos, el descontento, la traición, la corrupción, la mentira, el engaño, el deterioro de todo.

Para concluir, en Venezuela se vive un proceso de cambio involutivo, hacia estados de menor avance social, deterioro del parque industrial, enemistad creciente con los medios productivos nacionales, incompatibilidad con los medios de comunicación social produciendo la  auto censura, y un irrespeto al ciudadano al tratarlo como si éste fuera un objeto de la supuesta revolución. La revolución se quedó en el tintero de los revolucionarios.

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